Maclovio Gaxiola López
Una vida que fue ejemplar por su entera dedicación a la obra de Dios, por el acendrado amor a la Iglesia y por el impetuoso deseo de verla prosperar en todos los sentidos.
Maclovio Gaxiola López, es el nombre de este hombre sencillo, cristiano, ministro que dedicó la mayor parte de su vida al servicio de la obra de Dios, que el día 12 de enero del año de 1971, sólo dos días después de haber cumplido 58 años, fue llamado a la presencia de su Señor, precisamente en el mismo pueblo que lo había visto nacer: Guamúchil, Sinaloa. Nació el 10 de enero de 1913. Sus padres Miguel Gaxiola Montoya y Cenobia López Armenta tuvieron que esmerarse en sus cuidados para con él, debido a que nació delicado de salud. El hermano Maclovio tuvo la dicha de contar con cuarenta hermanos, la mayor parte de ellos se entregaron al Señor. Él fue el noveno hijo del tercer matrimonio de su padre. Contrajo matrimonio con la señorita Micaela Suárez López el 27 de mayo de 1930; tuvieron ocho hijos: Roberto, Eliseo, Eliú, Hogla Rita, Rubén, Orfa Lidia, Maclovio y Rosalva.
A contuacion se menciona algunos datos más que nos ayudarán a evaluar mejor al hombre y a comprender lo que significó su aportación al desarrollo de la Iglesia Apostólica en México.
La parte del Pacífico de México, en particular los Estados de Sonora, Sinaloa y Nayarit, fueron notablemente descuidados por la mayoría de las iglesias evangélicas de México. En parte esto se debió a un hecho muy significativo que comienza a partir de 1914. En este año se reunieron en la ciudad de Cincinnati, Ohio, en los Estados Unidos, representantes y misioneros de la mayoría de las iglesias evangélicas extranjeras que en aquel entonces realizaban obra misionera en México. Estas personas creían de todo corazón que la división del protestantismo en tantas sectas era un “escándalo” y que debían hacer algo para remediar la situación en México. Como consecuencia de ello surgió el famoso (y para algunos, nocivo) “Plan de Cincinnati”, que dividió la República Mexicana en zonas que les fueron asignadas a iglesias diferentes. Así los estados del Pacífico, incluyendo a Jalisco, pasaron al territorio de la Iglesia Cristiana Congregacional. Esta iglesia iniciaba entonces un período de descenso que la hace actualmente una de las más minúsculas del país, pues el número total de miembros no pasa de 600, no obstante que, a principios del siglo era una de las iglesias más pujantes y tenía una comunidad de cerca de 5,000 miembros. La zona del Pacifico no fue atendida debidamente por los congregacionales, sus iglesias disminuyeron en número y miembros y no se cosecharon los millares de almas que vivían en una zona de por sí predispuesta a la aceptación del evangelio. No todas las iglesias evangélicas habían firmado el Plan de Cincinnati, entre ellas los bautistas y los adventistas del Séptimo Día. Ministros de estas dos iglesias trabajaron en varios lugares de la zona, así como metodistas libres.
Había en Guamúchil, Sinaloa, un patriarca de profundo arraigo en el propio estado, don Miguel Gaxiola Montoya, descendiente de vascos que se habían establecido en el estado desde 1752. Don Miguel se distinguió, entre otras cosas, por sus ideas liberales, su tolerancia y el gran número de hijos que engendró pues en tres matrimonios completó un total de cuarenta y uno. En 1908 uno de sus hijos, Fulgencio, que se había convertido en la Iglesia Metodista de Cananea, Sonora, regresó a Guamúchil, cargado de biblias y materiales evangélicos. Su padre y sus muchos hermanos recibieron con gusto la Palabra de Dios. Fulgencio se regresó a Cananea y la familia siguió abierta el evangelio, pero sin organizarse en iglesias. En el mismo año llegó a Guamúchil “la punta de fierro”, es decir, el ferrocarril, y entre los ingenieros y directores de la obra había varios protestantes que hacían servicios en sus carpas e invitaban a ellos, a don Miguel Gaxiola y sus familiares, quien en 1918 se dedicó a visitar a sus parientes y amigos en lugares como El Salitre, La Unión, Santa Rita, La Víbora y otros para hablarles de la Biblia.
No faltaron los ministros evangélicos que pasaran por Guamúchil e hicieran cultos en la casa de don Miguel. Entre ellos, un adventista de apellido Moone que en 1922 organizó una escuela sabática en casa de los Gaxiola quienes comenzaron a guardar el sábado y dejaron por un tiempo de comer cerdo y tomar café. Otro hombre de apellido Navarrete estuvo con ellos algún tiempo en 1924, y en 1926 Moisés Clavel, otro ministro adventista, se quedó con ellos algún tiempo. También les predicaba un famoso ministro laico de la iglesia congregacional de apellido Godoy. Lo sorprendente es que nunca se les organizó en iglesia ni se les invitó a que se bautizan, pues es seguro que habrían hecho ambas cosas, según lo probaron al tener contacto con la Iglesia Apostólica.
En 1925 había llegado a Baromena, un pequeño poblado en la sierra al norte de Guamúchil, un hombre sencillo llamado Tiburcio Santos, que se había convertido en la Iglesia Apostólica de Westmoreland, California. Este hombre comenzó a evangelizar a sus familiares y en agosto de 1925 tuvo sus primeros bautismos.
Los miembros de la iglesia se extendieron por varios lugares, especialmente porque en la temporada de la zafra iban a trabajar al ingenio azucarero de Los Mochis. Además, poco después llegó a Verdura un hombre llamado Antonio Arias, que comenzó a evangelizar gente y luego invitó a Santos para que fuera a Verdura a bautizarlos. En 1931 don Felipe Gaxiola y su esposa Marciana, fueron visitados en Guasave por un evangelista apostólico llamado Segismundo Saiz y habiéndoles gustado el evangelio le prometieron que se cambiarían a vivir a Verdura y que allí irían a la iglesia. Así lo hicieron, y en agosto de 1932 fueron bautizados por Tiburcio Santos. Luego enviaron a otro evangelista, llamado Macario Martínez, a Guamúchil y éste bautizó primero a Maclovio Gaxiola y su hermano Donaciano y luego a gran parte de la familia Gaxiola.
Al mismo tiempo que esto sucedía, habían estado llegando a Sinaloa hombres que huían de la depresión en Estados Unidos y que regresaban a su tierra. Muchos de ellos eran convertidos como Reyes Ruelas, Sebastián Galaviz, Gil Valencia, Macario Martínez, Ignacio Mariscal y otros. Al convertirse la numerosa familia Gaxiola el evangelio comenzó a extender precisamente en los lugares y entre las familias que antes habían sido evangelizadas por otras iglesias, pero que por razones desconocidas no habían sido organizadas en iglesias ni se les había bautizado.
Maclovio Gaxiola se convirtió naturalmente en el líder de todos los ministros que entonces laboraban, pues tenía habilidad para ello y además, lleno de entusiasmo juvenil se volvió incasable en la evangelización.
Los demás ministros que habían venido de Estados Unidos se unieron a los que en los distintos pueblos se habían convertido y habían recibido el llamamiento al ministerio y al poco tiempo la Iglesia Apostólica tuvo un inusitado crecimiento en toda la costa del Pacífico y por el número de sus miembros y la dedicación de sus ministros superó a la obra en otras regiones del país. Lo que sigue es historia para otra ocasión.
Su infancia fue placentera al lado de sus padres. No obstante, se vio privado de la dicha de cursar estudios, ya que no asistió jamás a la escuela, pero su privilegiada inteligencia le permitió convertirse en un autodidacta consumado, ya que se enseñó a sí mismo a leer y a escribir. Posteriormente aprovechó todas las oportunidades para acumular conocimientos y obtener experiencias.
Era todavía un adolescente cuando salió a probar fortuna al estado de Sonora. Su permanencia allá fue breve, ya que Dios le tenía preparado un trabajo especial que realizaría durante la mayor y mejor parte de su vida. A su regreso participó temporalmente en algunas actividades de tipo político y social, conociéndose entonces que tenía grandes dotes como orador, facultad que más tarde habría de usar en la exposición del evangelio de Jesucristo.
El tiempo corría y el futuro de este joven peligraba, cuando Dios intervino poniendo los medios para que oyera el mensaje de salvación. Dicho mensaje lo recibió asistiendo a unos cultos que se celebraban por parte de la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús en un lugar denominado El Salitre. Allí predicaba un ministro llamado Segismundo Saiz. Posteriormente llegó a Guamúchil procedente de la estación Verdura del mismo estado de Sinaloa el ministro Macario Martínez, quien habló particularmente con él dándole testimonio de Cristo. El hermano Maclovio asistió a los cultos y decidió entregar su corazón a Jesucristo.
Fue bautizado el 31 de enero de 1932 en el Río Ebora por el hermano Macario Martínez. En esa ocasión también fue bautizado su hermano Donaciano. Él fue miembro fundador de la Iglesia Apostólica en su ciudad natal, distinción muy significativa si se observa la manera tan prodigiosa que ha crecido la obra de Dios en esa ciudad. Tenía 18 años cuando fue bautizado. Comenzó a servir a su iglesia inmediatamente después de ser bautizado. Al día siguiente, fue a hacer un culto en un lugar llamado La Unión, y siguió haciendo cultos sin cesar ni un día, yendo también a El Salitre e Isleta.
Recibió el Espíritu Santo el 5 de enero de 1933 en una escuela dominical en el poblado de Bamos, en casa del hermano Francisco Briceño. El ímpeto con que laboró a partir de entonces fue mayor.
El pequeño grupo de Guamúchil aumentó y el hermano Macario vio la necesidad de contar con un compañero en el ministerio. Así que decidió iniciar al hermano Maclovio el 1° de abril de 1933, en casa de los padres del hermano Gaxiola, pues allí había servicios todos los días. De este modo se convirtió en el primer pastor de la iglesia en su ciudad natal.
Las circunstancias de la obra en aquellos tiempos no permitían que un pastor permaneciera exclusivamente en su iglesia. Por esto el hermano Maclovio se lanzó a realizar la labor de evangelista en otras partes del mismo estado. La primera persona que bautizó en el desempeño de sus funciones fue la hermana Margarita Vda. de Tapia, en El Salitre, en una pila que había en casa de la hermana Incolaza Gaxiola de Gaxiola.
Fue ordenado al ministerio en la ciudad de Torreón, Coahuila, el 31 de diciembre de 1934 por los ministros Felipe Rivas Hernández, José Ortega Aguilar y Aurelio Rodríguez.
- La Iglesia Apostólica fue bendecida y enriquecida espiritualmente por el fructífero ministerio que nuestro hermano desempeñó durante 38 años y nueve meses consecutivos, contados a partir de su iniciación.
- Su primer pastorado lo ejerció hasta el año de 1939. Fundó la iglesia de Angostura y Constancia, y en el año de 1940 fundó la iglesia de Mazatlán. Posteriormente, contribuyó a consolidar las iglesias de las ciudades de Tepic, Nayarit y Guadalajara, Jalisco. Su intervención fue también decisiva en la consolidación de la obra de Dios en toda la costa del Pacífico, de cuya zona fue el primer obispo. Además, ejerció predominante influencia en el impulso de la iglesia en el Distrito Federal, en el Istmo y en el Sureste.
- Fue el fundador y primer rector del Instituto Teológico Apostólico Internacional (ITAI), prestando su propia casa para que funcionara allí la escuela en los años de su iniciación. Esta institución se fundó el 7 de abril de 1946 en la ciudad de México.
- Fue el iniciador de la obra misionera en el extranjero y el primer misionero que la iglesia envió a Centro y Sudamérica.
- Fue también el fundador de El Exégeta, órgano oficial de la iglesia.
- Además, fue el primer vicepresidente que tuvo la Iglesia. Desempeñó dos períodos completos de cuatro años cada uno en el cargo de Obispo Presidente de la Iglesia. El primero, de 1958 a 1962, y el segundo, de 1966 a 1970. En su primer período dio decidido impulso a la construcción de los edificios del ITAI en la ciudad de Tepic, Nayarit.
- Intervino fructíferamente en la suscripción de tratados con las iglesias de los Estados Unidos y de Nicaragua, incluyendo a la Iglesia Pentecostal Unida.
Entre las últimas obras que realizó, se cuentan las siguientes:
- Edificación de las Oficinas Generales de la Iglesia ubicadas en la Ciudad de México, mismas que inauguró el 20 de junio de 1969.
- Dirigió los trabajos de construcción del Centro Cultural y Recreativo “Betania”, e hizo la dedicación del mismo en el mes de agosto de 1969.
- Escribió el libro “Teología Moral”.
- Escribió un folleto denominado “Teología Práctica”.
- Escribió el libro “Historia de la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús” que abarca de 1914 a 1964.
- Compusó numerosas poesías e himnos.
- Compiló himnos que unió a los suyos y formó el primer Himnario de Suprema Alabanza, que fue el himnario oficial de la Iglesia.
- Intervinó en la redacción de la primera Constitución de la Iglesia e hizo la impresión de la misma.
Además de los cargos de Obispo Presidente y Obispo Vicepresidente que ya se mencionaron, desempeñó las funciones de obispo de la costa del Pacífico, obispo del distrito Central, obispo del distrito de Baja California, Secretario de Misiones y Tesorero general.
No exageramos al decir que fue para todos como un padre. Fue un consejero incansable, un guía en tiempos de peligro, un supervisor que en todo tiempo rebasó las fronteras nacionales, un servidor dispuesto a sacrificarse en cualquier tiempo u ocasión. Imitó a Cristo actuando como pastor infatigable, pues acabó su vida por atender el rebaño que le fue encomendado. “…El buen pastor, su vida da por las ovejas” (Juan 10:11).
Cualquier juicio que se haga sobre Maclovio Gaxiola López deberá tener en base lo que antes se ha dicho. Fue el hombre indicado para una época especial, para el tiempo en que la Iglesia Apostólica recibió el impulso, no sólo de él, sino también de muchos otros, que la hizo llegar hasta donde está.
Con estos pensamientos en mente le sepultamos cariñosamente el 14 de enero de 1971, rodeados de más de cien compañeros del ministerio, unos doscientos familiares y cientos de hermanos y amigos.
Datos biográficos tomados de EL EXÉGETA, edición especial de aniversario Época X Noviembre del año 2003 Págs. 4 y 5.