Diferencia entre revisiones de «Secretaría de Misiones Internacionales»

Ir a la navegación Ir a la búsqueda
m
Línea 390: Línea 390:


“Un día empecé a orar aun mucho más delante de la presencia de Dios, pidiendo ser un siervo de Cristo tal como lo fue el apóstol Pablo. Yo conocía de antemano el testimonio del apóstol citado, de cómo el Señor Jesús le aparece en el camino a Damasco, haciéndole caer al suelo y revelándosele el mismo Jesús como el Dios Todopoderoso. Lo mismo me ocurrió a mí, el Señor respondió a mi oración y me fue revelando la santa y poderosa doctrina de la unicidad de Dios.
“Un día empecé a orar aun mucho más delante de la presencia de Dios, pidiendo ser un siervo de Cristo tal como lo fue el apóstol Pablo. Yo conocía de antemano el testimonio del apóstol citado, de cómo el Señor Jesús le aparece en el camino a Damasco, haciéndole caer al suelo y revelándosele el mismo Jesús como el Dios Todopoderoso. Lo mismo me ocurrió a mí, el Señor respondió a mi oración y me fue revelando la santa y poderosa doctrina de la unicidad de Dios.
[[Archivo:Congregación_en_Chile_1.jpg|200px|thumb|left|Congregación de la obra en Chile.]]
[[Archivo:Congregación_en_Chile_1.jpg|200px|thumb|right|Congregación de la obra en Chile.]]
“Así pues, hace tres años llegó a Chile procedente de Canadá mi hermano en la sangre, y conversó conmigo acerca de una misión que quería levantar la IAFCJ de México acá en este país. “Entonces oramos al Señor, y él me confirmó en mi corazón que aceptara trabajar para él con su pueblo de México. Así que cuando se presentó el Secretario de Misiones, mi hermano el Rev. Jesús Ramos, acá en Chile, reuniendo a mi familia preguntó: ‘¿Quién acepta la doctrina de Jesús para salvación del alma?’. Yo salté sobre mis pies y levantando mi mano derecha grité: ‘¡Yo acepto y me quiero bautizar en el nombre de Jesucristo, mi Señor, aleluya!’
“Así pues, hace tres años llegó a Chile procedente de Canadá mi hermano en la sangre, y conversó conmigo acerca de una misión que quería levantar la IAFCJ de México acá en este país. “Entonces oramos al Señor, y él me confirmó en mi corazón que aceptara trabajar para él con su pueblo de México. Así que cuando se presentó el Secretario de Misiones, mi hermano el Rev. Jesús Ramos, acá en Chile, reuniendo a mi familia preguntó: ‘¿Quién acepta la doctrina de Jesús para salvación del alma?’. Yo salté sobre mis pies y levantando mi mano derecha grité: ‘¡Yo acepto y me quiero bautizar en el nombre de Jesucristo, mi Señor, aleluya!’


Menú de navegación