Diferencia entre revisiones de «Secretaría de Misiones Internacionales»

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Al regreso del viaje de los directivos antes citados, agrega Bustillos, la visión comenzó a materializarse en 1993 con el envío de lo que sería la primera familia apostólica en cruzar el Océano Atlántico como misioneros de la IAFCJ. Dicha familia estaba integrada por Jaime Peñuela Olaya, su esposa Bertha Sepúlveda y sus hijos Israel y Bertha. Ellos iniciaron la obra en la población de Pozo Alcón, provincia de Jaén, ubicada a 400 km al sureste de Madrid y posteriormente enfocaron el trabajo de predicación y fundación de la iglesia, en la ciudad de Alcalá de Henares, que queda a 35 km de Madrid, en la que se establecieron definitivamente y donde la IAFCJ de México pudo adquirir dos propiedades que serían estratégicas para el avance inmediato y futuro de la misión en España y la región.
Al regreso del viaje de los directivos antes citados, agrega Bustillos, la visión comenzó a materializarse en 1993 con el envío de lo que sería la primera familia apostólica en cruzar el Océano Atlántico como misioneros de la IAFCJ. Dicha familia estaba integrada por Jaime Peñuela Olaya, su esposa Bertha Sepúlveda y sus hijos Israel y Bertha. Ellos iniciaron la obra en la población de Pozo Alcón, provincia de Jaén, ubicada a 400 km al sureste de Madrid y posteriormente enfocaron el trabajo de predicación y fundación de la iglesia, en la ciudad de Alcalá de Henares, que queda a 35 km de Madrid, en la que se establecieron definitivamente y donde la IAFCJ de México pudo adquirir dos propiedades que serían estratégicas para el avance inmediato y futuro de la misión en España y la región.
 
[[Archivo:Hermano gitano.jpg|200px|thumb|left|Un hermano gitano mexicanizado.]]
Luego procuró dar seguimiento a la obra iniciada en Pozo Alcón, enviando para ello en ocasiones distintas y periodos cortos de tiempo a Conrado Jiménez Villa, Hiram Gaytán, Melquisedec Gallarzo, entre otros. Posteriormente, en 1998 debido al regreso a México de la familia Peñuela, se envío ya no una sino dos familias misioneras, una que trabajaría en Alcalá de Henares y la región, y otra en la ya mencionada provincia de Jaén. La primera que daría continuidad a la obra en Alcalá, fue dirigida por el Rev. Gadiel López, su esposa Ana y su hijo Gadiel, que se venían desempeñando como pastores en la ciudad de Hermosillo, Sonora. El trabajo que ellos realizaron se enfocó a consolidar la visión y a discipular al grupo existente, integrado en su mayoría por creyentes de nacionalidad española y pertenecientes a la comunidad étnica romaní o mejor conocida como gitana. La labor también se concentró en implementar estrategias de alcance para la comunidad castellana o “paya” como se conoce también en este país. Como producto de lo anterior así como de la multiculturalidad de esta nación, se logró consolidar un grupo de decenas de miembros cuyas nacionalidades llegó a rebasar la centena en un solo servicio. Es decir que en un solo culto se logró reunir en la adoración a españoles, rumanos, ecuatorianos, colombianos, chilenos, peruanos, mexicanos, etc. Además de esto la misión se extendió hacia una de las Islas Baleares, particularmente Palma de Mallorca donde se estuvo dando seguimiento a unos hermanos que radicaban en este lugar; esto con la intención de  predicar y establecer una iglesia en esta zona.  
Luego procuró dar seguimiento a la obra iniciada en Pozo Alcón, enviando para ello en ocasiones distintas y periodos cortos de tiempo a Conrado Jiménez Villa, Hiram Gaytán, Melquisedec Gallarzo, entre otros. Posteriormente, en 1998 debido al regreso a México de la familia Peñuela, se envío ya no una sino dos familias misioneras, una que trabajaría en Alcalá de Henares y la región, y otra en la ya mencionada provincia de Jaén. La primera que daría continuidad a la obra en Alcalá, fue dirigida por el Rev. Gadiel López, su esposa Ana y su hijo Gadiel, que se venían desempeñando como pastores en la ciudad de Hermosillo, Sonora. El trabajo que ellos realizaron se enfocó a consolidar la visión y a discipular al grupo existente, integrado en su mayoría por creyentes de nacionalidad española y pertenecientes a la comunidad étnica romaní o mejor conocida como gitana. La labor también se concentró en implementar estrategias de alcance para la comunidad castellana o “paya” como se conoce también en este país. Como producto de lo anterior así como de la multiculturalidad de esta nación, se logró consolidar un grupo de decenas de miembros cuyas nacionalidades llegó a rebasar la centena en un solo servicio. Es decir que en un solo culto se logró reunir en la adoración a españoles, rumanos, ecuatorianos, colombianos, chilenos, peruanos, mexicanos, etc. Además de esto la misión se extendió hacia una de las Islas Baleares, particularmente Palma de Mallorca donde se estuvo dando seguimiento a unos hermanos que radicaban en este lugar; esto con la intención de  predicar y establecer una iglesia en esta zona.