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El amplio patio del campamento era ideal para recrearse entre adolescentes y jóvenes, las actividades de integración daban pie para divertirse entre la cena y por supuesto las carencias salían sobrando cuando de andar en los negocios de Dios se tratara. Mientras se servía la se cena algunos terminaban sus pendientes que tenían planificadas para los que faltaban por llega. Se improvisaban casas de campaña puestas entre árboles elaboradas con costales cocidos, ¡pero eso sí! con vista panorámica para estar al tanto de todo. Describiendo un poco sobre la estancia juvenil en los campamentos, relataron los entonces jóvenes que el área era bastante grande. El campamente además de sus dormitorios tenía capacidad para las tiendas de campaña y el espíritu de agobio no había lugar para el en esos momentos de ir a descansar para estar dispuestos al otro día y dar continuidad a los temas a que habrían de alimentarlos. Para algunos era más divertido acampar al aire libre, bajo la atmosfera fresca y el ambiente fraternal. Un aspecto muy importante que brindaban los campamentos es que siempre se sentía seguridad y en todo momento los hujieres, pastores y guías daban apoyo, así como indicaciones y sugerencias del cómo hacer de manera segura. Habiendo árboles por todas partes, había que echaba mano de rastrillo y escoba para limpiar el suelo antes de inaugurar las tiendas de campaña. Describen los jóvenes que eso si los baños se encontraban cerca de todos. Los guardias humanos patrullan bastante bien, para seguridad de todos, eran muy respetuosos y agradables y como cristianos no había ninguna razón de ser de otro modo; se tornaba bastante tranquilo el ambiente, incluso para recorrer los senderos, es por eso que los jóvenes visitas encontraban en esas actividades la diferencia entre servir a Dios y vivir una vida cotidiana sin él. Por otro lado la instalación de las casas de campaña se convertía en todo un espectáculo divertido ¡si para colocarla era un dilema, imaginen su inauguración! Cuentan los jóvenes que en el transcurso de las actividades se daba tiempo también para la convivencia, Algunos aprovechaban para salir a pasear y explorar un arroyuelo que pasaba cerca del campamento. Después de sacar las tareas de alojamiento, se preparaban, se disponían para nutrirse de esos elementos espirituales para después inyectar a otros la pasión cristiana. Los días en el campamento no todo era oración y devoción, de la misma manera se daba tiempo para hacer amigos, juegos, competencias, convivencia, refrigerios, recreaciones, descansos, travesuras, tomarse la foto del recuerdo, etc. Dentro de los juegos más solicitados están los de voleibol, competencias de costales y carreras. El mover del Espíritu Santo daba pie a juegos saludables. El mismo Espíritu hacía que todo se desarrollara en un ambiente de calor fraternal, de reflexión, de aprendizaje y compañerismo. El amplio patio del campamento era ideal para recrearse entre adolescentes y jóvenes y las actividades de integración invitaban o daban pie para divertirse. Cualquier lugar por mas incomodo que fuese no importaba, lo más importante era ir a recibir solido alimento. Regularmente los campamentos eran de tres días, jueves, viernes y sábados y el domingo habitualmente en los cultos se daba testimonio de lo sucedido en las actividades del campamento, encendiéndose el fuego del Espíritu Santo, dando énfasis a la experiencia espiritual vivida en el campamento. Para los jóvenes que experimentaban en carne propia la presencia de Dios, se enamoraban de esas actividades y de regreso a casa todos hablan de cómo querían volver el año siguiente. Mientras algunos sudaban la camiseta en el juego, otras se refrescaban con un baño heladísimo. Quienes testifican de sus experiencias para esta redacción testifican que podrían ir muchas actividades seculares como ir al dar un paseo a la playa, ir al campo, pasear en bici, etc., pero jamás olvidaran las vivencias campamentales. El gozo con el que regresaban los incitaba a planear futuros eventos. El disfrute con la naturaleza era un escenario extraordinario que se conjugaba muy bien con el desarrollo de las actividades espirituales, se daba una entrega tal que se olvidaba el afán de la vida cotidiana. Antes de la partida de su regreso se hacía oración de agradecimiento por todo lo que se había recibido y por todos aquellos momentos que fueron de bendición. Embriagados por el entusiasmo se tomaban la foto del recuerdo; para luego regresar a los hogares y a dar testimonio otro día en el culto de adoración a nuestro Dios. Después se perdían entre la multitud de agradecidos con Jesucristo para la foto final del recuerdo. Recién llegados de campamento algunos jóvenes seguían expresando con sus alabanzas el agradecimiento a Dios. Así como había campamentos para jóvenes, también los había para las fraternidades de señores, señores, intermedios y pastores. Fue en esta época en la que la fraternidad juvenil además de involucrarse en las actividades locales también asistía a actividades presbiteriales y distritales. De igual manera las señoras dorcas hacían lo suyo en el campamento, Al final de la actividad se tomaban la fotografía del recuerdo. | |||
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El amplio patio del campamento era ideal para recrearse entre adolescentes y jóvenes, las actividades de integración daban pie para divertirse entre la cena y por supuesto las carencias salían sobrando cuando de andar en los negocios de Dios se tratara. Mientras se servía la se cena algunos terminaban sus pendientes que tenían planificadas para los que faltaban por llega. Se improvisaban casas de campaña puestas entre árboles elaboradas con costales cocidos, ¡pero eso sí! con vista | |||
panorámica para estar al tanto de todo. Describiendo un poco sobre la estancia juvenil en los campamentos, relataron los entonces jóvenes que el área era bastante grande. El campamente además de sus dormitorios tenía capacidad para las tiendas de campaña y el espíritu de agobio no había lugar para el en esos momentos de ir a descansar para estar dispuestos al otro día y dar continuidad a los temas a que habrían de alimentarlos. Para algunos era más divertido acampar al aire libre, bajo la atmosfera fresca y el ambiente fraternal. Un aspecto muy importante que brindaban los campamentos es que siempre se sentía seguridad y en todo momento los hujieres, pastores y guías daban apoyo, así como indicaciones y sugerencias del cómo hacer de manera segura. Habiendo árboles por todas partes, había que echaba mano de rastrillo y escoba para limpiar el suelo antes de inaugurar las tiendas de campaña. Describen los jóvenes que eso si los baños se encontraban cerca de todos. Los guardias humanos patrullan bastante bien, para seguridad de todos, eran muy respetuosos y agradables y como cristianos no había ninguna razón de ser de otro modo; se tornaba bastante tranquilo el ambiente, incluso para recorrer los senderos, es por eso que los jóvenes visitas encontraban en esas actividades la diferencia entre servir a Dios y vivir una vida cotidiana sin él. Por otro lado la instalación de las casas de campaña se convertía en todo un espectáculo divertido ¡si para colocarla era un dilema, imaginen su inauguración! Cuentan los jóvenes que en el transcurso de las actividades se daba tiempo también para la convivencia, Algunos aprovechaban para salir a pasear y explorar un arroyuelo que pasaba cerca del campamento. Después de sacar las tareas de alojamiento, se preparaban, se disponían para nutrirse de esos elementos espirituales para después inyectar a otros la pasión cristiana. Los días en el campamento no todo era oración y devoción, de la misma manera se daba tiempo para hacer amigos, juegos, competencias, convivencia, refrigerios, recreaciones, descansos, travesuras, tomarse la foto del recuerdo, etc. Dentro de los juegos más solicitados están los de voleibol, competencias de costales y carreras. El mover del Espíritu Santo daba pie a juegos saludables. El mismo Espíritu hacía que todo se desarrollara en un ambiente de calor fraternal, de reflexión, de aprendizaje y compañerismo. El amplio patio del campamento era ideal para recrearse entre adolescentes y jóvenes y las actividades de integración invitaban o daban pie para divertirse. Cualquier lugar por mas incomodo que fuese no importaba, lo más importante era ir a recibir solido alimento. Regularmente los campamentos eran de tres días, jueves, viernes y sábados y el domingo habitualmente en los cultos se daba testimonio de lo sucedido en las actividades del campamento, encendiéndose el fuego del Espíritu Santo, dando énfasis a la experiencia espiritual vivida en el campamento. Para los jóvenes que experimentaban en carne propia la presencia de Dios, se enamoraban de esas actividades y de regreso a casa todos hablan de cómo querían volver el año siguiente. Mientras algunos sudaban la camiseta en el juego, otras se refrescaban con un baño heladísimo. Quienes testifican de sus experiencias para esta redacción testifican que podrían ir muchas actividades seculares como ir al dar un paseo a la playa, ir al campo, pasear en bici, etc., pero jamás olvidaran las vivencias campamentales. El gozo con el que regresaban los incitaba a planear futuros eventos. El disfrute con la naturaleza era un escenario extraordinario que se conjugaba muy bien con el desarrollo de las actividades espirituales, se daba una entrega tal que se olvidaba el afán de la vida cotidiana. Antes de la partida de su regreso se hacía oración de agradecimiento por todo lo que se había recibido y por todos aquellos momentos que fueron de bendición. Embriagados por el entusiasmo se tomaban la foto del recuerdo; para luego regresar a los hogares y a dar testimonio otro día en el culto de adoración a nuestro Dios. Después se perdían entre la multitud de agradecidos con Jesucristo para la foto final del recuerdo. Recién llegados de campamento algunos jóvenes seguían expresando con sus alabanzas el agradecimiento a Dios. Así como había campamentos para jóvenes, también los había para las fraternidades de señores, señores, intermedios y pastores. Fue en esta época en la que la fraternidad juvenil además de involucrarse en las actividades locales también asistía a actividades presbiteriales y distritales. De igual manera las señoras dorcas hacían lo suyo en el campamento, Al final de la actividad se tomaban la fotografía del recuerdo. | |||
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