Diferencia entre revisiones de «San Ignacio Río Muerto, Sonora»

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El inicio o arranque de construcción, y en  las arengas  de eso tardaron meses, fueron meses de dedicación, de sacrificio y de esfuerzos. Para poner la primer piedra  como inicio de la obra  de construcción se presentaron los hermanos Miguel Montiel evangelista y pastor acompañado de Anselmo Reyes Virrey Obispo [[Archivo:ANSELMO_REYES.jpg|400px|REV. ANSELMO REYES VIRREY]]
El inicio o arranque de construcción, y en  las arengas  de eso tardaron meses, fueron meses de dedicación, de sacrificio y de esfuerzos. Para poner la primer piedra  como inicio de la obra  de construcción se presentaron los hermanos Miguel Montiel evangelista y pastor acompañado de Anselmo Reyes Virrey Obispo [[Archivo:ANSELMO_REYES.jpg|300px|left|REV. ANSELMO REYES VIRREY]] de las  iglesias, ambos dirigieron la oración con los que estaban presentes ese día, declarando bendiciones sobre el arduo  trabajo que esperaba pero sobre todo declarando para que el futuro edifico sirviera para que la Gloria de Dios se manifestara en todos los aspectos.  Todos aquellos presentes y los que estaban trabajando escribieron sus nombres en papel, lo depositaron dentro de una botella que fue enterrada en el cimiento de concreto ubicado en  la esquina derecha de la entrada principal del templo. Todos los que trabajaban se sentían parte importante de esta causa; el entusiasmo era tan contagiante que se daba una espontaneidad entre los miembros. Se tiene el recuerdo de la hermana Juana Palossi, quien acostumbraba a llevarles jarras de limonada o bien café con leche a los albañiles para mitigar un poco el calor y cansancio durante el trabajo de cimentación  de la obra; en el ánimo de poder  avanzar lo más posible en la obra. Algunos  albañiles que podían trabajaban en la obra sábados y domingos para aprovechar la luz del día.  Entre los albañiles que trabajaron se nombran a Arnoldo Pérez, quien también trazo el diseño del templo, aunque él solo era visita pero su experiencia en trabajos de albañilería los puso al servicio de la iglesia;  otros varones como José Salazar, Eduardo Duarte,  Rosario Duarte, Candelario Bojórquez, eran los chalanes del albañil. Jesús Díaz por su avanzada edad solo ayudaba económicamente, también  apoyaban Severo Barraza y José Ángel Escobar entre muchos otros. La sed y el hambre  de la iglesia por cumplir su meta de construcción  del templo, fue un aspecto que los llevó a redoblar esfuerzos, durante el  proceso  de construcción en el que se veía continuamente la inversión del  tiempo y  la dedicación,  se dice que fue un proceso de acciones y formidables dotes de paciencia para seguir  haciendo tamales-pan-menudo, rifas, etc.   
 
de las  iglesias, ambos dirigieron la oración con los que estaban presentes ese día, declarando bendiciones sobre el arduo  trabajo que esperaba pero sobre todo declarando para que el futuro edifico sirviera para que la Gloria de Dios se manifestara en todos los aspectos.  Todos aquellos presentes y los que estaban trabajando escribieron sus nombres en papel, lo depositaron dentro de una botella que fue enterrada en el cimiento de concreto ubicado en  la esquina derecha de la entrada principal del templo. Todos los que trabajaban se sentían parte importante de esta causa; el entusiasmo era tan contagiante que se daba una espontaneidad entre los miembros. Se tiene el recuerdo de la hermana Juana Palossi, quien acostumbraba a llevarles jarras de limonada o bien café con leche a los albañiles para mitigar un poco el calor y cansancio durante el trabajo de cimentación  de la obra; en el ánimo de poder  avanzar lo más posible en la obra. Algunos  albañiles que podían trabajaban en la obra sábados y domingos para aprovechar la luz del día.  Entre los albañiles que trabajaron se nombran a Arnoldo Pérez, quien también trazo el diseño del templo, aunque él solo era visita pero su experiencia en trabajos de albañilería los puso al servicio de la iglesia;  otros varones como José Salazar, Eduardo Duarte,  Rosario Duarte, Candelario Bojórquez, eran los chalanes del albañil. Jesús Díaz por su avanzada edad solo ayudaba económicamente, también  apoyaban Severo Barraza y José Ángel Escobar entre muchos otros. La sed y el hambre  de la iglesia por cumplir su meta de construcción  del templo, fue un aspecto que los llevó a redoblar esfuerzos, durante el  proceso  de construcción en el que se veía continuamente la inversión del  tiempo y  la dedicación,  se dice que fue un proceso de acciones y formidables dotes de paciencia para seguir  haciendo tamales-pan-menudo, rifas, etc.   




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