Diferencia entre revisiones de «Manuel Rodríguez Castorena»

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El hno. Manuel Rodríguez Castorena nació el 23 de noviembre de 1933 en Rincón de Romos, Aguascalientes. Fue hijo único de Jesús Rodríguez e Higinia Castorena, quienes a mediados de los años cuarenta, fueron bautizados en el nombre de Jesucristo y perseveraron fieles hasta su llamado a las moradas eternas. Su nacimiento fue amenazado por el trabajo de hechiceros, pero Dios, quien ya lo había escogido desde la eternidad, lo cuidó y nació con todo bien, sólo con las marcas del atentado maligno en su piel del cual le libró la sangre de Jesús. En 1944 su familia se trasladó al estado de Zacatecas, donde su padre trabajó con mucho éxito económico en las minas de mercurio. Posteriormente emigraron a Reynosa, Tamps. Pero en ese viaje, Dios permitió las circunstancias para que el mensaje del Evangelio llegara a la familia. El equipaje de ellos, en lugar de ser enviado en su autobús, fue enviado a Ciudad Victoria, Tamps. Sin sus pertenencias, las cuales llegaron 15 días más tarde, el hno. Jesús Rodríguez rentó una casa con una familia apostólica. El jefe de ese hogar se llamaba José Robledo.
El hno. Manuel Rodríguez Castorena nació el 23 de noviembre de 1933 en Rincón de Romos, Aguascalientes, en medio de carencias urbanas y el clásico fanatismo que prevalece en nuestros pueblos. Fue hijo único de Jesús Rodríguez e Higinia Castorena, quienes a mediados de los años cuarenta, fueron bautizados en el nombre de Jesucristo y perseveraron fieles hasta su llamado a las moradas eternas. Su nacimiento fue amenazado por el trabajo de hechiceros, pero Dios, quien ya lo había escogido desde la eternidad, lo cuidó y nació con todo bien, sólo con las marcas del atentado maligno en su piel del cual le libró la sangre de Jesús. En 1944 su familia se trasladó al estado de Zacatecas, donde su padre trabajó con mucho éxito económico en las minas de mercurio. Posteriormente emigraron a Reynosa, Tamps. Pero en ese viaje, Dios permitió las circunstancias para que el mensaje del Evangelio llegara a la familia. El equipaje de ellos, en lugar de ser enviado en su autobús, fue enviado a Ciudad Victoria, Tamps. Sin sus pertenencias, las cuales llegaron 15 días más tarde, el hno. Jesús Rodríguez rentó una casa con una familia apostólica. El jefe de ese hogar se llamaba José Robledo.


A la familia Rodríguez Castorena le llamó la atención desde el inicio el saludo “¡Paz de Cristo!” Y esa fue la puerta por la que aceptaron la invitación para visitar la iglesia. Al principio la doctrina y la disciplina les parecieron muy estrictas y por esa razón se fueron a congregar por un tiempo a una iglesia bautista, pero al comparar las diferentes enseñanzas, regresaron a la Iglesia Apostólica, donde Jesús e Higinia fueron bautizados en 1946 por el Pastor Jesús Flores.
A la familia Rodríguez Castorena le llamó la atención desde el inicio el saludo “¡Paz de Cristo!” Y esa fue la puerta por la que aceptaron la invitación para visitar la iglesia. Al principio la doctrina y la disciplina les parecieron muy estrictas y por esa razón se fueron a congregar por un tiempo a una iglesia bautista, pero al comparar las diferentes enseñanzas, regresaron a la Iglesia Apostólica, donde Jesús e Higinia fueron bautizados en 1946 por el Pastor Jesús Flores.
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Lo conocí, traté, aconsejé y lo bauticé desde su temprana juventud. Dios le dio un gran carisma a este valor de nuestra Iglesia en México. Cuando se entregó a Cristo, abrazó con una fe total y sincera las promesas del Señor, pues él junto con sus padres había sufrido penas que dejaron huellas en sus vidas, a causa de la maldad de este mundo.
Lo conocí, traté, aconsejé y lo bauticé desde su temprana juventud. Dios le dio un gran carisma a este valor de nuestra Iglesia en México. Cuando se entregó a Cristo, abrazó con una fe total y sincera las promesas del Señor, pues él junto con sus padres había sufrido penas que dejaron huellas en sus vidas, a causa de la maldad de este mundo.


Nació el 23 de noviembre de 1933 en Rincón Ramos, Aguascalientes, en medio de carencias urbanas y el clásico fanatismo que prevalece en nuestros pueblos. Sus padres, quienes se convirtieron al Evangelio juntamente con él, fueron Jesús Rodríguez Gutiérrez e Higinia Castorena. Por propio testimonio, el hno. Rodríguez relata que nació con sus manos atadas y sus labios sellados a consecuencia de un embrujo, pero gracias a Dios que Él tenía mejores planes para esta vida que nació sufriendo en plena infancia los estragos de la maldad y pecado del mundo. Si usted es observador, notará las huellas de las ataduras en sus manos y en sus labios, que quedaron marcadas para siempre en su piel. A mediados de los años cuarenta su familia se fue a Valle Hermoso y luego a 18 de Marzo, Tamaulipas, para más tarde cambiarse a Reynosa, donde escucharon la palabra de Dios por primera vez.


El trabajo del padre de nuestro hermano consistía en el cultivo de tierras y la minería, eso era lo que los movió a andar por los pueblos buscando el bienestar familiar, y ahora creemos que esto estaba en el plan de Dios para que encontraran el mensaje de salvación. Bauticé al hno. Manuelito Rodríguez el 9 de junio de 1949 en uno de mis viajes a Reynosa y un mes después recibió la promesa del Espíritu Santo hablando en otras lenguas. Uno de los factores que más influyó para aceptar a Cristo en su vida fue que el joven Rodríguez le había pedido al Señor que lo enseñara a leer, pues era analfabeta. Oró, ayunó y se aplicó a entender las letras, usando como libro de texto la Biblia. Así fue como la gracia de Dios brilló en su entendimiento y al poco tiempo pudo leer con sorprendente fluidez ''“En el principio creó Dios los cielos y la tierra…”''
El trabajo del padre de nuestro hermano consistía en el cultivo de tierras y la minería, eso era lo que los movió a andar por los pueblos buscando el bienestar familiar, y ahora creemos que esto estaba en el plan de Dios para que encontraran el mensaje de salvación. Bauticé al hno. Manuelito Rodríguez el 9 de junio de 1949 en uno de mis viajes a Reynosa y un mes después recibió la promesa del Espíritu Santo hablando en otras lenguas. Uno de los factores que más influyó para aceptar a Cristo en su vida fue que el joven Rodríguez le había pedido al Señor que lo enseñara a leer, pues era analfabeta. Oró, ayunó y se aplicó a entender las letras, usando como libro de texto la Biblia. Así fue como la gracia de Dios brilló en su entendimiento y al poco tiempo pudo leer con sorprendente fluidez ''“En el principio creó Dios los cielos y la tierra…”''