Diferencia entre revisiones de «Iglesia de Altar, Sonora»

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Que precioso es el recordar “aquellos tiempos” como casi todos decimos; ya que es una manera que nos hace sacar un recuento de nuestro comienzo en el evangelio, lo que hemos adquirido y logrado al paso de nuestro caminar.  
Que precioso es el recordar “aquellos tiempos” como casi todos decimos; ya que es una manera que nos hace sacar un recuento de nuestro comienzo en el evangelio, lo que hemos adquirido y logrado al paso de nuestro caminar.  
La generación que nos sigue algún día se dará cuenta de que la vida en Jesucristo tiene un principio y final satisfecho  y que maravilloso si son aquellas generaciones de nuestra propia descendencia las cuales son las que nunca faltan en nuestras oraciones.
La generación que nos sigue algún día se dará cuenta de que la vida en Jesucristo tiene un principio y final satisfecho  y que maravilloso si son aquellas generaciones de nuestra propia descendencia las cuales son las que nunca faltan en nuestras oraciones.
ANEXOS:
 
Testimonio de los pioneros:
Norma Aida Lizárraga
Soy nacida, crecida y casada en Pitiquito Sonora con un hijo y cinco hijas. Al transcurrir de los años mi hijo enfermó, su enfermedad fue incurable para la ciencia médica y falleció a la edad de 13 años por lo cual de ahí nos vinimos a este lugar de Altar Sonora, con nuestra alma desecha y aquí en un poco y escaso tiempo yo sentía que mi vida no tenía sentido; desesperada, agotada y cansada del sufrimiento por mi hijo, aquí fue que Dios me dio fuerzas y empecé a buscar algo que yo no sabía, visitaba a la que ahora es mi hermana en Cristo pero ella no me decía nada de que ella era hija de trinitarios. Pero un día salí atrás de la casa y miré dos jóvenes mujeres y les pregunté porque ellas iban de paso; que si traían un libro grande y ellas me enseñaron un pequeño pero yo les decía, no, un libro grande, yo no sabía que era la biblia, y me dijeron que no, que hasta el día miércoles la iban a traer, esperé con gran ilusión el día y ahí empecé a darme cuenta de lo que decía allí.
Empecé a levantar mi vida, después íbamos a los grupos católicos y lo que yo y mi hermana sabíamos o nos habíamos dado cuenta era que Dios nos estaba iluminando el camino a seguir.
Enfermó mi hermana y ahí fue que ella reconoció, estuvo internada y yo a un lado de ella. Salió de ahí y fue cuando ella fue a buscar la iglesia Apostólica y unos niños la llevaron a la primera en calle 10 y avenida N, platicó con el hermano y se vino. Ya después empezaron a venir el hno. Rubén Castillo, hno. Pedro Sandoval, hna. Josefina y su esposo, hna. Micaela y su esposo muy buenos para cantar y tocar la guitarra después empezaron a hacer cultos en que la hna.                                        Guadalupe al aire libre. Nosotros la familia Pino Lizárraga y la familia Salas Martínez convivíamos todo el tiempo juntas y nuestros hijos, ellos tenían casa propia y nosotros rentamos en la esquina frente a ellos pero cuando hicieron el primer culto, yo, hna. Norma andaba desesperada porque se llegara la hora y la hna. María Jesús cada rato me preguntaba ¿apoco tú vas a ir allí? y yo le contestaba – ¡vamos a ir! -, y a ella le agarró un va y viene al baño como tipo de nervios; y se llegó la hora y yo me la llevé casi a la fuerza y pasamos todo el culto juntas y ella risa y risa y le decía yo –cálmate, cállate- y ella no podía callarse. Pasamos momentos difíciles por la gente que a veces se acercaba, unos y otros nos apedreaban y nos gritaban pero nosotros después felices.
Nosotros después nos juntamos la hna. Guadalupe Chávez, sus hijos y mis hijas, casi todos los días a orar; así fue como nosotros empezamos a salir a invitar a otras, nos íbamos a las ladrilleras y de allí empezaron a venir el hno. Mauro, hna. Ramona, hno. Toñito, hna. Adelina, hna. José Lupe García, hna. Josefina de Cuellar y familia de Alejandro Félix y fam. Y de aquí alrededor algunas personas entre ellas Carlota Bustamante y a veces sus hijos la acompañaban que en los primeros cultos una ocasión allí recibieron el Espíritu Santo mi hija Guadalupe Pino y también Bertha Jiménez hermana del hno. Pedro, en ese entonces estaban jovencitos y recuerdo que  cuando ya terminó el culto en ese día había predicado el hno. Conchito y les preguntaban a las chamacas ¿y a ver a ustedes quien les pegó? Y ellas seguían llorando y hablando en lenguas (esto era antes de los bautismos), era como noviembre-diciembre en ese entonces porque en las primeras semanas de enero de 1977 tuvimos campañas en las casas de la hna. Guadalupe Chávez y a veces en la casa de la hna. Chuy del hno. Doroteo, la casa mía hna. Norma L. de Pino era la casa de albergue y comida para  cuando terminaban los cultos en ese tiempo, era para mí y mi esposo aunque era contrario de lo que hacíamos pero el siempre andaba pendiente haber que hacía falta, cuando los niños de los hnos. se dormían, mi esposo hay iba cargando con catres para que los acostaran los hnos.
Una semana antes del 20 de enero nos fuimos al hogar de los hnos. Tiznado, allí fue el último culto para los bautismos en ese hogar ahí nos tomaron la protesta a las cuatro hnas. Que nos íbamos a bautizar pero al fin fuimos tres porque Carlota Bustamante se regresó y dijo que ella lo iba a pensar y todavía lo está pensando. De aquí en adelante hasta el momento mi gozo ha sido permanente por lo cual he recibido grandes bendiciones, en primer lugar mis hijas Guadalupe, Belia y Raquel y su esposo están en el camino de Dios y también mi esposo gracias a Dios.
Hoy oro para que el Señor tenga misericordia de Norma Delia y María Jesús y en cada oración le digo al Señor –Ya me has contestado tantas cosas y de eso espero verlo porque tus promesas son verdaderas, también mis yernos, mis nietos y bisnietos-.
Las experiencias más bonitas para mi fueron cuando yo empecé a caminar en el camino de Dios, era que yo y mis hijas caminábamos juntas siendo ellas pequeñas, porque ellas viendo lo que yo hacía me seguían. Ellas oraban, cantaban me acompañaban en todo lo que era en Dios, dos de ellas recibieron el Espíritu Santo cuando empezó la obra aquí en Altar andaban todo el tiempo en las fiestas: en confraternidad, convenciones, me ayudaban en todo lo que se movía en la iglesia: cultos de barrio, en venta de lo que trabajábamos para el mismo movimiento, al principio en lo que más trabajábamos era en tortillas grandes donde la hna. Guadalupe Chávez aprendió hacer tortillas grandes porque yo hna. Norma desde la edad de 6 años  me subía a un cajón para echar las tortillas y así fueron enseñadas mis hijas más grandes a hacer las tortillas y ellas mismas las llevaban al restaurant donde teníamos entrega hasta 25 y 30 paquetes, ellas mis hijas y la de mi hna. Guadalupe las llevaban a pie todo el tiempo; en ese entonces ninguna de ellas se negaba a hacer lo que nosotros las mandábamos todo lo que hacíamos en ese entonces, nuestras primeras hijas vendían tamales, donas y pan. También cuando empezó aquí la obra de Dios hacíamos comida para los que trabajaban en la construcción en las casas de nosotros hacíamos la comida y  llevábamos en una carretilla las ollas de comida. En mi casa en ese entonces para celebrar los cultos se llevaba la luz eléctrica por un cordón desde mi casa o la casa de la familia Pino Lizárraga así era como teníamos luz eléctrica por mucho tiempo para celebrar los cultos, y la casita pastoral que estaba en muy malas condiciones pero ahí vivieron mis primeros pastores.
Cuando empezó después a construirse el templo trabajábamos juntas las hermanas y los hermanos los pocos que éramos al principio recuerdo que se empezó y las mujeres ayudábamos a dar el material, los ladrillos y la mezcla.
Los lotes: uno teníamos según por la calle Hidalgo pero por estar junto a una cantina no le gustó al hno. José Altamirano y entonces aquí donde está hoy el templo solicitó y lo cambió por el que teníamos; después se solicitaron otros dos más porque estaban limpios ya que el hno. Jesús los limpió con  un tractor con escrepa y la gente como los veía limpios querían solicitarlos pero como en ese entonces era síndico un pariente de hna. Norma L. de Pino el mismo vino a mi casa y me dijo – Creo que  ustedes los hermanos limpiaron este terreno, pienso que a ustedes les pertenecía-. Y ya me fui con el síndico de mi casa a los lotes, me dijo en el camino; -Usted diga que esos lotes ya están solicitados-. Y así fue que los lotes que hoy sirven de parqueadero esos son. El síndico todavía vive y se llama Jaime Bárcena (Jaimito Bárcena) nosotros de cariño así le decimos. Ot
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Para recopilar los datos que a continuación se presenta, se reunió a un grupo de hermanos que participaron en la apertura de la obra. Ellos son: Mauro Rodríguez, Ramona Félix y Norma Lizárraga.
Para recopilar los datos que a continuación se presenta, se reunió a un grupo de hermanos que participaron en la apertura de la obra. Ellos son: Mauro Rodríguez, Ramona Félix y Norma Lizárraga.
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[[Archivo: Chalet11.jpg|400px|left|thumb|Cambio pastoral 2015]]
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