Diferencia entre revisiones de «El Ministerio Infantil y de Adolescentes»

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En todo esto con el tiempo el precio se tuvo que pagar, y una consecuencia fue que la educación cristiana se fue convirtiendo en una rutina. Las lecciones de personajes bíblicos, textos de memoria, así como las cinco oraciones diarias, la lectura de la Biblia para presentar capítulos el día domingo, dejó de ser tan vigilado. Las prioridades fueron revertidas por las tareas seculares de la escuela primaria, las actividades extras deportivas, culturales, iban desplazando la atención integral del niño y el adolescente. El legado de identidad, lealtad, honestidad, responsabilidad y compromiso, que no se decía pero se vivía se empezó a desgastar, y entonces a finales de los 80’s, se comienza a sentir un fuerte descenso de asistencia de adolescentes en las escuelas dominicales. Los niños cuando estaban antes bajo autoridad comparecían, pero al llegar a cierta edad de decisión propia, los pretextos para no asistir iban cada día más en aumento. Aquellos padres ilusionados, envueltos en sus afanes propios de una sociedad capitalista y consumista, sustituían la Palabra, llenando libreros de hermosas Biblias infantiles, libros de historias bíblicas, discos de acetatos de cantos infantiles y películas cristianas que se volverían los educandos espirituales de los niños de nuestros amados hermanos de la tercera generación de nuestra amada IAFCJ.
En todo esto con el tiempo el precio se tuvo que pagar, y una consecuencia fue que la educación cristiana se fue convirtiendo en una rutina. Las lecciones de personajes bíblicos, textos de memoria, así como las cinco oraciones diarias, la lectura de la Biblia para presentar capítulos el día domingo, dejó de ser tan vigilado. Las prioridades fueron revertidas por las tareas seculares de la escuela primaria, las actividades extras deportivas, culturales, iban desplazando la atención integral del niño y el adolescente. El legado de identidad, lealtad, honestidad, responsabilidad y compromiso, que no se decía pero se vivía se empezó a desgastar, y entonces a finales de los 80’s, se comienza a sentir un fuerte descenso de asistencia de adolescentes en las escuelas dominicales. Los niños cuando estaban antes bajo autoridad comparecían, pero al llegar a cierta edad de decisión propia, los pretextos para no asistir iban cada día más en aumento. Aquellos padres ilusionados, envueltos en sus afanes propios de una sociedad capitalista y consumista, sustituían la Palabra, llenando libreros de hermosas Biblias infantiles, libros de historias bíblicas, discos de acetatos de cantos infantiles y películas cristianas que se volverían los educandos espirituales de los niños de nuestros amados hermanos de la tercera generación de nuestra amada IAFCJ.


==1994==
==En 1994==


Afloró entonces una gran inquietud en la iglesia reconociendo la gran ilusión con que los padres creyentes habían buscado y asignado a sus hijos en un principio, significativos nombres bíblicos con el fin de llevarlos al altar de Dios para que fueran presentados por grandes hombres de fe, ministros del Señor, que los declararan consagrados para ejercer importantes ministerios futuros en el reino de Cristo. Ahora lamentablemente notaron que se había descuidado la educación espiritual de ellos y ya en ese tiempo se habían alejado del redil del Buen Pastor figurando en las planas amarillistas de los periódicos, encabezando atracos, homicidios, robos, etc., en la comunidad.
Afloró entonces una gran inquietud en la iglesia reconociendo la gran ilusión con que los padres creyentes habían buscado y asignado a sus hijos en un principio, significativos nombres bíblicos con el fin de llevarlos al altar de Dios para que fueran presentados por grandes hombres de fe, ministros del Señor, que los declararan consagrados para ejercer importantes ministerios futuros en el reino de Cristo. Ahora lamentablemente notaron que se había descuidado la educación espiritual de ellos y ya en ese tiempo se habían alejado del redil del Buen Pastor figurando en las planas amarillistas de los periódicos, encabezando atracos, homicidios, robos, etc., en la comunidad.