Diferencia entre revisiones de «7a Hermosillo, Sonora»

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Al término del año 2016 los ánimos de los hermanos eran buenos, en la congregación en general se respiraba un aire de entusiasmo y motivación, la cosecha del año anterior en bautismos había sido buena y el fruto se había reflejado con la decisión de 20 almas nuevas que entregaban su vida a Cristo dicho año, por tal motivo al iniciar el año 2017 el estado anímico de los hermanos en general era con expectativas grandes y prometedoras para el siguiente año; para ese momento la iglesia ya llevaba un rumbo bien encaminado a los objetivos de la multiplicación y el discipulado, el compromiso por parte del liderazgo y la congregación era férreo y decidido, y el programa general de la iglesia ya había aterrizado en la mentalidad de la congregación, por lo tanto los buenos resultados no se hacían esperar, se auguraban grandes cosas para los años venideros y el vaticinio era cada vez más bueno y prometedor, pues la visión era de crecimiento y multiplicación, por tal motivo el lema representativo para ese año fue “Manteniéndonos en la visión”, esto en vista de la necesidad que también imperaba, de reforzar con más claridad la visión que como organización veníamos trabajando los últimos años, pues a pesar de que los ánimos y el entusiasmo por trabajar y servir en la obra eran buenos, aun hacía falta asimilar la misma visión en un sector de la membresía, prueba de ello era que aún faltaba constancia y permanencia de algunos hermanos en los programas que tenían que ver con la visión, por lo tanto el cuerpo de líderes de la iglesia vio oportuno trabajar ese año bajo la premisa de conocer y mantenerse en la visión que como iglesia teníamos.  
Al término del año 2016 los ánimos de los hermanos eran buenos, en la congregación en general se respiraba un aire de entusiasmo y motivación, la cosecha del año anterior en bautismos había sido buena y el fruto se había reflejado con la decisión de 20 almas nuevas que entregaban su vida a Cristo dicho año, por tal motivo al iniciar el año 2017 el estado anímico de los hermanos en general era con expectativas grandes y prometedoras para el siguiente año; para ese momento la iglesia ya llevaba un rumbo bien encaminado a los objetivos de la multiplicación y el discipulado, el compromiso por parte del liderazgo y la congregación era férreo y decidido, y el programa general de la iglesia ya había aterrizado en la mentalidad de la congregación, por lo tanto los buenos resultados no se hacían esperar, se auguraban grandes cosas para los años venideros y el vaticinio era cada vez más bueno y prometedor, pues la visión era de crecimiento y multiplicación, por tal motivo el lema representativo para ese año fue “Manteniéndonos en la visión”, esto en vista de la necesidad que también imperaba, de reforzar con más claridad la visión que como organización veníamos trabajando los últimos años, pues a pesar de que los ánimos y el entusiasmo por trabajar y servir en la obra eran buenos, aun hacía falta asimilar la misma visión en un sector de la membresía, prueba de ello era que aún faltaba constancia y permanencia de algunos hermanos en los programas que tenían que ver con la visión, por lo tanto el cuerpo de líderes de la iglesia vio oportuno trabajar ese año bajo la premisa de conocer y mantenerse en la visión que como iglesia teníamos.  
[[Archivo: Familia_Zamorano.jpg |350px|right|thumb| Familia Pastoral Zamorano Pérez, año 2017]]


Sin duda, hasta ese año y a la fecha un factor que ha sido muy característico en el caminar de la 7ma iglesia, es la fuerza del liderazgo local y capacidad del mismo, el cual desde el pastorado del actual pastor en función, hno. Octavio Zamorano Romo, y su apreciable familia, su esposa, hna. Martha Luisa Pérez de Zamorano, y sus hijos, Martha Gabriela y Daniel Octavio Zamorano Pérez, se ha destacado por componerse de una estructura de liderazgo muy comprometida y preparada, con una jerárquica bien definida y funcional, clara en sus labores y comprometida con Dios y con su iglesia. La semilla fue plantada con pasión en corazones dispuestos y deseosos por servirle a Dios, era la semilla del discipulado que en corazones fértiles empezó a germinar, dando como resultado una generación de líderes que como guerreros prestos, supieron afrontar los retos que hasta ese momento se presentaron, retos que marcarían el rumbo de la iglesia y asentarían las bases para generaciones venideras de líderes.   
Sin duda, hasta ese año y a la fecha un factor que ha sido muy característico en el caminar de la 7ma iglesia, es la fuerza del liderazgo local y capacidad del mismo, el cual desde el pastorado del actual pastor en función, hno. Octavio Zamorano Romo, y su apreciable familia, su esposa, hna. Martha Luisa Pérez de Zamorano, y sus hijos, Martha Gabriela y Daniel Octavio Zamorano Pérez, se ha destacado por componerse de una estructura de liderazgo muy comprometida y preparada, con una jerárquica bien definida y funcional, clara en sus labores y comprometida con Dios y con su iglesia. La semilla fue plantada con pasión en corazones dispuestos y deseosos por servirle a Dios, era la semilla del discipulado que en corazones fértiles empezó a germinar, dando como resultado una generación de líderes que como guerreros prestos, supieron afrontar los retos que hasta ese momento se presentaron, retos que marcarían el rumbo de la iglesia y asentarían las bases para generaciones venideras de líderes.   
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