Diferencia entre revisiones de «2a Guadalajara, Jalisco»

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No puedo dejar de expresar lo gratificante que es para mí declarar que 37 de mis 40 años de caminar en el Señor en la Disciplina Apostólica, he sido Miembro de la Segunda Iglesia y esta trayectoria me es profundamente satisfactoria. Quizá cuando me vaya, alguien pueda decir con el agradecimiento y el orgullo que a mí me infunden el día de hoy  el referirme a algunos de nuestros Hermanos que se nos adelantaron: El Hermano Moisés Quintero fue un Hermano que partió a la presencia del Señor en los primeros años de este siglo. Era un hombre lleno de defectos, de debilidades y no pocos errores. Llegó a gustarle, sin embargo, el sabor que deja la ayuda al prójimo por lo que disfrutó de la amistad de muchos amigos y desde luego, también mereció el desprecio de algunos enemigos. En ocasiones medio despistado y en otras un tanto áspero, pero Su lugar está vacío ¡Y se nota su ausencia! Ojalá mi esposa e hijos puedan valorarme y perdonarme entonces. Siento que a los ojos de ellos, a quienes privé de muchas atenciones quizá quede cumplido uno de mis más caros anhelos: ¡El no haber vivido en vano! <br><br>
No puedo dejar de expresar lo gratificante que es para mí declarar que 37 de mis 40 años de caminar en el Señor en la Disciplina Apostólica, he sido Miembro de la Segunda Iglesia y esta trayectoria me es profundamente satisfactoria. Quizá cuando me vaya, alguien pueda decir con el agradecimiento y el orgullo que a mí me infunden el día de hoy  el referirme a algunos de nuestros Hermanos que se nos adelantaron: El Hermano Moisés Quintero fue un Hermano que partió a la presencia del Señor en los primeros años de este siglo. Era un hombre lleno de defectos, de debilidades y no pocos errores. Llegó a gustarle, sin embargo, el sabor que deja la ayuda al prójimo por lo que disfrutó de la amistad de muchos amigos y desde luego, también mereció el desprecio de algunos enemigos. En ocasiones medio despistado y en otras un tanto áspero, pero Su lugar está vacío ¡Y se nota su ausencia! Ojalá mi esposa e hijos puedan valorarme y perdonarme entonces. Siento que a los ojos de ellos, a quienes privé de muchas atenciones quizá quede cumplido uno de mis más caros anhelos: ¡El no haber vivido en vano! <br><br>


Al cierre de lo expuesto quiero decir que estos Sesenta años de vida de nuestra Congregación son la expresión amorosa del Buen Pastor. A Él y solo a Él pertenece el mérito de nuestra labor y el privilegio de nuestra existencia.  A los hombres que nos precedieron y que fueron por Él guiados, solo nos queda agradecer su paso por nuestros medios y agradecer tanto su valentía como su  humildad así como  sus esfuerzos por engrandecer la Obra del Crucificado sacrificando por este sentimiento su bienestar, su derecho a una mejor posición socioeconómica, su familia y su propia vida. Finalmente pero de ninguna manera en último sino en primer lugar, nos complace dar la Honra y la Gloria a quien es Digno, a nuestro Buen Dios y Salvador, Jesucristo.  Ahora vemos materializado el trabajo de aquellos que hace ya miles de años soñó ver el Salmista cuando dijo: “Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla, mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas”. Salmo 126:6. <br><br>
Al cierre de lo expuesto quiero decir que estos Sesenta años de vida de nuestra Congregación son la expresión amorosa del Buen Pastor. A Él y solo a Él pertenece el mérito de nuestra labor y el privilegio de nuestra existencia.  A los hombres que nos precedieron y que fueron por Él guiados, solo nos queda agradecer su paso por nuestros medios y agradecer tanto su valentía como su  humildad así como  sus esfuerzos por engrandecer la Obra del Crucificado sacrificando por este sentimiento su bienestar, su derecho a una mejor posición socioeconómica, su familia y su propia vida. Finalmente pero de ninguna manera en último sino en primer lugar, nos complace dar la Honra y la Gloria a quien es Digno, a nuestro Buen Dios y Salvador, Jesucristo.  Ahora vemos materializado el trabajo de aquellos que hace ya miles de años soñó ver el Salmista cuando dijo: <I>“Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla, mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas”</I>. Salmo 126:6. <br><br>


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