Diferencia entre revisiones de «1a San Luis Potosí»

*Se da testimonio de que cuando pastoreó en esta iglesia el hermano Jesús Aguilera Reyes (1978-1982), hubo gran derramamiento del Espíritu Santo entre la grey debido a que había una campaña permanente al respecto y él insistía en que todos debían recibir esa manifestación para que el mismo Espíritu Santo los pastoreara. Además recomendaba que los que quisieran recibirla estuvieran en ayuno y de esa manera hallar gracia delante del Señor. Entre los que experimentaron ese llenamiento en esa época fue el hermano Eliazar Becerra que cuenta que él había estado acatando esa recomendación por varios días sin que se produjera lo deseado. De tal modo que decidió dejarlo de hacer sin suspender el seguirla buscando y en momentos creyó que de esa manera menos recibiría el Espíritu Santo; pero a pesar de eso y para su sorpresa un día tuvo la evidencia de hablar en otras lenguas según lo narra el libro de los Hechos y pudo orar, junto con otros hermanos, por la sanidad de un hombre que estaba desahuciado por los médicos y el Señor Jesús respondió favorablemente al instante. Otro caso semejante fue el de Alejandro Ramírez que sanó de un tumor maligno inoperable.   

[[archivo:OraciónPorHnoLuisBecerra.JPG|350px|left|thumb|Oración por sanidad de Luis Becerra]]

*Del mismo modo, se efectuaron de parte del Señor Jesucristo otras clases de milagros como pedir dejara de llover en un momento dado, proveer de combustible en el tanque de un vehículo, reparación del motor de vehículos, protección de ataques de pandillas, etc.

*En uno de los pastorados del hermano Domingo Torres, se produjo un gran avivamiento, en el que se bautizaron en agua en el nombre de Jesucristo 24 jóvenes. Dicho avivamiento comenzó en una célula de jóvenes en casa de la hermana Anita Domínguez cuya hija, Lorena Luévano Domínguez, era la anfitriona. Cuenta el asesor y consejero de ese entonces, que ese día al volver de su trabajo sentía un fuerte impulso por asistir a la célula mencionada. Al llegar a la misma, los jóvenes le preguntaron si esa noche podrían orar por el descenso del Espíritu Santo a lo que les respondió afirmativamente. Enseguida empezaron a orar y al imponerles las manos empezaron a hablar en otras lenguas bajo la unción divina. Uno de los  muchachos llamado Jacobo Zarazúa comenzó a profetizar y otro, Israel Mendoza, a interpretarlo. Naturalmente que también un demonio quiso hablar, pero para esa hora ya había llegado a la reunión otro ministro, Eleuterio Hernández y juntos ministraron esa noche la manifestación del Espíritu Santo de acuerdo a la palabra de Dios. Así se siguieron dando más señales de parte del Señor Jesús durante varios meses y sobre todo, convenciendo de pecado y conduciendo a estos jóvenes a ser lavados con la sangre de Cristo por medio del bautismo.