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[[archivo:OraciónMargaritaNava.JPG|250px|thumb|Oración por sanidad de Margarita Nava]]
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*Además de las sanidades mencionadas antes, el Espíritu Santo concedió a todos los que buscaban al Todopoderoso muchos milagros como sanidades de leucemia, cáncer de senos, columnas vertebrales, fracturas de huesos, afecciones cardiacas y al menos tres resurrecciones. Al respecto, se da testimonio del hijo de Jesús Mata y Virginia Ramírez llamado Josué, siendo un niño de tres meses, el Señor Jesús lo resucitó.   
*Además de las sanidades mencionadas antes, el Espíritu Santo concedió a todos los que buscaban al Todopoderoso muchos milagros como sanidades de leucemia, cáncer de senos, columnas vertebrales, fracturas de huesos, afecciones cardiacas y al menos tres resurrecciones. Al respecto, se da testimonio del hijo de Jesús Mata y Virginia Ramírez llamado Josué, siendo un niño de tres meses, el Señor Jesús lo resucitó.   
*Liberaciones de endemoniados hubo también muchas, un caso fue el de una señora que se llamaba Bartola Becerra a la que le atormentaba un demonio con un fuerte dolor de cabeza y la azotaba en el piso. Dos ministros fueron a orar por ella, pero después de hacerlo por un tiempo, en lugar de mejorar empeoraba al grado de que se retiraron ofreciendo que volverían después porque iban a “prepararse”. Al ver esto, su hijo Andrés Alamilla, fue de inmedato por el Pastor Aguilera y cuando le contó lo sucedido, dijo: “El siervo de Dios siempre tiene que estar preparado”. Enseguida cuando llegó al lugar, la persona poseída rechazó al ministro, pero él le ordenó al espíritu maligno: “Déjala libre en el nombre de Jesucristo”. Inmediatamente el demonio la dejó y ella comenzó a alabar a Dios en otras lenguas; su hijo Andrés en ese momento recibió el Espíritu Santo y se unieron a ellos los demás hermanos presentes  glorificando al Señor en gran manera. Los ministros que se habían ido a “preparar” ya no fue necesaria su intervención.
*Liberaciones de endemoniados hubo también muchas, un caso fue el de una señora que se llamaba Bartola Becerra a la que le atormentaba un demonio con un fuerte dolor de cabeza y la azotaba en el piso. Dos ministros fueron a orar por ella, pero después de hacerlo por un tiempo, en lugar de mejorar empeoraba al grado de que se retiraron ofreciendo que volverían después porque iban a “prepararse”. Al ver esto, su hijo Andrés Alamilla, fue de inmedato por el Pastor Aguilera y cuando le contó lo sucedido, dijo: “El siervo de Dios siempre tiene que estar preparado”. Enseguida cuando llegó al lugar, la persona poseída rechazó al ministro, pero él le ordenó al espíritu maligno: “Déjala libre en el nombre de Jesucristo”. Inmediatamente el demonio la dejó y ella comenzó a alabar a Dios en otras lenguas; su hijo Andrés en ese momento recibió el Espíritu Santo y se unieron a ellos los demás hermanos presentes  glorificando al Señor en gran manera. Los ministros que se habían ido a “preparar” ya no fue necesaria su intervención.