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«Haced memoria de las maravillas que (Dios) ha hecho, de sus prodigios, y de los juicios de su boca…». Estas fueron las palabras inspiradas de David registradas por un antiguo investigador en 1 Crónicas 16.12. En consecuencia, los diferentes grupos humanos, pueblos (como Israel), e instituciones sociales y religiosas (incluyendo nuestra iglesia), se han empeñado en dejar huella o testimonio a la posteridad de lo que fueron e hicieron en su tiempo.
La importancia de la memoria colectivaWinston Churchill, historiador, primer ministro inglés y premio nobel de literatura, dijo alguna vez: «Cuanto más atrás puedas mirar, más adelante verás». Poder mirar hacia atrás, contemplar nuestra historia basándonos en nuestra memoria colectiva, nos permitirá vislumbrar nuestro futuro como iglesia pentecostal del nombre de Jesucristo. La importancia de esta memoria, reside en que nos permite hacer investigación, confirmar a los creyentes con la verdad y transmitirla sucesivamente a las nuevas generaciones. El modelo de historiador eclesiástico por excelencia es el evangelista Lucas, autor del tercer evangelio, cuyo trabajo nos servirá de pauta en este artículo. Él escribió: Muchos han intentado hacer una narración histórica de los hechos que se han cumplido entre nosotros, tal y como nos los transmitieron los que desde el principio fueron testigos oculares y después recibieron el encargo de anunciar el mensaje. Por lo tanto, yo también, excelentísimo Teófilo, habiendo investigado todo esto con esmero desde su origen, he decidido escribírtelo ordenadamente, para que llegues a tener plena seguridad de la verdad que te enseñaron. (Lucas 1.1-4, paráfrasis).
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Foto DestacadaPrimer Gobierno Ministerial de la Iglesia Apostólica de Torreón, en el año de 1920. En el centro, el pastor Miguel C. García. Derecha, Juan Rodríguez, Rafael Rivas y otro hermano. Izquierda, Aurelio Rodriguez, Pedro Rodríguez y hermano Gutierrez.
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14:59 (UTC) – viernes 14 de junio de 2024. Hay 1734 artículos en español. |