Diferencia entre revisiones de «El Ministerio Infantil y de Adolescentes»

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En sus inicios en 1914, nuestra Iglesia más que trasmitir una educación formal, técnica, metodológica, con infraestructura propia de espacios de atención para los niños, se enfocó en delegar completamente la educación cristiana, en los padres, a pesar del alto índice de analfabetismo que existía entonces. Esto contribuyó a que muchos de los adultos aprendieran a leer la Biblia y cumplieran la parte bíblica de Deuteronomio 6.6-8: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontal entre tus ojos: y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”. Por eso todavía recordamos algunos el porqué en las paredes y en las puertas de nuestras casas había textos de la Biblia colgados y que se utilizaban como método de memorización para la enseñanza cristiana familiar. Así como lo cotidiano de orar al levantarnos, y dar gracias a Dios en los tiempos de las comidas y al acostarnos para descansar en la noche.
En sus inicios en 1914, nuestra Iglesia más que trasmitir una educación formal, técnica, metodológica, con infraestructura propia de espacios de atención para los niños, se enfocó en delegar completamente la educación cristiana, en los padres, a pesar del alto índice de analfabetismo que existía entonces. Esto contribuyó a que muchos de los adultos aprendieran a leer la Biblia y cumplieran la parte bíblica de Deuteronomio 6.6-8: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontal entre tus ojos: y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”. Por eso todavía recordamos algunos el porqué en las paredes y en las puertas de nuestras casas había textos de la Biblia colgados y que se utilizaban como método de memorización para la enseñanza cristiana familiar. Así como lo cotidiano de orar al levantarnos, y dar gracias a Dios en los tiempos de las comidas y al acostarnos para descansar en la noche.
Por otra parte, la guianza espiritual que se recibía al asistir a los cultos era la misma para adultos como para niños. La permanencia en esas reuniones era maratónica, que tal vez en nuestra actual manera de pensar eran antipedagógicos. Sin embargo, esas prácticas contribuyeron a la formación de aquellos primeros creyentes y generó la consolidación y expansión de la IAFCJ en México. Esto produjo hombres y mujeres apasionados en compartir el evangelio el cual habiéndolo escuchado desde su temprana edad, y en las condiciones descritas, marcaron una identidad muy distintiva en esa generación que difícilmente los movían de su fe y sus convicciones en la doctrina y disciplina de su Iglesia.
Por otra parte, la guianza espiritual que se recibía al asistir a los cultos era la misma para adultos como para niños. La permanencia en esas reuniones era maratónica, que tal vez en nuestra actual manera de pensar eran antipedagógicos. Sin embargo, esas prácticas contribuyeron a la formación de aquellos primeros creyentes y generó la consolidación y expansión de la IAFCJ en México. Esto produjo hombres y mujeres apasionados en compartir el evangelio el cual habiéndolo escuchado desde su temprana edad, y en las condiciones descritas, marcaron una identidad muy distintiva en esa generación que difícilmente los movían de su fe y sus convicciones en la doctrina y disciplina de su Iglesia.


==En 1930==
==En 1930==