Cuernavaca, Morelos
Dios ha sido bueno con nosotros. Al mirar hacia atrás y recordar el camino que la Iglesia Apostólica ha recorrido en este lugar hasta llegar a lo que es actualmente, solo podemos decir: "Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1 Samuel 7:12).
Pioneros
La obra apostólica en Cuernavaca comenzó aproximadamente en 1961. El evangelista Gregorio Carreón fue el primero en establecerse con este fin, aunque es importante señalar que su familia era originaria de esta ciudad. Se instaló en una casa rentada en la colonia Carolina, donde las primeras personas llegaron a escuchar el mensaje de la palabra de Dios. Entre ellos se encontraban el hermano Jesús López Pérez y su esposa, la hermana Rebeca García Rodríguez, así como la hermana Tomasita Pérez Méndez, quienes fueron bautizados en el nombre de Jesucristo en 1965. Otros más también recibieron el bautismo en esos años.
En 1970, el pastor Carmelo Ramírez llegó a la ciudad, trabajando en una casa rentada en la calle Juan Álvarez, número 150. Algunas personas fueron alcanzadas por el Señor y el evangelio fue predicado. Dada su cercanía con la Ciudad de México, Cuernavaca recibió visitas esporádicas de hermanos laicos y ministros.
En julio de 1973, la hermana Lourdes Eguiza viajó a los Estados Unidos con su familia y allí conoció el evangelio. Un mes después, regresaron a Cuernavaca y comenzaron a buscar la Iglesia Apostólica local. En ese momento no había pastor, y los hermanos se reunían en una casa ubicada en Juan Álvarez 303. Dado que la hermana Lourdes Eguiza aún no había sido bautizada, un ministro del Distrito Federal, de nombre Alfredo Jiménez, vino a bautizarla a ella y a su hija Alejandra, a las hermanas Eva y Raquel Díaz, a una hermana de nombre Rosa y a dos hermanas más de apellido Mendoza. Un total de siete personas fueron bautizadas el 21 de octubre de 1973 en una pila.
Cuatro meses después, a principios de 1974, el hermano Arturo Álvarez llegó para pastorear la iglesia. Era un hermano muy inspirado para los cantos y compuso varios himnos. El incipiente grupo de hermanos de Cuernavaca confraternizaba con la iglesia de Temixco, que también estaba en formación, fortaleciéndose mutuamente. El hermano Álvarez pastoreó por aproximadamente tres años.
En 1976, el hermano Joel Nava tomó su lugar, contribuyendo por menos de un año. Posteriormente, en 1977, el hermano Alfonso Baleón asumió la responsabilidad pastoral por unos tres años. Durante este periodo, hubo visitas de ministros y obispos distritales residentes en el Distrito Federal, como el hermano Quintín Ibarra Zúñiga y el hermano Jesús Acosta López. El hermano Baleón comenzó a formar diáconos, quienes a su vez fungían como liturgistas del culto. Bajo su pastorado, fueron bautizados algunos hermanos, como la Familia López y, entre otras, las hermanas Brígida Díaz y Elizabeth Tovar. También se añadió a la iglesia la hermana Martina Díaz, quien había sido bautizada en la Segunda Iglesia del Distrito Federal.
Este fue un periodo de ajustes pastorales, de inmadurez espiritual y de crecimiento no sostenido; muchos hermanos que se bautizaron no permanecieron y otros se trasladaron a otras congregaciones. En 1980, el hermano Nicolás Becerra ocupó el pastorado por un año, apoyado por su madre, la hermana Lupita, quien venía del Distrito Federal. Se registraron algunos bautismos durante su gestión.
Espacios de reunión
La construcción del templo de Juan Álvarez aún no se había iniciado. Se había levantado una casa para la familia pastoral al fondo del terreno que se había comprado, y los cultos se celebraban en la parte central del mismo. Se realizaron veladas, ayunos y oraciones, lo que preparó el terreno para que la obra de Dios creciera de manera significativa.
Fue en 1981 cuando llegó el hermano Javier Uribe. Con él, se empezaron a levantar los cimientos del templo, y el evangelismo alcanzó un lugar prominente en su trabajo. Se llevaron a cabo muchas campañas, tanto dentro como fuera del templo, en las calles y colonias de la ciudad, logrando un importante crecimiento numérico. El hermano Javier Uribe bautizó a grandes familias como los García, Betancourt, Domínguez, Ruiz, Morales, Hernández, Nájera, y muchos otros. En la construcción, se sentaron las bases o cimentación para levantar un gran edificio, se levantó la barda con los vecinos del PRD y una estructura metálica para el templo. Después de cuatro años de trabajo, partió de este lugar.
En 1985, el pastor Daniel Castellanos asumió el pastorado por siete años. El crecimiento numérico se consolidó, y muchos hermanos fueron bautizados. Sin embargo, su principal aporte fue la construcción del templo, desde la primera hasta la tercera planta de lo que hoy es nuestro edificio. Fue un gran trabajo y un esfuerzo que requirió un considerable sacrificio económico de todos los hermanos y una excelente cooperación. También se recibieron aportaciones a nivel nacional y distrital. Mientras se construía el edificio de nuestro templo, surgieron muchas anécdotas, como el dicho que se hizo común en esa época: "¡Y no te revientes riata, que es el último jalón!". Dios pague el esfuerzo de cada uno.
Organización
En 1992, el hermano Roberto Flores tomó el pastorado, trabajando seis años en esta iglesia, a la cual le dio su toque personal. Se recuerdan los cultos de avivamiento y su carácter alegre.
El 16 de agosto de 1998, el hermano Juan José Sosa Palma recibió la iglesia de Cuernavaca. Al hermano Sosa le correspondió trabajar por la unidad de la iglesia y los ministerios y carismas de Dios, desarrollando en los miembros los dones sobrenaturales que Dios les había otorgado.
El 12 de marzo de 2011, el hermano Gonzalo Barrios Sánchez asumió el pastorado de la iglesia, con el compromiso de trabajar en el engrandecimiento de la obra de Dios.
Nos queda mucho por hacer. Sin embargo, lo que hemos logrado hasta este día es el resultado de un gran trabajo en equipo: hombres, mujeres, jóvenes y niños que no solo con sus oraciones, sino también "poniéndose la camiseta", han hecho posible llegar hasta aquí.