3a Guadalajara, Jalisco

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PASIÓN, LUCHA Y BENDICIÓN


EPÍGRAFE

Los que sembraron con lágrimas, Con regocijo segarán.

Irá andando y llorando El que lleva la preciosa semilla, Pero al volver vendrá con regocijo Trayendo sus gavillas.

Salmo 126:5,6


PRÓLOGO

Si miramos a nuestro alrededor y reflexionamos un poco sobre el inicio de todas las cosas, nos daremos cuenta que cada cosa, objeto, persona, movimiento y aún las comunidades y naciones tienen su comienzo y su desarrollo; y es así como las tenemos actualmente, es decir, tienen su propia historia. El mundo se ha desarrollado y ha avanzado de diferentes maneras gracias a que hay registros, datos sobre los hechos pasados y es así que se puede construir sobre una base, ya sea de malos o buenos fundamentos.

Conocer la historia es de gran importancia y tiene un valor sustancial, porque en ella es donde encontramos tanto fortalezas como debilidades sobre nuestros antepasados. En ella podremos ahondar para entender nuestra presente realidad; en las fortalezas, nosotros actualmente podremos seguir trabajando para no perder el impulso; pero en las deficiencias y errores debemos estudiar con cuidado el por qué de ellos para no volver a repetirlos. La historia será siempre la base sobre la cual pisaremos para ir por nuestro futuro; nos guste o no, tenemos una historia, en nosotros está seguir en la misma o transformarla para bendición.

En la Tercera Iglesia Apostólica en Guadalajara creemos haber entendido este principio; sabemos que hasta ahora lo que se ha logrado no ha sido hecho en medio del vacío, fuera del tiempo y del espacio, sino que formamos parte de un territorio y tiempo definido. Somos parte de una historia y como tal queremos saberla y entenderla para así poder mejorar en las diferentes áreas. Nuestra iglesia local está por cumplir cuarenta años de su fundación, eso significa que hay mucho qué contar y mucho qué destacar desde sus comienzos hasta el día de hoy. Cabe señalar que son siete los pastores que han trabajado en nuestra iglesia y cada uno de ellos ha dejado una huella importante con su labor; pero uno de ellos, el que pastorea actualmente, ha estado cerca de la mitad del tiempo de existencia de la congregación y hay demasiado qué escribir sobre las cosas que han sucedido en este tiempo. Nuestra iglesia ha sido como una especie de “laboratorio” para la Iglesia Apostólica a nivel general, la cual ha sido bendecida por nuestras aportaciones estudiadas y llevadas a la práctica en la localidad.

La Tercera Iglesia ha vivido crisis, pero también tiempos de enorme bendición; ha caído muchas veces, pero se ha levantado las veces que han sido necesarias y ahora se encuentra en pie y con la frente en alto con un gran porvenir.


INTRODUCCIÓN

A lo largo de los años, desde los inicios de nuestra denominación hasta el día de hoy, hemos tenido infinidad de hechos que por falta de una visión de futuro no se han registrado y se han perdido. Cada vez que un hermano de la Iglesia fallece, es información que perdemos y que jamás recuperaremos. Son datos que “están en el panteón” y que desconocemos. Este asunto ha sido un problema que muy pocos han considerado y creemos que es momento de corregir.

Vendrán nuevas generaciones, surgirán nuevas tendencias, el mundo seguirá avanzando a la par con la tecnología, la filosofía, las religiones y demás ciencias sociales; el pensamiento seguirá embistiendo y las ideas posmodernas continuarán renovándose y nosotros como iglesia debemos caminar también simultáneamente; pero mantener aquellas cosas que nos han dado verdadera identidad. Debemos tener registradas aquellas primeras cosas que le han dado fuerza a nuestro credo y que han hecho de nuestra iglesia una iglesia de poder y de convicción.

Nuestros niños de hoy continuarán creciendo, nuestros hijos y nietos llegarán a un ambiente nuevo y es nuestra responsabilidad informarlos de nuestro pasado y nuestro presente para que no cometan nuestros mismos errores y aprendan de aquello en lo que somos relevantes.

Ahora, que a nivel general nuestra iglesia está impulsando este proyecto Hagamos memoria y reafirmemos nuestra historia, se está dando un paso agigantado sobre el tema. Será muy provechoso y de mucha bendición tener por escrito aquellos hechos sobresalientes de cada una de las congregaciones. Es por esto también que ahora se ha escrito este material con el fin de que tanto los nuevos conversos como nuestros jóvenes y las futuras generaciones de la Tercera Iglesia Apostólica en Guadalajara conozcan sus raíces.


CAPÍTULO I, LOS ORÍGENES: HERMANO SALVADOR RUVALCABA

El hermano Salvador Ruvalcaba es una persona empírica, que no tiene ninguna formación secular, ni teológica. Es una persona humilde, con experiencia adquirida en la práctica del ministerio pastoral que se le había encomendado.

A principios de los años sesentas, el hermano Ruvalcaba fue encargado de la Segunda Iglesia Apostólica de Guadalajara por aproximadamente cuatro años. Según él, como no tenía estudios escolares, ni teológicos, no podían nombrarlo Pastor. En ese entonces los líderes distritales pensaban mandarlo a un rancho, pero terminaron enviándolo a una colonia nueva al oriente de la ciudad de Guadalajara, por lo que entregó la Segunda Iglesia el día 23 de Marzo de 1967 al hermano Francisco Moreno Flores, para irse de misionero a lo que hoy conocemos como la Tercera iglesia Apostólica de la fe en Cristo Jesús en Guadalajara.

El hermano Ruvalcaba llegó a la colonia Oblatos e inició su trabajo en la misión integrada sólo por 6 personas: el hermano Froylán González y su esposa, la hermana María Moreno Ayala; la hermana Irene Ríos Estrada, la hermana Aurelia González Moreno, el hermano Salvador Ruvalcaba y su esposa la hermana María de Jesús Mendoza. El hermano Ruvalcaba afirma que no hubo nadie más, sólo esas 6 personas fundaron lo que hoy es la Tercera Iglesia.

PRIMERAS REUNIONES

Debido a que la Primera Iglesia les quedaba muy lejos; y además los camiones venían muy llenos de regreso, ya que a esa misma hora era la salida para los que iban al cine, pidieron permiso para comenzar a hacer reuniones en la colonia Oblatos. Las primeras reuniones fueron en casa de la familia González Moreno, contaba sólo con un cuarto, allí se reunían los primeros seis hermanos. Posteriormente, poco a poco se agregarían más familias a este proyecto, como la familia Rocha, la familia Lozano, la familia Gómez Cardona, la familia Alvarado, y el hermano Guillermo Moreno.

Como por un año aproximadamente, se estuvieron celebrando las reuniones en este lugar. Los cultos eran gloriosos; el derramamiento del Espíritu Santo era de una manera palpable. No cesaban en buscar a Dios a través de la oración; hablaban lenguas por largos periodos; oraban por enfermos y estos sanaban; se predicaba la Palabra con autoridad.

El programa de las reuniones era el tradicional: cantaban a capela, nadie sabía tocar un instrumento; había acción de gracias, presentaban cantos especiales, se hacían peticiones de oración, se recitaban textos bíblicos y se predicaba la Palabra de Dios por el hermano Ruvalcaba. Los cantos más representativos fueron: Cuando yo vine al Salvador, No tienes excusa, El Rey de Gloria y Si tu copa rebosa de amor. Se cantaban con todo el corazón y Dios se agradaba de esto, porque se manifestaba poderosamente.

Los temas de predicación generalmente eran sobre el arrepentimiento, el perdón de Dios, la santidad y la segunda venida de Cristo. Casi no participaban las mujeres, sólo en las actividades de logística.

La hermana María Moreno cuenta que en una ocasión llegó un sacerdote de la Iglesia Católica a bendecir las pocas casas de la colonia y que al llegar a la suya, se dio cuenta que allí no lo podría hacer. La hermana María le dijo: “Mi casa no necesita ser bendecida por usted. Mi casa es bendita desde que me convertí al Señor Jesucristo. Todas mis cosas y posesiones están en bendición siempre.” Después el sacerdote envió a una mujer para que espiara la casa de la hermana María para ver si tenía santos, porque si no los tenía, él no iba a permitir que esas personas estuvieran allí. Estuvieron batallando por un tiempo, pero finalmente Dios les dio la victoria y ellos continuaron alabando a Dios y predicando el evangelio.

CONSTRUCCION DEL TEMPLO

Para este momento ya se reunían alrededor de unas 35 personas, hermanos comprometidos; aparte los amigos y oyentes que se tenían. La obra de Dios en la colonia Oblatos seguía creciendo por la devoción de sus iniciadores.

En este periodo fue cuando se adquirió el terreno en donde hoy se encuentra construido el templo. Entre tanto que la construcción se realizaba, se instaló un tejaban en el terreno para realizar allí las actividades de la Iglesia, lo que llamarían después el templo chico. El 12 de octubre de 1967 se terminó el primer peldaño de construcción de una casa de oración. La ceremonia se inició con el himno “Cuán amables son tus moradas”. Ahora era seguir adelante sin desmayar según el propósito divino de nuestro Señor Jesucristo.

Es muy importante mencionar que en este tiempo la iglesia se caracterizaba por ser muy cooperadora, solidaria, aún más que las otras en ese tiempo. Las perspectivas siempre fueron de que la iglesia sería grande, porque varios miembros de la Primera Iglesia anhelaban venirse a la Tercera, pues por distancia les favorecía; así también les motivaba porque les atraía el movimiento que se generaba en esta nueva iglesia. Era una iglesia que desde sus inicios estaba en la mira de las demás.

Por aquellos días, del año 1966 al 1970 el Obispo Supervisor de este Distrito de Occidente fue el Rev. Vicente Moreno. Más adelante, del año 1970 al 1974 fue el Rev. José Ávalos Orozco.


CAPÍTULO II, PRIMER PASTORADO: REV. FRANCISCO MORENO FLORES

HERMANO FRANCISCO MORENO Y SU ESPOSA

El hermano Francisco Moreno Flores nació un 5 de octubre de año desconocido, en Santo Niño, Durango. Su padre fue el señor Seferino Moreno, su madre la señora Marcos Flores, y su único hermano fue Fernando Moreno. Sus estudios solamente fueron hasta el tercer año de primaria, y mientras pudo se desenvolvió como obrero. En el año de 1926 contrajo matrimonio, tanto al civil como a la iglesia, con la hermana Lorenza Ayala Rentería en su mismo lugar de origen; aún no se habían convertido a Cristo así que sus nupcias fueron oficiadas en su antigua religión: la iglesia católica.

Fue un jueves de semana santa, en la Iglesia Apostólica que se encontraba en San Juan de Guadalupe, Durango, donde fue bautizado en agua en el nombre de Jesucristo por el reverendo Guadalupe García; al mes de su bautismo, fue también bautizado en el Espíritu Santo en el mismo lugar.

Su esposa, la hermana Lorenza nació un primero de agosto de año desconocido, en Santo Niño Durango también. Sus padres fueron el señor Lorenzo y la señora Antonia Rentería. Solamente cursó hasta el tercer año de primaria y se dedicó al cuidado del hogar. Dios bendijo su matrimonio con ocho hijos: María Moreno Ayala, Telésforo Moreno Ayala, Nicolás Moreno Ayala, Guillermo Moreno Ayala, Francisco Moreno Ayala, Eliu Moreno Ayala, Martha Moreno Ayala y Laurensia Moreno Ayala. La hermana Lorenza recibió el bautismo en agua por las mismas fechas que su esposo y en el mismo lugar por el reverendo Guadalupe García; al mes fue bautizada en el Espíritu Santo.

El hermano Francisco Moreno Flores pertenecía a la Iglesia Apostólica en San Juan de Guadalupe Durango cuando fue solicitado para su ordenación al ministerio por el pastor Guadalupe García en el año de 1948. Como diácono mostró su vocación de pastor al estar al cuidado de un grupo de hermanos en su iglesia local y haciendo labores de evangelista en el pueblo.

El mismo hermano Guadalupe García pidió su instalación al pastorado allí en la iglesia en Santo Niño, iglesia que pertenecía al distrito de Torreón. Recibió ocho hermanos al inicio de su pastorado y a su salida entregó veintisiete.

La iglesia tenía un nivel socioeconómico bajo y un grado escolar promedio en el nivel primaria; se caracterizó por ser una congregación apasionada por la evangelización. Mientras el hermano Francisco estuvo pastoreando la iglesia se activaron los ministerios de niños y jóvenes, se activó la escuela dominical, se impartió cinco veces la santa cena, se celebraban campañas evangelísticas, de sanidad divina y derramamiento del Espíritu Santo; sus principales temas de predicación eran la santidad, la adoración y el ayuno; se cuenta que el hermano era un fuerte defensor de la disciplina tradicional. También impulsó la construcción de la casa pastoral y la compra de un terreno. Durante el pastorado del hermano Moreno se inició al diaconado, se ordenó al ministerio y salió a pastorear el hermano Leoncio Ríos siendo fuertemente entrenado.

De esta manera Dios preparaba al hermano Moreno para después realizar su obra con mucha pasión y entrega. Comenzó en Durango y Coahuila a predicar la Palabra de Dios en diferentes lugares y fue enviado también a Gómez Palacio, Torreón, a pastorear una iglesia.

Fue en el año de 1969 cuando se establece el primer pastorado oficial en la Tercera Iglesia a cargo del hermano Francisco Moreno. Ya había terreno y se comenzó a construir el templo chico: el tejaban que les servía para hacer sus reuniones. Había como unos 35 hermanos en ese momento; pero todos muy trabajadores y entregados. Solamente se reunían en los cultos. Los martes y los jueves a las siete de la noche y los domingos casi todo el día: desde que llegaban temprano a la escuela dominical hasta que terminaba el culto que comenzaba a las cinco de la tarde. Había mucha unidad y amor fraternal.

En ese entonces la iglesia no carecía de oración. Las circunstancias favorecían que la gran mayoría de la congregación estuviera en constante búsqueda de Dios a través del ayuno y la oración. La colonia era pequeña, no contaba con demasiadas casas, los hermanos vivían cerca y era posible que se reunieran muchos en el templo para interceder. Se dice que los domingos hacían cadenas de oración desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde. Se turnaban por periodos de una hora cada uno de los hermanos y pasaban de rodillas clamando a Dios. La jornada de oración terminaba con el culto y allí se podía sentir el respaldo de Dios de una manera gloriosa.


ALGUNOS MILAGROS

La iglesia creía en el poder de Dios. Predicaba el carácter pentecostal de los Hechos de los apóstoles. Se apegaba a la Escritura y tomaba las promesa de que “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores,” (Isaías 53:4). Se veía la mano de Dios en cada actividad que realizaban con sanidades y milagros palpables.

Había un niño como de unos 8 años al que se le había diagnosticado cáncer. Los médicos lo habían desahuciado y decían que le quedaba poco tiempo de vida; que era importante que le cumplieran sus deseos antes de que muriera, que hicieran de sus pocos días los más felices. Sin embargo, la iglesia no aceptó tales conclusiones y se puso en oración. La hermana María Moreno convocó a las dorcas para organizar una cadena de ayuno y oración. Los ministros y el pastor de la iglesia impusieron sus manos sobre él y el pequeño quedó sano desde aquel momento. Ahora en la actualidad ese niño ya es uno de los señores casados de la iglesia, tiene una hermosa familia y vive agradecido con Dios. Su nombre es Josué Gordo Dorado.

Otro de los creyentes que vio el poder de Dios en su vida fue el hermano Severo Navarro. Tenía algún tiempo con dificultades para respirar, lo llevaron al médico y le diagnosticaron asma. Fue hospitalizado inmediatamente, ya que la enfermedad se complicó demasiado. Después de un tiempo la ciencia médica dio por perdido el caso y los médicos les pidieron a los familiares que lo llevaran a su casa para que muriera allá, ya que los costos en el hospital serían más elevados si fallecía allí. Fue llevado a casa y allí los hermanos se reunieron para orar por él. ¡Qué bendición: el hermano Severo se comenzó a recuperar y quedó sano en el nombre de Jesucristo! No cabe duda que Dios respaldaba cada paso que se daba en la Tercera Iglesia.


CULTOS Y REUNIONES

Como ya se mencionó, entre los hermanos había mucha armonía. Comían juntos cada domingo. Se reunían desde temprano para orar, después se quedaban en la escuela dominical, convivían y se quedaban hasta que el culto comenzaba.

Los servicios duraban alrededor de dos horas. Eran cultos gloriosos llenos de la presencia de Dios. Con los cantos, tocados a pura guitarra de caja, la congregación adoraba a Dios y él se manifestaba. Entre los cantos más representativos de ese momento estuvieron: Una esperanza reina ya en mi ser, Dios manda, Dios es mi salvación, La vanidad de la vida, Divino compañero, Mis plegarias y Dulces canciones. Los cantos de ese tiempo se caracterizaban por ser demasiado horizontales; es decir, el mensaje era para que los no creyentes conocieran la verdad a través de la música. Por ejemplo, una de las estrofas del canto “Dios manda” dice así:

“En estos tiempos la gente se afana Por toda cosa que es material, Y menosprecian las cosas de Cristo, Desechan siempre lo espiritual.”

Con esto la iglesia buscaba que el perdido encontrara a Jesús y se convirtiera. Que dejaran su vida pasada y buscaran a Dios con todo el corazón. Y esto funcionó mucho para llevar a la gente a Cristo.

La Santa Cena se celebraba una vez por año. La hermana María Moreno, desde entonces hasta hoy, hace el pan que es preparado especialmente para esta ceremonia. Se buscaba que todos estuvieran en comunión para ser partícipe de ella y era precioso mirar cómo todos disfrutaban estar juntos, recordar la muerte y resurrección de Cristo y su próxima venida.


CRECIMIENTO, BAUTISMOS Y ORGANIZACIÓN

Al principio de la iglesia, se cuenta que cuando una persona se convertía al Señor, la familia completa se interesaba en el mensaje, de tal manera que después terminaban recibiendo a Jesús en sus corazones y bautizándose en agua. Familias enteras se convertían y cambiaban su manera de vivir. Para este momento la iglesia ya contaba con aproximadamente unos 50 hermanos bautizados, aparte los oyentes y amigos que simpatizaban con la congregación. Los bautismos se realizaban en el mismo templo chico o en otras ocasiones, cuando querían salir de la rutina, se iban a un pequeño río que se ubicaba en San Isidro. De esta manera celebraban y hacían fiesta de que un pecador se había arrepentido.

Debido a que el hermano Francisco Moreno, pastor de la iglesia, lo habían comisionado para que atendiera una obra en San Juan de Ocotán, Jalisco; el hermano Guillermo Moreno, su hijo, fue quien estuvo atendiendo la iglesia en todas sus áreas. Prácticamente era el pastor no oficial de la Tercera Iglesia. Él organizaba los cultos, predicaba, visitaba a los hermanos, evangelizaba y fue el que impulsó toda la construcción del templo grande. Era la mano derecha de su padre desde los inicios de su ministerio. Y cabe señalar también, que fue nombrado presidente de los jóvenes a nivel nacional en la Iglesia Apostólica, ya que era un joven muy activo y con iniciativa.

La tesorera en ese tiempo fue la hermana Raquel Padilla. Se le conoció por ser una mujer íntegra y buena administradora. Cada centavo que entraba a la tesorería, era dinero que ella cuidaba y peleaba porque se invirtiera bien en la obra de Dios. Entregaba un informe mensual de ingresos y egresos para dar cuenta a la iglesia de lo que se hacía. Siempre se buscaba la transparencia ante cualquier movimiento.


DOS AÑOS DE CONSTRUCCIÓN

A principios del año 1970 se comenzó a planear la construcción del templo oficial. Con el hermano Guillermo Moreno al frente del proyecto y con el apoyo de toda la congregación: niños, jóvenes, dorcas y señores. Cada fraternidad puso su granito de arena para que fuera posible esta obra tan emocionante.

PRIMERA PIEDRA

El hermano José Ávalos Orozco era el obispo de este distrito, que se llamaba Distrito de Occidente; el hermano Maclovio Gaxiola López fungía como Obispo Presidente de la Iglesia Apostólica y el hermano Isidro Pérez Ramírez era el secretario general. La iglesia apostólica a nivel general comenzaba a tener relevancia en nuestro país y con sus convenciones se podía mirar la grandeza de nuestra denominación. Y fue en una de estas convenciones que la Tercera Iglesia aprovechó para trabajar y sacar fondos para la construcción.

Se organizó una comisión para vender comida en una Convención Distrital que se celebró aquí en Guadalajara. Se solicitaron los permisos y se activó el ministerio de ventas. Se cuenta que fueron tantos los hermanos que vinieron y apoyaron, que después de haber comenzado a vender, ya no podían llevar el registro de qué habían dado ni a quién; los hermanos simplemente comían y al final daban una ofrenda que muchas veces sobrepasaba al costo real. Al final de la convención, ya que se contaron las ganancias, había 21 000 pesos listos para ser invertidos en la obra de Dios. ¡Fue de gran bendición esta actividad para la Tercera Iglesia! El trabajo no fue sencillo. Era muy desgastante; no había momentos de descanso real. La hermana María Moreno estaba tan exhausta que se desmayó del cansancio y las desveladas, pero gracias a Dios todo terminó perfectamente. Dios hizo su parte y los hermanos no desistieron.

EL TEMPLO EN CONSTRUCCION

Pasada la gran fiesta, se comenzó a comprar el material de construcción y se pusieron, ahora sí literalmente, manos a la obra. El hermano Vicente Moreno fue quien puso la primera piedra del templo acompañado por toda la congregación. De esta manera comenzó el proyecto.

Algo maravilloso sucedió en este tiempo. Mientras los hermanos albañiles escarbaban, las hermanas oraban simultáneamente. Orando, adorando a Dios y escarbando, fue como comenzó este movimiento. Cuando ya se tenía la estructura base, sucedió algo inexplicable: Cada semana, por una de las ventanas que se habían construido, caían 50 pesos. Hasta ahora se desconoce el origen de ese dinero que aparecía. En varias ocasiones, cuando miraban que el dinero aparecía, alguien salía corriendo para sorprender a la persona que hacía esto, pero no encontraban a nadie. Fue entonces que glorificaron a Dios porque él mismo estaba apoyando y trabajando para la construcción de su casa.

Cuenta el hermano Guillermo Moreno que faltaban más manos que trabajaran. Para solucionar el problema pensó en una estrategia muy buena y la llevó a cabo. Se iba cada semana a jugar fut bol a un lugar donde se juntaban muchos jóvenes, convivía con ellos y se los llegó a hacer amigos. Les platicó del proyecto y logró que se involucraran estos muchachos en la construcción. Después de jugar un rato se los llevaba a trabajar, y ellos gratuitamente apoyaron. Algunos de ellos se integraron a la iglesia y aceptaron a Jesús. ¡No cabe duda que, cuando hay una motivación que hace brincar el corazón, no importan las dificultades, éstas tienen que ceder en el nombre de Jesús!

EL TEMPLO TERMINADO

Fue así como se construyó ese hermoso templo. Fueron aproximadamente dos años de trabajo, y dos años de ver la poderosa mano de Cristo. Con trabajo y oración, este anhelado proyecto fue hecho realidad. Fue el día 21 de marzo de 1972, siendo pastor el Rev. Francisco Moreno Flores y obispo del distrito el Rev. José Ávalos Orozco, en compañía de otros ministros como el Rev. Fernando Peña Niz y el Rev. Vicente Moreno, que se inauguró y dedicó oficialmente la Tercera Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús en Guadalajara.


PRIMICIAS DE UNA GRAN IGLESIA

Con el favor y la ayuda de Dios, la grey seguía caminando con fuerza. Continuaba con fe y creyéndole a Dios acerca de sus bendiciones. La iglesia trabajaba mucho con lo que se le llamaba Fraternidades. Los primeros presidentes de fraternidad en la Tercera fueron los siguientes: la hermana María Moreno dirigiendo a las dorcas (cabe señalar que ella ocupó este cargo por más de 20 años); y su esposo, el hermano Froylan González dirigiendo a los varones casados; y como presidenta de jóvenes estuvo la hermana Maxi Lozano. A los niños se les atendía en la Escuela Dominical semanalmente. Así fueron los comienzos, las primicias de los frutos de esta iglesia, de manera más organizada.

Surgió una inquietud entre algunos jóvenes de aquel tiempo: adorar a Dios con la música, pero de una manera más completa. Entre los impulsores de este ministerio se encontraban Guillermo Moreno, Eliú Moreno, Rubén González, Teresa González, entre otros. Cada músico puso dinero de su propio bolsillo para comprar sus instrumentos. Se compró un bajo eléctrico, una guitarra eléctrica, la batería, un requinto, unas tumbas, un amplificador, micrófonos y bocinas. Fue algo totalmente nuevo para la iglesia local y aún para la iglesia a nivel general. Se puede decir que la Tercera Iglesia fue de las primeras en incluir en su sistema litúrgico instrumentos musicales de esta índole. Fue tanta la bendición, que este equipo era solicitado para las convenciones distritales que se celebraban.

Los hermanos del grupo de alabanza se esforzaban continuamente por dar lo mejor para el Señor. Se reunían a ensayar y a perfeccionar su dominio del instrumento y del canto. Se llegó a tener un coro que se componía de 25 voces, y eso hacía que se escuchara hermosa la alabanza al Señor. Era un grupo muy completo, muy eficiente y entregado. Se les llegó a requerir para ministrar la alabanza en algunas confraternidades y en convenciones distritales en varias ocasiones. Gracias a Dios por estas bendiciones.


CAPÍTULO III, SEGUNDO PASTORADO: REV. SALVADOR RODARTE PUENTE

FAMILIA RODARTE

En el año de 1974 se decide que el hermano Francisco Moreno Flores entregue la Tercera Iglesia al hermano Salvador Rodarte Puente. Estaba a finales de su periodo como obispo del distrito el hermano José Ávalos Orozco y como obispo presidente el hermano Manuel Gaxiola. Se puede decir que no fue muy bien visto este cambio pastoral por un buen porcentaje de la iglesia. Este tiempo fue muy complicado en la vida de esta congregación, ya que surgió una división que causó mucho dolor y conflictos entre hermanos. La iglesia se componía de alrededor de unos doscientos hermanos; y con estos choques quedaron solamente la mitad de la membrecía, aproximadamente. Fue tan fuerte aquel problema que hasta el obispo presidente tuvo que venir a tomar medidas sobre el asunto.

La iglesia, antes de la llegada del nuevo pastor, tenía su manera propia de administrar el dinero. Cuando el hermano Rodarte toma el cargo, la administración comienza a cambiar; y esto, a muchos de los líderes, no les pareció bien y comenzaron a protestar y a estar inconformes con la nueva manera de trabajar. Se puede decir que ésta fue una de las causas de aquella división. Según los hermanos que vivieron aquella época, la familia Moreno Ayala, y en especial el hermano Guillermo, encabezaban aquella revuelta. No estaban de acuerdo con las ideas del pastor e hicieron que se les expulsara de la iglesia. Dieciocho personas fueron las que se dividieron y comenzaron a hacer sus propias reuniones en casa del hermano León Rocha, después compraron un terreno en Huentitán y es así como nace lo que hoy conocemos como la Iglesia Universal de Jesucristo.

Fue un golpe muy duro, tanto para los hermanos que fueron destituidos, como para el remanente de la Tercera Iglesia. Algunos hermanos cuentan que la iglesia quedó muy triste. Las bancas se veían solas, el templo se miraba vacío y los corazones estaban dolidos por la separación. A los cultos sólo asistían como unas cincuenta personas. Gran parte de las cosas que había en el templo se las habían llevado porque les pertenecían. El hermano Rodarte se apoyó mucho en el hermano Alfonso Sebastián; servía como ayudante de pastor, además que había sido iniciado al diaconado. Lo acompañó en sus inicios en esta iglesia y lo ayudó a enfrentar esta crisis tan complicada. Visitaban a los hermanos y lucharon por la restauración de la congregación. Prácticamente el liderazgo lo componían ellos dos; no había equipo pastoral que impulsara el avance de la congregación.


SEÑALES DE AVANCE

dia de culto

Con el paso del tiempo, el ambiente fue cambiando. La gente comenzó a aceptar al nuevo pastor y la iglesia retomó el aliento. Los ministerios fueron tomando fuerza y las fraternidades reanudaron su actividad. Se hacían lo que le llamaban cultos de barrio: se juntaban en casa de algún hermano, buscaban a Dios y a la vez hacían evangelismo. Se promovían los altares familiares para intensificar la oración. Las reuniones generales eran todos los martes y jueves a las siete de la noche. Los domingos la escuela dominical comenzaba a las diez de la mañana y el culto a las cuatro de la tarde.

En las reuniones de culto, la liturgia era típica: se cantaban alabanzas, se daba lugar para himnos especiales y acción de gracias, se recitaban textos bíblicos y se predicaba la Palabra de Dios por el pastor. Los temas de predicación eran el evangelismo, la unidad y la llenura del Espíritu Santo. Era muy común que las fraternidades, continuamente, pasaban a cantar todos juntos algún canto especial. En ese tiempo la fraternidad de dorcas la dirigía la hermana María Moreno; la de varones, el hermano León Rocha; y la de jóvenes la hermana Irene Ríos. Los cultos eran muy alegres. Ya se había activado el ministerio de alabanza, y se tocaba con diferentes instrumentos: mínimo había guitarra, bajo, batería y varias voces cantando. Algunos de los músicos y cantantes eran Pedro Lozano, Carlos, Jaime Zermeño, Noé Gutiérrez y Teresa González.

Al pastor Salvador Rodarte se le caracterizó por ser un hombre muy alegre, amable, atento y educado para dirigirse a la congregación. Visitaba con regularidad a los hermanos, había una relación muy cercana: desayunaba, comía y cenaba con ellos. De esta manera se ganó a la iglesia y logró levantarle el ánimo. La unidad también se generaba entre los mismos jóvenes. Frecuentemente, al salir del culto, se juntaban para salir a pasear y a comer. Convivían y estrechaban sus relaciones como hermanos. En varias ocasiones, el mismo pastor los acompañaba: le resurgía el espíritu juvenil y salía a alegrarse con ellos.

La Tercera Iglesia no dejó de creer en el poder del Espíritu Santo. Continuaba buscando al Señor y actuando para la conversión de las almas. Se hicieron campañas evangelísticas para promover el crecimiento de la iglesia. Se invitaba a hermanos de otros lugares a realizarlas y el poder de Dios era palpable a través de las sanidades.

MEMBRESÍA DE LA TERCERA DE GUADALAJARA

INTOLERANCIA CON OTRAS DENOMINACIONES

Es importante señalar que en aquellos días la Iglesia Apostólica era demasiado hermética con respecto a otras denominaciones cristianas evangélicas. No había tolerancia alguna, y hasta se les condenaba por tener doctrinas diferentes. Se llegó a creer que solamente esta iglesia sería salva y obtendría la vida eterna.

El ayudante del pastor y diácono, el hermano Alfonso Sebastián, comenzó a simpatizar con hermanos de otro movimiento cristiano, les llamaban los brahamanitas; este simple hecho fue una buena razón, según el pastor, para destituirlo de la denominación y cerrarle las puertas en ella.


ÚLTIMOS RESULTADOS

Cerca de entregar la iglesia al siguiente pastor, el hermano Rodarte, compró el terreno para la casa pastoral que está a media cuadra del templo. No lo terminó de pagar él, pero ya estaba el trato hecho y se había dado una parte del dinero. En crecimiento numérico de la membrecía, en seis años de pastorado, de aproximadamente cincuenta hermanos que se reunían, llegaron a juntarse ciento cincuenta para alabar a Dios todos juntos. Se entregó la iglesia al hermano Abel Zamora en el año de 1980 y la obra de Dios siguió avanzando.


CAPÍTULO IV, TERCER PASTORADO: REV. ABEL ZAMORA VELÁZQUEZ

REV. ABEL ZAMORA Y ESPOSA

Fue el 2 de febrero de 1933 cuando nace el hermano Abel Zamora Velázquez en Guadalupe de Lerma, Jalisco. Sus padres fueron el hermano Hilario Zamora y la hermana Paulita Velázquez; como hermanos tuvo a Santiago, Fidel, Juan y Pedro Zamora.

En Monterrey, Nuevo León, contrajo matrimonio con la hermana María Guel Reyna, por lo civil y a la iglesia el mismo día, en la Primera Iglesia Apostólica de la ciudad, de la cual ambos eran miembros. Su ceremonia nupcial fue oficiada por el entonces pastor Melecio Segovia.

El hermano Zamora llegó a ser ingeniero electro-mecánico. Realizó estudios para desempeñar mejor su ministerio como bachiller en teología y una maestría en griego y escatología. Fue bautizado en agua por el Rev. Gregorio Carreón Beltrán un 10 de mayo de 1952 en la Primera Iglesia de Monterrey, y su bautismo en el Espíritu Santo fue en ese mismo mes. Mientras la pareja Manjares ministraba, en especial la hermana Mateana fue cuando conoció el poder de Dios que cambió su historia para siempre.

Su esposa, María Guel Reyna, nació un 19 de noviembre de 1933 en Monterrey, Nuevo León. Sus padres fueron Ladislao Guel Mancilla y Evangelina Reyna Benavides. Su única hija fue Anna Zamora Guel. La hermana María logró graduarse como contadora y llegó a ser secretaria bilingüe; además de titularse como teóloga y desempeñarse como escritora. Su bautismo en agua fue un 10 de octubre de 1950 en la Primera Iglesia en Monterrey, también por el hermano Carreón Beltrán, y su bautismo en el Espíritu Santo fue tres meses después de manera gloriosa mientras ministraba la hermana Mateana Manjares.


MINISTERIO

REV. ABEL ZAMORA PREDICANDO

El hermano Abel Zamora Velázquez mostró su devoción a Dios mucho antes de ser ministro oficial de la iglesia. Como laico llegó a ser apoyo del pastor, el hermano Melecio Segovia, en la Primera de Monterrey, maestro de niños, maestro de dorcas y director de jóvenes local. El hermano Manuel Gaxiola fue quien solicitó su iniciación al diaconado. En este cargo trabajó como albañil para construir la casa pastoral, visitaba a los hermanos a sus casas y ministraba en los cultos. El 25 de febrero de 1957, en Reynosa Tamaulipas, fue ordenado al ministerio oficial solicitado por el hermano Manuel Gaxiola. Se dice que por estas fechas también fue asesinado el hermano Benito Peña.

El hermano Melecio Segovia fue quien solicitó que se le integrara al cuerpo pastoral. Se inició como pastor en el municipio de San Pedro Garza García. La iglesia se ubicaba en la parada del camión Palo Alto. Su pastorado comenzó en el año de 1957 y sólo duró nueve meses como pastor en esta iglesia. A su llegada no había un número exacto de hermanos, pero eran muy pocos y cuando fue cambiado de iglesia reportó 31 miembros; en sólo nueve meses bautizó un promedio de 30 hermanos y 16 de ellos recibieron el bautismo en el Espíritu Santo. Se adquirió el terreno para el templo y se comenzó en la construcción.

A sus nueve años de edad, el hermano Abel Zamora fue maestro de dorcas. En esta labor fue evangelizada la hermana María Hernández; ella a su vez le habló de Cristo a Joaquín Aarón, fundador de la iglesia La Luz del Mundo.


SU LLEGADA A LA TERCERA

El cambio pastoral se dio en un ambiente agradable. La Tercera Iglesia se encontraba en una nueva actitud y no se opuso al cambio de pastor. En el 1980 llega el hermano Abel Zamora, junto con su esposa, la hermana María Guel, y le es entregada la iglesia por el hermano Salvador Rodarte Puente. Ahora la iglesia comenzaba a tomar un nuevo rumbo; se iniciaron nuevas estrategias y nuevos ajustes. A los cultos de barrio ahora se les llamaban cultos familiares en los hogares; las fraternidades tomaron una nueva dinámica; pero todo se hizo con el fin de extender el Reino de Dios de una mejor manera.

REV. ABEL ZAMORA Y LAS HERMANAS MORENO

Algo que caracterizó mucho el matrimonio y el pastorado del hermano Zamora y la hermana María Guel fue su trabajo en equipo. Ambos sabían compensar sus capacidades y eso los hizo fuertes siempre; hasta en las labores que el hermano Zamora desempeñaba en la Mesa Directiva General se veía reflejada esta manera de trabajar. Siempre se les veía juntos, visitando, en el templo y por la calle. Al hermano Zamora se le admiró, y se le sigue admirando, su carácter. Era un hombre con decisiones firmes; era muy amable, educado y amoroso con la iglesia; pero cuando se trataba de hablar fuerte, también lo sabía hacer. Tenía un gran carisma para todos: socializaba con los niños, los jóvenes, adultos y con los ancianitos. Amaba mucho a la iglesia y se dedicaba a ella con gran pasión. La hermana María tenía, y sigue teniendo, una gran capacidad de liderazgo; siempre iba al frente de los proyectos y los impulsaba con gran entusiasmo.

Tan pronto como llegó, formó un grupo de liderazgo con aproximadamente veinte hermanos. Entre ellos se encontraban los siguientes: Saúl Ríos, Irene Ríos, María Martínez, Jesús Martínez, Teresa González, Francisco Ríos, Miguel Ortega, Felipe Martínez, José Martínez, Luis Martínez, David Muro, la hermana Consuelo y Moisés Tovar. Comenzó a discipularlos para que lo ayudaran a cuidar de la congregación. Aunque en su pastorado todavía se consideraba que el mismo pastor tenía que llevar todo el peso de la iglesia, el hermano Zamora ya comenzaba a delegar ciertas tareas a sus líderes: atendían los grupos familiares, dirigían cultos y algunos predicaban.

Para mantener motivado a su equipo de trabajo, el pastor, los motivaba en convivencias y haciendo amistad con todos. Con su manera de hablar, con voz grave y fuerte, estimulaba a sus compañeros a seguir trabajando para la obra de Dios. Cuando se molestaba por algo que no funcionaba, decía: “La venida del Señor está cerca hermanos; las cosas hay que hacerlas bien.” Se formó un seminario de estudio en el que se capacitaban constantemente, y muchos hermanos de otros lugares venían a recibir esta instrucción también.


LOS CULTOS Y EL PODER DE DIOS EVIDENTE

Uno de los temas que más apasionaba al hermano Zamora, y del que más predicaba, era la escatología: hablaba mucho sobre el rapto, la segunda venida de Cristo y el juicio final. Sus predicaciones eran tan vehementes, que muchos inconversos eran tocados por Dios en ese momento y lo aceptaban en su corazón. Además del discurso hablado, el poder del Espíritu Santo respaldaba cada predicación y se manifestaba entre la congregación. Aún antes de entrar al templo, en la calle, ya se sentía la presencia de Dios y hasta las personas que iban pasando se sorprendían por lo que sucedía adentro.

Se organizaban cadenas de oración intensas, desde las seis de la mañana hasta las siete de la noche para comenzar el culto. El culto del jueves lo dedicaban para el mover del Espíritu Santo, era el culto de avivamiento, donde se hablaban lenguas, se oraba por los enfermos y se buscaba dar adoración a Dios con todo el corazón.

En las reuniones de cada domingo, el templo se llenaba de una manera sorprendente. Hasta el atrio la gente se quedaba para escuchar la palabra de Dios. En cierta ocasión, unas personas, feligreses de la iglesia La Luz del Mundo, fueron a mirar lo que se hacía en ese lugar. Como ya no cabían en el templo, desde afuera comenzaron a mofarse y a ridiculizar al hermano Zamora en su predicación; en ese momento, el pastor, desde en frente los reprendió en el nombre de Jesucristo y los corrió. La gente no sabía qué sucedía en realidad; pero el pastor actuaba sabiamente para cuidar de la iglesia.

Con la pasión de la hermana María Guel para servir a Dios a través de la música, y la dirección de la joven Teresa González, se formó un coro precioso que fue de bendición para la iglesia local y en otras congregaciones. Eran aproximadamente cuarenta y cinco voces participantes; se les exigía que aprendieran a leer nota y sirvieran a Dios de una manera más profesional. Se mandaron a hacer trajes especiales para sus presentaciones y todos se esforzaban por adorar a Dios con excelencia. Los músicos eran Pedro Lozano, en la batería; Alfonso Gómez, en la guitarra; Gerardo; y la hermana María Guel tocaba el órgano. La alabanza se escuchaba muy agradable y la congregación se alegraba en Dios. Al hermano Zamora le gustaban mucho los cantos Cristo la roca y Me ha tocado; los cantaba con gran alegría y el grupo lo acompañaba.


OTROS MINISTERIOS

Además de la música y el canto, la iglesia contaba con otros ministerios que hacían de esta congregación, una más completa. El ministerio de liturgia funcionaba muy bien, había algunos hermanos que formaban parte de él; lo increíble era que entre los liturgistas se encontraban dos hermanas: Martha Martínez y Teresa González. En ese tiempo la participación de la mujer era tan escasa, que casi era imposible que una mujer ministrara desde enfrente. Se desempeñaban también el ministerio de asistencia social, donando despensas para los hermanos de escasos recursos; y el ministerio de cocina, trabajando fuertemente para continuar con la construcción y demás gastos.


ALGUNAS OBRAS MÁS ANTES DE IRSE

La gente ya no cabía en el templo. Los cultos se saturaban demasiado de gente y eso era incómodo. Se pensó en un lugar más grande y Dios les dio la bendición de adquirir un terreno mucho más grande a un kilómetro del templo aproximadamente. El hermano Zamora elaboró un proyecto muy bien planeado y de muchas ambiciones para ese lugar: se tenía pensado construir un auditorio grande donde cupiera más gente; una torre de educación (aquí se pensaba fundar una escuela para pastores y misioneros) y que los estacionamientos fueran subterráneos. El proyecto no se concluyó, ya que el hermano fue cambiado como pastor a otro lugar y sus deseos no se realizaron.

En la Tercera, en el pastorado del hermano Zamora, se terminó de pagar el terreno para la casa pastoral. Había unos baños adentro del templo y él los quitó para hacerlos en la casa; se hizo una plataforma cerca del altar y en esa plataforma hicieron una pila bautismal. A su salida, se entregaron aproximadamente doscientos hermanos; pero en los cultos se llegaron a juntar más. Estuvo como pastor sólo tres años: de 1980 a 1983.


ÚLTIMOS DÍAS

En el año de 1986, el Rev. Abel Zamora Velázquez, es electo como Obispo Presidente de la Iglesia Apostólica para estar en ese cargo en el periodo de 1986 a 1990; pero Dios decidió otra cosa: en 1987, aquel hombre tan distinguido y querido por nuestra denominación, fallece de cáncer en Guadalajara, Jalisco. Es velado en la Primera Iglesia y sepultado en el Panteón Colonias. Ahora está ante la presencia del Señor; pero sus obras con él siguen.


CAPÍTULO V, CUARTO PASTORADO: REV. JACOBO MENDOZA

El hermano Jacobo Mendoza Núñez nació el 24 de diciembre de 1952 en Gómez Palacio, Dgo., siendo hijo del también pastor Jacobo Mendoza Sánchez. Su madre fue la hermana Sara Núñez Mendoza. Su esposa es la hermana Esther Rodríguez. Este matrimonio procreó cuatro hijos, que son: Isaac, Jacobo, Judith y Héber Mendoza Rodríguez. El hermano Jacobo recibió el bautismo del Espíritu Santo el día 5 de febrero de 1967, y su bautismo en agua fue dos días después. Fue iniciado al ministerio el 1 de mayo de 1970 en la ciudad de Monterrey, N. L., y ordenado el 3 de febrero de 1973 en Fresnillo, Zac. Hizo estudios teológicos en el Instituto Teológico Apostólico Internacional (ITAI), en Tepic, Nay., durante un año.

Siendo pastor en la iglesia de Zacatecas, Zac., inició sus estudios de Licenciatura en Derecho, mismos que no pudo concluir, debido a que recibió la invitación para pastorear la Tercera Iglesia de Guadalajara, Jal. Como ya se narró en el capítulo correspondiente al hermano Abel Zamora, este nuevo pastor recibió una iglesia entusiasta y dinámica. Continuó con el grupo de líderes que había formado el pastor anterior. Por convenir a sus intereses familiares, él decidió vivir lejos del templo, para lo cual rentó una casa a la salida de Guadalajara rumbo a la ciudad de Tepic, Nay. Durante su pastorado se construyó lo que ahora es el templo de la Octava Iglesia, en donde funcionó el Seminario Distrital para la formación de nuevos pastores, mismo que fundó quien entonces era el Obispo del Distrito, hermano Nicolás Herrera Ríos, de lo cual da testimonio la revista El Exégeta (1987, p. 15) de ese tiempo. El hospedaje y la alimentación se daban en las otras instalaciones que ya estaban en esos terrenos adquiridos durante el pastorado del hermano Zamora. La cocinera que atendía a todos los estudiantes fue la hermana Sofía Luna.

Un milagro notable que sucedió durante su pastorado fue la sanidad de un cáncer gástrico que padecía Martha Sebastián Ríos, que entonces era una adolescente, hija de la hermana Irene Ríos. La tesorera era la hermana Guadalupe Benavides. Este pastor puso especial interés en capacitar a los líderes, pues le tocó pastorear esta iglesia durante el momento en que a nivel nacional se inició el programa de células, y que de esa manera se daba reconocimiento tácito al ministerio de todos los creyentes. Al grupo de líderes se le empezó a llamar Grupo Discipular Piloto; además de la instrucción que se entregaba, algunos de ellos fueron enviados a recibir una capacitación de más alto nivel a la Primera Iglesia de Zapopan, donde el pastor Jesús Sarabia tenía una pequeña academia teológica. Algunos de esos hermanos que recibieron esa capacitación fueron: Noé Gómez Cardona, Miguel Ángel Pérez Aguilar, Alfonso Villaseñor, José Villaseñor, Miguel Ortega, Cipriano Gómez y Francisco Ríos.

En el campo de la evangelización, se puede decir que además de las células, que en ese tiempo eran el plan de trabajo de todas las congregaciones, el hermano Jacobo instrumentó un programa de evangelización consistente en lo que se llamaba cultos de barrio. Éstos se iniciaban de la siguiente manera: Un grupo de hermanos se desplazaba de determinada área para cantar al aire libre y repartir folletos. Una vez que se hacía este trabajo, a la gente que se reunía se le predicaba un sermón evangelístico; y si alguno de ellos deseaba continuar asistiendo a las actividades de la iglesia, se le canalizaba a la misión que luego constituiría la Octava Iglesia de Guadalajara, y que en ese tiempo estaba a cargo del hermano Alfonso Villaseñor. Para fomentar la convivencia, el pastor realizó algunos viajes de confraternidad de esta iglesia con la de La Dulce Grande, S. L.P., en donde era pastor su papá, el hermano Jacobo Mendoza Sánchez.

En lo relativo al ministerio de la asistencia social, el hermano Jacobo junto con otros hermanos organizó un equipo de trabajo consistente en varios albañiles y ayudantes de albañil quienes en sus horas libres, después de sus jornadas de trabajo, escogían una casa de algún hermano o amigo de la iglesia para hacer trabajo de construcción gratuito. Y de esa manera apoyaban la economía de esas personas. El grupo musical que se formó en el periodo del hermano Abel Zamora continuó durante el pastorado del hermano Jacobo Mendoza.

Durante el periodo pastoral del hermano Jacobo Mendoza, comisionó al hermano Cipriano Gómez Cardona para que atendiera la misión de Ciudad Guzmán. El hermano Cipriano iba cada domingo a hacer el culto, en donde se le congregaba un pequeño grupo de hermanos; y aunque ya tenían el terreno para el templo, los cultos los hacían a la sombra de los árboles que están por la orilla de la carretera, muy cerca de donde se ubica el terreno que se adquirió para el templo.

Cuando el hermano Jacobo recibió el pastorado de esta iglesia, simultáneamente realizó su trabajo como Secretario del Distrito de Occidente, como se le llamaba ahora al nuevo Distrito, que dicho sea de paso, ahora era como el doble de grande en comparación con el Occidental. Su puesto como Secretario de Distrito lo desempeñó al lado del Obispo Gabriel López Favela. El hermano Jacobo fungió también como Secretario del Comité de la Convención General de 1986.

Al concluir su pastorado el día 7 de julio de 1987, ya habiéndole entregado esta iglesia al nuevo pastor, el Reverendo Isaías Pérez, regresó como pastor a la Primera Iglesia de Zacatecas, de donde también había salido el hermano Isaías Pérez, y allí continuó como pastor.


TESTIMONIO DE LA REVISTA EL EXÉGETA

Durante este periodo pastoral la revista El Exégeta (1987) se refirió en varias ocasiones a diversos momentos de la Tercera Iglesia, como prueba de lo anterior presentamos lo siguiente:

El pasado 7 de julio, en la 3ª Iglesia de Guadalajara, Jal., nuestro Hno. Jacobo Mendoza Núñez, entregó la responsabilidad que tenía en la misma, al Hno. Isaías Pérez Arias.

En dicho cambio de pastorado estuvieron presentes, el Hno. Gabriel López Favela, Obispo Vicepresidente, el Secretario General de la Iglesia, Hno. Mauro Ruvalcaba, quien con elocuencia inspirada en la Palabra de Dios, se dirigió a ambos pastores para estimularlos a seguir engrandeciendo la obra del Señor, y el Obispo del Distrito, Hno. Nicolás Herrera, quien participó en el Sermón de tan importante culto.

Al terminar el evento, tuvimos la oportunidad de convivir toda la congregación con ellos, dando así la bienvenida al Hno. Isaías y despidiendo cariñosamente al Hno. Jacobo. En este acto gozamos de su sencillez al verlos participar en un refrigerio y en bonitos juegos que se les tenían preparados.


CAPÍTULO VI, QUINTO PASTORADO: REV. ISAIAS PÉREZ ARIAS

El Reverendo Isaías Pérez Arias, nació el 1 de junio de 1949 en la ciudad de Zacatecas, Zac. Sus padres fueron Pedro Pérez y Josefina Arias. Muy niño quedó huérfano de madre, por lo que tuvo que vivir en algunos orfanatorios, hasta que llegó el día en que se reintegró a la familia de su papá. En el mes de febrero de 1966 fue bautizado en el nombre de Jesucristo por el pastor Pedro Valero. Su esposa es la hermana Alicia Caldera Jaramillo y sus hijos son Marlyn, Jéssica Yajary y Abner.

En septiembre de 1970 ingresó como estudiante al Instituto Teológico Apostólico Internacional (ITAI), en la ciudad de Tepic, Nay., en donde fue condiscípulo del hermano Nicolás Herrera Ríos; allí permaneció internado por nueve meses, al término de los cuales, regresó a su estado natal para iniciarse en la carrera del pastorado. En el Estado de Zacatecas pastoreó varias congregaciones, hasta que, siendo Obispo del Distrito el Reverendo Nicolás Herrera Ríos, lo invitó para que se viniera a vivir a Guadalajara y desempeñara simultáneamente el pastorado de la Tercera Iglesia de Guadalajara y la Secretaría del Distrito de Occidente, que había quedado vacante debido a la renuncia de su titular Jacobo Mendoza Núñez.

Como Secretario del Distrito, despachó desde la oficina de Guadalajara; además, viajó por todo el Distrito cumpliendo con encomiendas que le eran asignadas por el Obispo Distrital, como también en diversas ocasiones lo acompañó junto con el Tesorero del Distrito, hermano Germán Hernández, en viajes de supervisión y de estudio, pues en ese tiempo tomó en la Ciudad de México el curso de Historia de la Iglesia con el Maestro Justo L. González; y posteriormente, hizo su Licenciatura en Teología en el Centro Cultural Mexicano (CCM) en la misma Ciudad de México.


EN LA TERCERA

Como pastor de la Tercera Iglesia de Guadalajara, en primer lugar retomó el trabajo con los líderes de lo que entonces se llamaba Grupo Discipular. Este Grupo Discipular era el equipo con el que se trabajaba en todas las áreas de la iglesia, y a la vez se tomaban las decisiones junto con el pastor. Además de considerar las áreas normales de trabajo, como lo es la evangelización, la visitación, la administración y todos los eventos del año, el hermano Isaías decidió que se construiría la casa pastoral de esta iglesia.

A su llegada, él había estado rentando casa, y ahora se pretendía hacer unos cuartos lo más rápido posible a donde el hermano pudiera trasladarse para dejar de pagar renta y ese dinero invertirlo en la construcción de la casa pastoral. Después de conseguir algunos créditos, el hermano concluyó la planta baja de lo que es actualmente la casa pastoral, con sus seis salones para escuela dominical y una pequeña oficina. Para la elaboración de los planos y la dirección técnica de la construcción se consiguieron los servicios de dos arquitectos: Sergio Luna y Óscar Bracamontes, mismos que llevaron los trámites del permiso y todo el papeleo para iniciar el proyecto. Los hermanos Cipriano Gómez y Felipe Aguirre fueron los albañiles para esta tarea; el hermano Gómez conocía una persona que vendía material para construcción, así que consiguió un crédito, logrando de esta manera, hacer los cuartos para que el hermano Isaías pudiera mudarse pronto. En poco tiempo se pagó ese dinero con el trabajo y esfuerzo de muchos hermanos.

A fin de allegarse fondos para el sostenimiento de la iglesia y del programa de construcción, no sólo demandó el pago de los diezmos y de las ofrendas por parte de toda la iglesia, sino que además, se estableció un negocio de procesamiento de cacao con el propósito de obtener chocolate para su venta en los hogares de la iglesia y más allá de la iglesia. La fábrica de chocolate funcionó en una parte del terreno donde se estaba construyendo la casa pastoral, y algún tiempo después en el terreno que se había adquirido en la colonia San José Río Verde (La Loma). Los responsables de este trabajo fueron el propio hermano Isaías y el hermano Luis Ríos.

Otro medio para obtener recursos económicos fue que, a sugerencia del hermano Luis Ríos, se estableció una panadería, de la cual eran encargadas las hermanas Enedina Moya y Margarita de Martínez. Al igual que el chocolate, el pan era distribuido principalmente en los hogares de la iglesia. Esta función la realizaban la hermana Sara González (quien también fungía como secretaria de la iglesia) y el hermano Luis Ríos. El dinero que se adquiría por la venta del chocolate y el pan, era entregado fielmente durante la reunión de líderes.

En cuanto al aspecto educativo, el arquitecto Sergio Luna era maestro de una escuela secundaria nocturna, y aprovechando esta circunstancia preguntó si sería bueno que algunos hermanos terminaran su secundaria; en relación con esta pregunta se le contestó afirmativamente. Se contactó al director del plantel donde este arquitecto trabajaba y el mismo arquitecto fue uno de los maestros de la escuela, y muy pronto varios hermanos concluyeron sus estudios de secundaria; acto seguido, se tuvo también la inquietud de establecer una escuela primaria. El señor Juan Manuel, quien participaba en una de las células, se puso a disposición, y dijo que él podía ayudar como maestro, pues era maestro jubilado y mencionó que le gustaría poder ayudar en la Iglesia en la alfabetización de niños y adultos. El hermano Isaías aceptó y rápidamente buscó a una persona que hiciera los arreglos. La hermana Sara Moreno fue la encargada de buscar una escuela para que se les diera respaldo en material y muebles. Ella fue a la escuela Río Verde, donde había realizado sus estudios de primaria, y aprovechando esa relación buscó a la directora y habiéndole hablado del proyecto, uno de los maestros se interesó y junto con la directora entregaron a la iglesia muebles usados en buen estado, el material y la papelería necesarios para dar inicio a la escuela de alfabetización. El señor Juan Manuel se bautizó, y él mismo fue el encargado de la nueva escuela.

Aprovechando que un hermano de la congregación era abogado, el hermano Isaías lo motivó para que ayudara a los hermanos como asesor en cuestiones legales, siendo de mucha utilidad sus servicios. Asimismo se daba consulta médica gratuita, aprovechando también que era miembro de la iglesia el médico Salvador Jiménez. Además, se les proveía de medicina que la misma congregación aportaba.

Como se puede ver, el Reverendo Isaías Pérez era un pastor que además de su aplicación en el campo natural de la iglesia daba muestras de una amplia conciencia social; que queriendo aprovechar todos los recursos que había en la iglesia, desarrolló una amplia gama de programas tendientes a darle a la iglesia un mejor estilo de vida. A menudo exigía a sus líderes que se prepararan en los diferentes ámbitos, tanto en lo secular como en lo espiritual. Le gustaba mandar a los hermanos al Seminario Distrital para que tuvieran mejores herramientas para servir al Señor. La hermana Sara González Moreno fue la primera mujer en ir a tal Seminario. Debido a que el trabajo era absorbente y sus líderes eran muy activos, una de las frases del hermano Isaías muy mencionada para con su equipo era: “No dejes a Dios por Dios.”

La iglesia debía tomar un nuevo dinamismo en el ambiente espiritual, el hermano Isaías comenzó a organizar cadenas de ayuno y oración. Por las mañanas, desde las seis hasta las nueve, había hermanos intercediendo por su pastor, el liderazgo y la iglesia en general; eso hacía también que la congregación tomara un mejor compromiso con la obra de Dios. Era tan necesaria una vida intensa de oración; los ataques venían de diferentes maneras. En una ocasión el pastor sorprendió a un oyente, que asistía a una célula, con un cerrajero a las puertas del templo; su intención era tener sus propias llaves para después ir en la madrugada a robarse las cosas de la iglesia. Fue un pequeño alboroto que previno a los hermanos a tener un mejor cuidado.

El pastor contaba con un grupo de hermanos para organizar las actividades especiales: Sara González, María Guadalupe Benavides, Rosa María Sánchez y Eduardo Gómez eran los encargados de cada evento; por ejemplo, el día del pastor, el día del niño, el día de las madres, y hasta funerales, entre otras cosas. Los líderes destacados en ese tiempo fueron, además de los ya mencionados, Roberto Martínez, Margarita Sánchez, Moisés Tovar, Samuel Martínez, Carmen Muro, Fernando Gutiérrez, Rafael Pérez, Irma González, Elvia Mota, José S. Ponce, María de los Ángeles Gutiérrez, Enedina Moya, Margarita de Martínez, Alfonso Villaseñor, Luis García, Leopoldo Montejano, Salvador Jiménez, Cipriano Gómez, Felipe Aguirre, María Moreno, Jesús Loera, Ricardo García, María Luisa de García y Sergio García.


SU DESPEDIDA

Solamente estuvo tres años sirviendo en la Tercera Iglesia, y a su salida entregó alrededor de 220 hermanos bautizados. En su despedida, lo llevaron al parque Montenegro, y después de una buena convivencia, cada uno de los hermanos tomó un globo lleno de agua, y poniendo al pastor adelante, todos al mismo tiempo los lanzaron, dejando empapado y con frío al Reverendo. Se llevó muy bonitos recuerdos de esta iglesia que lo quiso mucho.

En 1990 el hermano Isaías Pérez Arias fue electo Obispo de Distrito, y poco tiempo después entregó el pastorado de la Tercera Iglesia para trasladarse a la iglesia de Loma Bonita Ejidal, del municipio de Tlaquepaque. Siendo pastor allí concluyó también su periodo de Obispo y regresó al Estado de Zacatecas para continuar pastoreando en aquel lugar.


CAPÍTULO VII, SEXTO PASTORADO: REV. DANIEL MURO JACOBO

El hermano Daniel Muro Jacobo nació el 17 de enero de 1955, en los Guajes Mezquital del Oro, Zac., sus padres fueron Apolinar Muro Castañeda, quien también fue pastor, y la hermana María Elena Jacobo Carlos. Sus hermanos en carne son: Isaías, Azael, Eva, Efraín, Febe, María Magdalena, Felipe y María de Jesús Muro Jacobo. Fue bautizado en agua por el Reverendo Jesús Sarabia Meraz en la Primera Iglesia de Zapopan, Jal. Su esposa es la hermana María del Carmen Guzmán, su boda civil fue el 4 de diciembre de 1987 y el día 19 del mismo mes fue la boda religiosa en Atenguillo, Jal., la boda fue oficiada por el pastor Celestino Guzmán. La hermana María del Carmen nació el 16 de julio de 1968, en el municipio de Mixtlán, Jal. En este pueblo terminó su escuela secundaria y hoy se dedica a la atención del hogar. Sus hijos son: Asael, Daniel, Benjamín y Tania Muro Guzmán.

El primer pastorado del hermano Daniel Muro fue en la Iglesia de Tequila, Jal., cuando era muy joven y apenas había cursado la preparatoria. El nivel socioeconómico de la iglesia era muy bajo. El método de crecimiento numérico para esa iglesia estaba basado en campañas evangelísticas, de sanidad divina y milagros. Durante su pastorado se construyó el templo de esa iglesia y siendo pastor allí, fue que contrajo matrimonio con la hermana María del Carmen.

De allí, fue trasladado a la Primera Iglesia de Aguascalientes, Ags., en donde además de pastorear, ingresó al curso de Licenciatura en Teología, en el Centro Cultural Mexicano (CCM), de la Ciudad de México, en donde graduó como licenciado. Mientras aún estaba estudiando, fue trasladado a la ciudad de Guadalajara, en donde el día 6 de enero de 1991 asumió el pastorado de la Tercera Iglesia de esta ciudad. A la par de este pastorado, el hermano Daniel se desempeñó como Secretario del Distrito de Occidente.

Durante su pastorado se le modificó la fachada al templo, quedando como está actualmente, también acondicionó la oficina de la iglesia; y su pastorado se distinguió por la buena relación que mantuvo con la congregación. Durante el último año de su pastorado se realizaron un poco más de treinta bautismos en agua. Su pastorado en general funcionó dentro de los cánones que establece nuestra denominación. Algunos de los músicos y cantantes que lo estuvieron apoyando fueron: Hugo Martínez, Juan Ponce, Samuel Ponce, Irma Bonilla, Silvia Castañeda, Angélica Miranda, Alicia Moya, Luz Adriana Pérez, Gerardo Pérez y Esteban Gutiérrez. Y como un dato adicional mencionaremos que los programas que el anterior pastor había establecido siguieron funcionando, excepto los que había establecido para reunir fondos, además de los diezmos y las ofrendas.

Durante el año de 1992, la Mesa Directiva General de la Iglesia y la Reunión Episcopal, determinaron modificar los perímetros de los distritos, pasando de siete a treinta y seis. Para lograr esa transición, se delimitaron todas las posibles áreas que constituirían en un futuro inmediato esos nuevos distritos. El propósito de este cambio, era el de hacer más sencilla la supervisión y la atención a los pastores e iglesias; por lo que se optó por designar en cada caso a un hombre que reuniera tanto el derecho como las capacidades que establece la Constitución de la Iglesia, para ejercer el obispado. Y en primera instancia se decidió que debían desempeñarse como presbíteros de todas esas zonas hasta que se decidiera convertirlas en distritos. Esta transición involucró de manera directa al hermano Daniel Muro, porque se pensó en él para que ocupara el Presbiterio de León, que incluía toda la zona del Bajío, con opción a que posteriormente, cuando se declarara distrito esa región, él fuera un candidato más para el obispado de esa área. Ante esta indicación de la Mesa Directiva para el hermano Muro, el hermano Isaías Pérez que en ese momento ocupaba el cargo de Obispo del Distrito de Occidente, y que a la vez quedaría como Supervisor en el área de Guadalajara, decidió regresar como pastor de esta Tercera Iglesia.

Debido a que el hermano Muro no aceptó su traslado a León, y que decidió continuar pastoreando esta congregación, y que a su vez, el hermano Isaías deseaba tomar este pastorado, se presentó una situación de conflicto; porque el pastor argumentaba que tenía derecho de continuar en el pastorado, y el Obispo argumentaba que como tal tenía el derecho de trasladarlo para recibir él este pastorado; esta situación derivó muy pronto en una crisis en la que la membresía se dividió: Una gran parte estaba de lado del pastor y la otra del lado del Obispo. Esto empeoró a tal manera, que el Obispo Presidente consideró que el Obispo del Distrito había perdido el control del asunto; por lo que decidió intervenir, haciendo uso de la facultad que le otorga la Constitución de la Iglesia al Obispo Presidente.

El hermano Domingo Torres Alvarado, que en ese momento era el Obispo Presidente intervino para resolver este problema nombrando una comisión de miembros de la Mesa Directiva, con la instrucción de que éstos se abocaran e hicieran un diagnóstico y recomendaran una posible solución. La comisión estaba formada por los hermanos Mauro Ruvalcaba Ruiz, Fernando Peña Niz y Nicolás Herrera Ríos, quien la presidía. Al concluir ellos su encomienda, el Obispo Presidente ratificó la decisión de cambio del hermano Daniel Muro al Presbiterio de León, para que éste se efectuara como se había indicado originalmente, y que el Obispo Isaías Pérez debía continuar en el pastorado que ocupaba en ese momento; y que debido a la polarización que se había dado en esta congregación, un tercero viniera a ocupar el pastorado de esta iglesia, para lo cual designó al Reverendo Nicolás Herrera Ríos, que en ese momento, además de ser Secretario General de la Iglesia, fungía como pastor en Tlaquepaque, Jal.

Debido a que el hermano Muro definitivamente decidió declinar el nombramiento al Presbiterio de León, este cambio finalmente no se realizó. Por el contrario, el hermano solicitó su ingreso como pastor a la Asamblea Apostólica de los Estados Unidos, solicitud que le fue aceptada, yéndose a radicar al Estado de Illinois donde reside y pastorea actualmente. Antes de retirarse hizo entrega del pastorado al actual pastor, Reverendo Nicolás Herrera Ríos, el 28 de marzo de 1993.


CAPÍTULO VIII, ACTUAL PASTORADO: REV. NICOLÁS HERRERA RÍOS

Al tiempo en que fue llamado a ocupar este pastorado, él vivía uno de sus mejores momentos como pastor en San Pedro Tlaquepaque, después de que esa iglesia había pasado una fuerte crisis en la que había perdido más de la mitad de su membresía. Ahora, habiendo pasado esa crisis, se alistaba para acometer la construcción de su templo y casa pastoral, salones de Escuela Dominical y sus baños; para lo cual ya la Secretaría de Obras Públicas Municipales había aprobado los planos, cuando se le llamó a ocupar el pastorado de esta Tercera Iglesia. Aunque él, para ese entonces ya era un hombre de mucha experiencia en el pastorado debido a su ya amplia trayectoria, esta nueva tarea le exigió al máximo su capacidad como pastor, su templanza como siervo de Dios, su paciencia y su fe, pues nunca había tenido que encarar a gente que diciéndose cristianos y hasta líderes de la iglesia fueran capaces de insultar y amenazar a un pastor por el sólo hecho de haber recibido ese pastorado.

Este cambio se originó porque el que entonces era el Obispo del Distrito, Reverendo Isaías Pérez Arias, que tiempo atrás ya había ocupado este mismo pastorado, pretendió tomar de nuevo esta iglesia; pero ahora siendo Obispo del Distrito. Esta decisión de cambio no fue aceptada por el que en ese momento era el pastor, Reverendo Daniel Muro, y el asunto se complicó gravemente. La idea del cambio pastoral, conforme al reglamento, era correcta. No obstante, el pastor Daniel Muro haciendo uso de su derecho de aceptar o no aceptar el cambio pastoral decidió no entregar la congregación, circunstancia que facilitó una situación de descontento generalizado dentro de la congregación a tal grado que tuvo que intervenir el Obispo Presidente, Reverendo Domingo Torres Alvarado.

Su intervención consistió en que nombró una comisión formada por tres miembros de la Mesa Directiva, los reverendos Mauro Ruvalcaba, Vicepresidente, Nicolás Herrera Ríos, Secretario General y Fernando Peña Niz, Secretario de Evangelización, con el fin de que resolvieran el problema o que sugirieran qué se debía hacer para su solución. Después de haber hecho las investigaciones y estudios correspondientes, esta comisión llegó al acuerdo de que no era sano para la Tercera Iglesia que el Obispo Isaías llegara de pastor, pero que tampoco se quedara el entonces pastor, por lo que se proponía que uno de los integrantes de la comisión fuera nombrado pastor, y se recomendaba al hermano Mauro Ruvalcaba, especialmente porque además de que se pensaba que tenía la experiencia y la pericia para arreglar esta situación, él en ese momento no tenía pastorado, y así se le hizo saber al Obispo Presidente.

Para esto, algunas semanas antes, una mañana del mes de enero, el hermano Herrera estando en su oficina como Secretario General, comenzó a sentir la presencia del Señor. En ese ambiente escuchó una voz que le dijo: “Tú serás el pastor de la Tercera Iglesia de Guadalajara”. Todo esto sucedió de manera súbita, provocando en él un estado de desconcierto, por no entender lo que estaba sucediendo. Ante esa situación, uno de sus compañeros de trabajo, el hermano Alfonso Fernández Figueroa, entró a aquella oficina que en ese momento estaba llena de la Gloria de Dios, y observó al hermano Herrera que estaba desconcertado, y él le dijo que qué estaba pasando, pues se sentía algo especial en ese lugar, en respuesta, el hermano Nicolás le contó lo que había escuchado, y le pidió que si más adelante era necesario y que se tuviera que mencionar eso, él fuera testigo de lo que acababa de suceder.

Cuando aún platicaban, la hermana Rebeca Alcaraz, secretaria del hermano Herrera, entró a la oficina, y de la misma manera fue impactada por ese ambiente espiritual que embargaba ese lugar, y súbitamente comenzó a hablar en otras lenguas. Una vez que se vinieron dando los acontecimientos relacionados con este cambio pastoral, y una vez que la comisión concluyó su diagnóstico y recomendación, el hermano Nicolás se negó a contarles esta experiencia a la comisión para no influir en ellos en ese sentido y prefirió que Dios confirmara aquella palabra.

Finalmente, tal como Dios lo había dicho, el hermano Domingo Torres, después de haber escuchado a la comisión decidió enviar como pastor al hermano Nicolás Herrera. Esto significó un duro golpe en el ánimo de él y su familia por el momento que estaban viviendo en la iglesia de San Pedro Tlaquepaque. No obstante, se impuso la orden del Presidente y el Obispo del Distrito tuvo que acatar la decisión. Cabe decir que la intervención del Obispo Presidente fue legal, ya que en los poderes que le confiere la Constitución de la Iglesia al Presidente, está indicado que cuando a algún Obispo se le complique un asunto, que a juicio del Presidente, sea prudente su intervención, lo puede hacer. De allí en adelante, toda la insidia que había contra el Obispo del Distrito, se volcó contra el nuevo pastor designado: El hermano Nicolás. Recibió la iglesia que pastoreaba hasta ese día el hermano Daniel Muro Jacobo, siendo Obispo Distrital el hermano Isaías Pérez Arias y Obispo Presidente el hermano Domingo Torres Alvarado.


TIEMPO DE RESISTENCIA

Como ya se mencionó anteriormente, el pastor Nicolás Herrera Ríos recibe la congregación el domingo 28 de marzo de 1993. El nuevo pastor no fue del todo bienvenido; según la información obtenida de diversos miembros de la iglesia, algunos hermanos, días antes se habían dado a la tarea de informar parcialmente a la congregación dando información inexacta, a fin de alterar los ánimos de los hermanos. Como también estuvieron recogiendo firmas sin explicarles claramente con qué objeto se hacía eso. En realidad lo que no querían era un nuevo pastor, cualquiera que fuera. Prueba de ello es que las firmas que se recolectaron, se estamparon en hojas en blanco que facilitaron después agregar la información que se quiso poner. Todo lo anterior fue inútil, debido a que el Obispo Presidente se enteró a tiempo y tomó las medidas pertinentes.

Una hora antes del culto en el que el hermano Nicolás iba a recibir la iglesia, de una manera astuta fue conducido a las instalaciones de la casa pastoral en donde se encontraba el pastor que iba a entregar. Allí lo rodearon ocho personas con el fin de reprocharle amenazadoramente el cambio pastoral que se iba a dar; circunstancialmente la hermana Irene Ríos pasó por el lugar, y al ver lo que estaba sucediendo, ella se quedó para acompañar al hermano Herrera, haciendo un esfuerzo por defenderlo, cosa que era difícil ante la superioridad numérica de los que rodeaban al hermano. Unos y otros le hablaban en voz alta y uno más grababa la escena con una cámara de video. Ante esa situación, el mismo hermano Daniel Muro lo tomó del brazo y lo sacó a la calle para conducirse ambos al templo en donde estaban otros miembros de la Mesa Directiva y el Obispo del Distrito.

Este día el pastor Nicolás Herrera asistió a este culto en el que se le entregó la iglesia sin estar acompañado por alguno de los miembros de su familia, a causa del peligro que se decía que implicaba ese momento; sólo estuvo con él desde que salió del templo de Tlaquepaque el hermano Gilberto Jiménez Ríos, un íntimo amigo y compañero de muchos años del hermano Nicolás Herrera. Ya en el templo se le unieron los otros miembros de la Mesa Directiva que estuvieron presentes. Como se había rumorado que al hermano Herrera lo iban a golpear ese día, un grupo de hermanos de la iglesia de Tlaquepaque se vinieron y se apostaron estratégicamente para que en caso que fuese necesario poder intervenir en defensa de su pastor. Gracias a Dios no ocurrió nada y no fue necesario que esto desencadenara en un problema mayor.

Aquellos primeros meses fueron muy complicados para la vida de la iglesia. No había paz, sino resentimientos entre hermanos y contra el pastor. El hermano Nicolás diariamente recibía un promedio de sesenta llamadas telefónicas, unas de día y otras de noche a través de las cuales se pretendía intimidarlo hasta obligarlo a abandonar el lugar; pero Dios jamás lo dejó solo, sino que lo protegió y lo ayudó para que saliera adelante. Un día el hermano Herrera estando en su oficina de Secretario General, escuchó la voz de Dios que le ordenaba que se encerrara a orar porque había un peligro. El hermano Nicolás no sabía de qué se trataba; pero él obedeció, salió de la oficina a su casa para ponerse en oración. Tres horas después volvió a escuchar esa voz que le decía que el peligro había sido conjurado.

Después recibió información acerca de que alguien había intentado hacerle daño a él, al Obispo Distrital y a las Oficinas Generales. Como era de esperarse, el Señor no lo permitió, sino que protegió a sus siervos tal y como lo dice el Salmo 91: 3,4: “Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y protección es su verdad.” Sus dos hijos mayores Judith y Eliab se vinieron a congregar hasta tres meses después debido a que habían continuado reuniéndose en Tlaquepaque.

Durante los primeros meses, el hermano Nicolás se dio a la tarea de visitar a la membresía de la iglesia, que en aquel entonces, según las evaluaciones que se encontraron, era de trescientos cincuenta hermanos bautizados, cosa que no se pudo corroborar porque no se recibió una lista de membresía. El hermano Herrera, junto con algunos hermanos que decidieron ayudarlo, reconstruyeron la lista de membresía, y no pasó de ciento cincuenta personas. Y fue a estas personas que se dedicó a visitar en compañía de algunos líderes: Los hermanos Alfonso Villaseñor González, Roberto Martínez y las hermanas María Moreno e Irene Ríos, quienes voluntaria e incondicionalmente lo apoyaron. El objetivo de esta visitación era reconciliar y restaurar a los hermanos que quedaron dañados entre sí, y con el pastor anterior, así como aquellos que no aceptaron el cambio pastoral. El pastor Herrera mostró gran preocupación por integrar a la totalidad de la membresía, ya que su condición como nuevo pastor así lo requería, pero eso no fue posible plenamente.

Es de resaltar la actitud de la hermana Mercedes y de sus hijos, porque a pesar de todo, resistieron sin titubear la presión psicológica, que precisamente se había convertido en una excelente estrategia para hacer que el pastor Herrera se retirara de la iglesia. En ningún momento flaquearon aunque todo eso resultó ser demasiado desgastante. Aunque llegaron a estar muy alterados, no flaquearon, y por lo tanto no cayeron en el juego de quienes se empeñaban en asustarlos para debilitar la posición del hermano Nicolás Herrera.


PRIMEROS AÑOS EN LA TERCERA

Este comienzo se podría sintetizar en una sola palara: Crisis. Entendiendo esta palabra como una etapa de cambio, de transición, con nuevas oportunidades por delante. No fue fácil para el pastor enfrentar esta situación. Se encontraba frente a nuevos retos que demandaban más de él. Al no contar con un equipo sólido de líderes, ya que el anterior liderazgo había decidido no apoyarlo, el trabajo se mantuvo estancado sin lograr los resultados que se deseaban. No obstante, el nuevo pastor se dedicó básicamente a dos cosas: Visitar intensivamente la iglesia y a escoger y darles formación a los nuevos líderes.

Los cultos se desarrollaban dentro de la normalidad, aunque el grupo de alabanza no le había otorgado al nuevo pastor su respaldo total; seguían cumpliendo con sus tareas de conducir la alabanza durante los cultos. Los que dirigían, debido a que no tenían la capacitación adecuada, aunque eran personas de arraigo en la congregación, lo hacían deficientemente, aunque con mucho entusiasmo. La temática de los sermones se centró en destacar las cuestiones relacionadas con el poder de Dios. Se oraba por el derramamiento del Espíritu Santo, por sanidad divina, por milagros y por las diversas necesidades de la gente. Esto se decidió así como una forma de que la iglesia entendiera que el Señor seguía con nosotros y que estaba allí para respaldarnos. Mucha gente fue bendecida por todas estas actividades, aunque en cada sermón el pastor tenía que soportar diversas expresiones de burla que un grupo pequeño hacía, con el fin de distraerlo y de hacerle sentir su indisposición.

Dentro de las actividades que ya hemos narrado, a las que se dedicó de manera frontal el nuevo pastor, también se dio tiempo para otros programas que no tenían la misma prioridad. El pastor continuó con la construcción de la casa pastoral, que hasta ese momento sólo contaba con la planta baja y en el segundo piso sólo había unas cuantas paredes; con estas acciones se concluyó esta casa como se conoce actualmente. Los hermanos Francisco Ríos y Saúl Ríos fueron los albañiles para esta tarea. Al estar viviendo esta crisis, una tarde el hermano Nicolás Herrera decidió hacer una llamada a un amigo de muchos años que hacía bastante tiempo que no veía. Este hermano era el Reverendo Efraín Villa Cano; aunque los reverendos Herrera y Villa se iniciaron juntos en el diaconado y fueron ordenados el mismo día y en el mismo lugar, sus respectivas carreras ministeriales habían transcurrido de manera distinta y cada quien por su rumbo: Mientras que el pastor Herrera se había dedicado al pastorado y a la supervisión, el hermano Villa había optado por incursionar en la política llegando a ocupar puestos importantes dentro del esquema del partido al que pertenecía; y dentro de la iglesia sólo realizaba algunas campañas evangelísticas aisladamente. Para esta fecha el hermano Villa estaba retirado de la política y consagrado por entero a las campañas evangelísticas. Por esta razón fue que el pastor Herrera lo llamó para invitarlo a una campaña en esta Tercera Iglesia.

Cuando el hermano Villa recibió la llamada le dijo al pastor Herrera que como una prueba de que Dios respaldaba esa visita, él había recibido un día antes una palabra de parte de Dios en la que se le había dicho que ese día recibiría una llamada de Guadalajara, estando él en San Luis Río Colorado, Son., misma llamada que él debía atender porque el Señor deseaba que viniera a Guadalajara a ayudar; pero también para que fuera aconsejado en relación con su naciente ministerio de campañista. Al recibir, entonces, esa llamada, para su sorpresa se trataba de su antiguo amigo Nicolás Herrera. Concertaron la visita, y llegado el momento el hermano Villa llegó a la Tercera Iglesia. Se consigna toda esta información porque esta venida constituyó un parte aguas en esta crisis. El hermano Villa recibió una revelación muy clara del ataque espiritual del que estaba siendo objeto esta congregación. Dios le reveló al hermano que un grupo de brujos se había puesto de acuerdo para atacar la iglesia en forma coordinada; habiendo llegado a la conclusión de que todo lo que había acontecido durante ese tiempo era resultado de ese ataque espiritual. La noche que tuvo la revelación, Dios lo llevó en visión a la casa donde se reunían y le mostró lo que hacían, y posteriormente el pastor y unos hermanos constataron esto.

A partir de entonces se desarrolló una serie de estrategias de oración y ayuno, y de guerra espiritual en general para debilitar esas potestades; y fue entonces que empezaron a resolverse algunas cuestiones. Un grupo de más de diez hermanos inconformes se trasladaron a la Asamblea Apostólica habiendo solicitado carta de traslado; otros se fueron a congregar a alguna otra iglesia donde se sentían mejor, y otros más decidieron restablecer su relación con el pastor Herrera, dando de esta manera fin a ese periodo de crisis. Además de resolverse este problema, en este momento el nuevo grupo integrado por los hombres y mujeres que el hermano Herrera invitó a trabajar, ya tenían la formación suficiente para rendir los primeros frutos. Ya se tenía, entonces, un liderazgo base capaz de ayudar eficientemente al nuevo pastor.

Por este tiempo, debido a que los vecinos del terreno adquirido por el hermano Abel Zamora en Tetlán Río Verde, al ver que estaba prácticamente sin uso, empezaron a organizarse a fin de invadirlo para darle algún uso público. Ante esta situación, el pastor decidió hacer una encuesta entre los hermanos haciéndoles ver de que el trasladarse a esta nueva propiedad implicaba directamente dos cosas: Por un lado empezar a construir instalaciones más grandes y de mejor calidad para una iglesia que en este momento ya empezaba a dar muestras de que iba a crecer rápidamente; por otro lado se iba a proteger la propiedad de una posible invasión, lo cual habría sido muy desastroso.

Habiendo hecho el sondeo, resultó que la inmensa mayoría de hermanos, excepto los que vivían alrededor de esa propiedad, nadie podía asistir a las actividades del domingo, y menos el jueves que el culto termina a las nueve de la noche. Las razones que se presentaron fueron: Que el servicio de autobuses urbanos, en ese momento todavía no circulaba por las inmediaciones del lugar; por lo que al ir allí implicaba tener que caminar a pie varias cuadras ya fuera desde el periférico o de algún otro ángulo de la colonia, cosa que afectaba particularmente a los ancianos y a los matrimonios que tenían varios niños; por otro lado debido al vandalismo que imperaba en ese tiempo en esas colonias, caminar a pie representaba algún peligro para quienes vivían fuera de esa área y tendrían que ir al templo.

Fue muy evidente que la inmensa mayoría de hermanos consideraron que no era posible congregarse allí, y el pastor por un lado pensando en el peligro de que la iglesia se le desmotivara, y por otro lado que los vecinos invadieran el terreno, tuvo que tomar la decisión que le pareció la más prudente en ese momento: Decidió proteger la propiedad creando una nueva iglesia (la Octava) con setenta y seis hermanos que vivían alrededor de ella, y poniendo como pastor al que en ese momento fungía como asistente de pastor de la Tercera, el hermano José Ponce Adón; y el resto de la congregación que continuara congregándose en Hacienda la Calera 2700 sin que se afectaran los planes de trabajo que ya estaban en ejecución. Ésta es la verdadera razón por la que la Tercera Iglesia no se trasladó a ese lugar.


TIEMPO DE PREPARACIÓN MINISTERIAL

El hermano Nicolás Herrera después de varias experiencias que había tenido con Dios en las que el Señor lo había movido a predicar sobre un avivamiento espiritual (todo esto está consignado en la historia de FREINTADO), el 31 de diciembre de 1992, durante el culto de fin de año, le prometió al Señor que a partir de ese año de 1993 iniciaría un programa de predicación y enseñanza acerca de la necesidad de un avivamiento en nuestra Iglesia. Todos estos años del 1993 al 1995 aunque hubiera deseado predicar sobre esta temática, los problemas que tuvo que enfrentar como pastor y su ocupación en la Secretaría General le dejaron muy poco tiempo para hacerlo. No obstante, él nunca olvidó el pacto que había hecho con Dios en ese sentido. Por el contrario, la crisis que vivió como pastor de la Tercera Iglesia lo llevaron a desarrollar una vida de oración más intensa, que de alguna manera eso desencadenó en una serie de experiencias que lo capacitó mejor para que posteriormente hablara con más autoridad acerca de la necesidad del avivamiento en nuestra Iglesia.

En medio de todo el fragor de esta lucha se dio tiempo para leer y documentarse en relación con la necesidad del avivamiento; y fue hasta 1994 cuando dejó de ser Secretario General y asumió la dirección de las dos Secretarías de Evangelización y Misiones (porque en ese periodo la Mesa Directiva sólo tuvo cinco miembros), que decidió innovar totalmente el trabajo que hasta entonces venía realizando la Secretaría de Evangelización; como también sentar las bases para la nueva visión de la Secretaría de Misiones. El pastor Herrera comenzó a viajar, además de México por distintos países de América del Norte, del Centro y del Sur, visitando todas aquellas iglesias que él sabía que estaban experimentando un avivamiento. En cada caso su visita la enfocó a investigar con el deseo vehemente de aprender para ir creando un nuevo modelo de iglesia que luego presentaría ante nuestra denominación.

En ese andar descubrió que un elemento importante y fundamental que estaba presente en todas aquellas iglesias que estaban creciendo exponencialmente, era el ejercicio de los ministerios de poder. Para ello además de recibir el bautismo del Espíritu Santo, se deben descubrir los dones, prepararse en ellos y desarrollar un ministerio. El pastor Herrera se dio cuenta de que en vista del “avivamiento” que se estaba dando en el mundo del ocultismo (porque así lo han definido muchos expertos en esta materia), la iglesia tenía que estar preparada para responder a las necesidades de la gente que por alguna razón entran en contacto con estos cultos.

En la nueva evangelización vio que se hace necesario que la iglesia tenga ministerios bien capacitados para sanar enfermos, para liberar gente perturbada por demonios, para sanar emocionalmente a las personas que están alteradas, necesidades que antes no eran muy evidentes. Por otra parte, a partir de entonces él empezó a enseñar que las iglesias para enviar misioneros hasta lo último de la Tierra, tenían que ser grandes, siguiendo el modelo de Antioquía (Hech. 13); y para ser grandes, había que desarrollar toda una estrategia que incluía los ministerios de poder; así que, entonces, se dedicó a usar a esta Tercera Iglesia como un laboratorio donde estuvo practicando todo lo relativo a los ministerios de poder, como también creándole a esta iglesia una nueva conciencia de la necesidad de crecer para ir hasta el extranjero con el poder del evangelio.

En este contexto invitó a distintos ministros para que vinieran a aportar sus conocimientos e ir creando así los nuevos ministerios. Estuvieron con nosotros, entre otros, los siguientes hermanos: El hermano Rodolfo Maestas, quien nos enseñó diversas técnicas para tratar ciertas enfermedades específicamente, siguiendo el modelo de los Hunter (Hunter, 1983); también estuvo con nosotros el hermano Amador Hernández, quien vino desde Monterrey para enseñarnos el modelo del ministerio de liberación que hoy practicamos en esta Tercera Iglesia; asimismo siguió visitándonos en diversas ocasiones el hermano Efraín Villa; en alguna ocasión el hermano Daniel Castellanos, el hermano Nicolás Loera, el hermano Arturo García, el hermano Amalio Gallarzo, el hermano Aarón Mendoza, y muchos otros más que sería largo enumerar; todos ellos aportaron algo importante que contribuyó a la formación de los ministerios que hoy tenemos en esta iglesia.

A la par de todo esto el pastor Herrera asistió a diversos cursos y congresos con maestros tales como: Víctor Hugo Higueros, Peter Wagner, Cindy Jacobs, Harold Caballeros, Roney Chávez, y muchos otros que participaron en esos cursos y congresos. Otra fuente de información que nos alimentó en esta iglesia fue la enorme cantidad de libros y artículos que tratan sobre este tema; a tal grado de que pasamos de ser enseñados a enseñadores. Hoy gracias a eso nuestra iglesia puede proporcionar todo tipo de apoyo y entrenamiento a quienes desean desarrollar estos ministerios.

Estos años, entonces, nos sirvieron para estudiar, entrenar y poner en práctica todos estos ministerios; de tal manera, que habiéndonos capacitado mejor técnicamente, de pronto quedamos en la plataforma listos para iniciar el ejercicio de nuevos ministerios que nos reportarían, a su vez, mejores frutos; pues no es lo mismo trabajar sin un método bien definido a realizar el trabajo en una forma técnicamente ensayada. También nos dimos cuenta de que el método por sí sólo no reportará resultados extraordinarios, a menos que éste se acompañe con una vida de oración y de constante búsqueda de la presencia de Dios.

Todos estos descubrimientos fueron para la Tercera Iglesia de suma importancia y de mucha motivación; por lo que no sólo se iniciaron así los trabajos en la Tercera Iglesia, sino que también a nivel nacional se empezó a trabajar de la misma manera, dando inicio así a una campaña para mejorar especialmente el área de la evangelización


LA EPOCA DE ORO

Finalmente, después de tantos obstáculos y después de un tiempo con tantas carencias en muchos sentidos, el Señor comenzaba a mostrar nuevos horizontes para su pueblo. El hermano Nicolás comenzaba a ver los frutos de su esfuerzo y de su valentía al ver cómo la iglesia empezaba a despertar y a trabajar.

Fue en los años de 1998 al 2002 aproximadamente, en que la Tercera Iglesia vivió un auge muy importante en las diversas áreas. Por aquellos tiempos el hermano Nicolás Herrera seguía formando parte de la Mesa Directiva General y su tiempo se dividía pastoreando la congregación y sirviendo a la Iglesia Apostólica a nivel nacional e internacional. Debido a esta situación, su equipo de trabajo en la localidad debía ser muy eficaz, el cual superó las expectativas que de ellos se tenía. El equipo pastoral más cercano se conformaba por los siguientes hermanos colaboradores: José Ponce, Jesús Gómez Cardona (mejor conocido como Noé), estos dos fungieron como asistente de pastor; Alberto Pérez Arvizu, Alfonso Villaseñor González, Federico Herrera, Aurelio Luna, Jorge Rosas, Rubén Gamón, Jesús Reyes y Adalberto Uzárraga. Cada uno de ellos desempeñó un trabajo tan eficiente que había ocasiones en que el pastor llegó a faltar, por razones de trabajo, hasta más de un mes y ellos mantenían la congregación tan bien atendida como si hubiese estado él.

Este periodo fue tan sobresaliente que el mismo hermano Herrera lo ha llamado la época de oro de la Tercera Iglesia de Guadalajara; ha llegado a decir que no ha tenido un tiempo tan bendecido como lo fue en esos momentos. Se demostró en bautismos, crecimiento, unidad, trabajo, espiritualidad, discipulado, ordenación de ministros y pastores y un largo etcétera que se mencionará en este capítulo.


ORGANIZACIÓN ESTRUCTURAL

La congregación estaba segmentada en diferentes áreas para la mejor supervisión. Las zonas eran: Oblatos, la colonia Jalisco uno y dos, Lomas del Paraíso, Echeverría, Tonalá y la Ocho de julio; y en cada una de ellas los hermanos trabajaban ardientemente. Se llegaron a tener hasta veinte grupos familiares y se rompió un récord, que hasta hoy no ha sido superado: Trescientas ochenta células de evangelismo personal u hogares en los que se compartía la Palabra de Dios. Familias enteras se convertían al Señor, las sanidades y milagros fueron evidentes, la expulsión de demonios era “el pan de cada día” y como dice la Escritura: “Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.” (Hch. 2:47b). El evangelismo era la pasión que movía a la iglesia a actuar con diligencia.


IMPACTO

Por mucho tiempo la Tercera Iglesia permaneció en los primeros lugares en bautismos y crecimiento a nivel distrital y nacional; se mantuvo en la cúspide y supo también dar y transmitir lo que recibía. Líderes, pastores y obispos de otras partes del país venían a observar, analizar y aprender cómo es que se hacían las cosas aquí para lograr tal crecimiento y dinamismo en la iglesia. Se supo dar de gracia lo que de gracia se había recibido. De los mismos labios del hermano Nicolás Herrera salieron las siguientes palabras: “La Tercera se convirtió como en una especie de ‘laboratorio’ para la Iglesia Apostólica a nivel general. Muchas cosas se ‘cocinaban’ aquí y luego se difundían por muchas partes del país y eran de bendición en otros lugares.” La Tercera fue de las primeras en entender la cuestión de la Guerra Espiritual y llevarla a la práctica (aunque se sufrieron demasiadas críticas), fue de las primeras en integrar la nueva alabanza al sistema litúrgico, se comenzó a organizar el ministerio de ujieres de una manera más seria y atenta, el ministerio de la predicación se impulsó con más excelencia bajo las disciplinas de la homilética, hermenéutica y exégesis; y fue de las primeras congregaciones, si no es que la primera, en apoyar a los integrantes del equipo pastoral con una ayuda económica semanal.


MUCHA ORACIÓN, MUCHO PODER

El principal detonante para que se lograra el éxito deseado, era que había un fuerte compromiso con la disciplina y el hábito de buscar al Señor en oración. El equipo pastoral se reunía todos los días de lunes a viernes, desde las nueve de la mañana para orar. Pasaban momentos intensos en la presencia de Dios todos juntos, y eso, dicen ellos, era lo que los motivaba a hacer el trabajo que les correspondía, era como la “pila” para funcionar. El hermano Nicolás les exigía el siguiente programa diariamente: De nueve a diez de la mañana se oraba; de diez a once se leían la Palabra de Dios y algún otro libro que les ayudara en su crecimiento pastoral; de once a doce los hermanos debían meditar, reflexionar, pensar; y de las doce en delante tenían que visitar a los hermanos que no habían venido a los cultos. Después de la comida cada uno debía repartirse a sus labores y atender los grupos familiares y las células que les correspondía en sus respectivas áreas. Así era la dinámica del día, y así fue como se les enseñó a trabajar: Orando, leyendo, pensando y actuando con eficacia.

Fue tanto el énfasis en la oración que dos hermanas se dedicaban exclusivamente, con cierto apoyo económico, a interceder por la iglesia. Aunque también atendían hogares y servían en otras áreas, su trabajo principal consistía en pasar mucho tiempo guerreando espiritualmente a favor del Reino de Dios. Fueron las hermanas Soledad Ruiz y Carmen Pereida las que se mantuvieron en la brecha por mucho tiempo a favor de la Tercera Iglesia. Entre el equipo pastoral se convirtieron como en un lema de motivación las siguientes palabras: Mucha oración, mucho poder. Poca oración, poco poder. Nada de oración, nada de poder. Entre ellos se motivaban constantemente para buscar al Señor y vivir en el Espíritu. Se llegaron a organizar fervientes veladas de oración, algunos hermanos recuerdan que a estas actividades asistían más de cien personas, los eventos comenzaban a las diez de la noche y llegaron a terminar hasta las seis de la mañana hablando lenguas y en un mover profético.

Un milagro sobresaliente que ha marcado los recuerdos de esta Tercera Iglesia fue la resurrección de la hermana Ángela Uribe, esposa del hermano Alberto Pérez. Ella perdió la vida y por media hora su cuerpo estuvo inerte, hasta que el hermano Alberto comenzó a llorar, interceder y a pedir un milagro. ¡Toda la Gloria sea para Dios! ¡La hermana Ángela resucitó! Ahora los dos sirven al Señor como pastores de una congregación.

Por aquel entonces, el pastor Nicolás tenía a su cargo la Secretaría de Evangelización a nivel general, y era otro detonante del crecimiento. Las herramientas que él tenía las enseñaba a sus líderes y ellos las ponían en práctica y su trabajo florecía. Se organizaban campañas de evangelismo, de sanidad divina y milagros. En varias ocasiones se llegó a cerrar la calle que está exactamente afuera del templo, Hacienda la Calera, una de las principales en la colonia, y se reunían grandes cantidades de personas, recibían su milagro y comenzaban a conocer del Señor. Entre los campañistas que ministraron, estuvieron el hermano Efraín Villa, Cuauhtémoc López, Aarón Mendoza y Arturo García; en muchas ocasiones no había campañista externo, el hermano Nico, Alfonso Villaseñor, Noé Gómez, Alberto Pérez y otros, organizaban, ministraban y la presencia de Dios se manifestaba de manera extraordinaria.

En cierta campaña de milagros realizada en la calle, cuando ministraba el evangelista Cuauhtémoc López, de repente salieron de una de las casas unas personas reclamando que en su casa se había endemoniado una persona y que era “por culpa de esos eventos”. Desde ese entonces los vecinos se oponen a que se hagan eventos en las afueras del templo. Además de este tipo de manifestaciones demoniacas, también había sanidades extraordinarias que mostraban el poder de Dios: Mujeres que habían sido estériles en estas campañas recibían sanidad, Dios daba riñones nuevos, los dolores huían y hasta amalgamas dentales con plata y oro se formaban milagrosamente.


VISIÓN 1000 PARA EL 2000

En cuanto al crecimiento numérico, a través de la estrategia muy conocida de Evangelizar, Enseñar, Entrenar y Enviar (el hermano Herrera le agregó una “E” más: Evaluar) la congregación seguía creciendo y siendo de impacto para la sociedad. Ya se mencionó que se tuvieron logros muy trascendentes en células y grupos familiares; y de hecho en este tiempo fue cuando el pastor se inspiró para escribir algunos libros que enseñaran sobre los principios del nuevo nacimiento, y fue así como surgieron los libros: Lecciones Básicas de la Vida Cristiana I y II y el otro llamado Así Puede Crecer su Iglesia; cabe señalar que después fueron distribuidos por diferentes lugares del país, como también en otros países del mundo para ser de bendición también. Los bautismos se celebraban en grandes cantidades: En una ocasión, se llevaron cinco camiones llenos de personas y aparte muchos carros al balneario Aguacaliente para celebrar felizmente cuarenta y dos bautismos. Esto era el fruto de largos periodos de trabajo y la oración constante.

La dinámica de crecimiento que se generaba en la iglesia motivó al liderazgo para desafiarse a sí mismos con una meta que llamaron 1000 para el 2000; se trataba de que para el año 2000 la congregación alcanzara una membresía de mil hermanos bautizados. A la iglesia y misiones que se tenían en ese tiempo asistían unas setecientas personas aproximadamente, entre hermanos y amigos, y al ritmo que llevaban, si se esforzaban y trabajaban, lograrían el objetivo que se estaban proponiendo. Se puso una enorme lona en la parte de enfrente, arriba de la plataforma con el lema para que tuviera un impacto emocional en la gente y se lograra la meta; y efectivamente, el lema estaba en boca de cada uno de los líderes y miembros de la iglesia y se hablaba el mismo lenguaje de crecimiento.

Esta visión no pudo ser concretada debido a que varios de los miembros del equipo fueron llamados para ocupar puestos pastorales, separando también varios de los grupos que eran parte de la congregación: El hermano Noé se fue de pastor a Mérida, Yuc.; el hermano José Ponce se fue a pastorear la Octava Iglesia, que también salió de la membresía de la Tercera; Alberto Pérez se fue a pastorear la misión de El Quince, que también estaba contada como parte de la Tercera Iglesia; el hermano Aurelio Luna, se fue a fundar la Segunda Iglesia de Chapala; el hermano Federico Herrera se fue fundar la iglesia en Izúcar de Matamoros, Pue.; el hermano Rubén Gamón se fue a fundar la iglesia en Ameca, Jal.; el hermano Jorge Rosas se fue a pastorear la iglesia de Santa Lucía, Zapopan, por lo que quedó muy reducido el equipo y se tuvo que reestructurar nuevamente, lo cual se llevó mucho tiempo.


EL LIDERAZGO

Se puede aprender demasiado de esta Época de oro. Entre muchas cosas, se puede destacar el liderazgo que se tenía. “Era un liderazgo comprometido”, dijo el hermano Alberto Pérez en una de las entrevistas, “no había celos, ni se peleaban posiciones, sino se buscaba siempre la humildad y la armonía.” Como bien lo expresó John Maxwell (2007, p. 42): “…todo se levanta o se viene abajo a causa del liderazgo.” Ahora se comprueba con el registro de la historia. El liderazgo es la pieza clave para que una iglesia pase de ser pasiva a ser una congregación activa, ferviente en el Señor y relevante para la sociedad.

Los ministros de ese tiempo, por orden del hermano Nicolás, debían estar preparados para lo que se necesitara, para todo. El pastor permanecía fuera de la ciudad por algún tiempo y a ellos les correspondía pastorear de todo a todo a la grey: Bautizaban, presentaban niños, casaban, dirigían los cultos, predicaban, sepultaban a los hermanos fallecidos, entre otras cosas; y nunca debían decir que no. Se necesitaba que fueran eficaces en todo lo que se requería.

Los líderes cuentan que el pastor era muy estricto y exigente. Demandaba que anduvieran limpios, bañados, planchados, con ropa de vestir preferentemente, de corbata, rasurados y bien peinados. Y cuando hablaban sobre la llegada a las actividades, la frase que el pastor utilizaba era: “Háganle como quieran; pero tienen que estar aquí puntuales.” Aunque de momento causaba incomodidad y molestias, tal disciplina los hizo hombres de bien y grandes siervos de Dios, y ahora ellos agradecen. Sus líderes más allegados veían al hermano Herrera como un padre, tenía comunicación constante con ellos, los sabía estimular positivamente; pero también los sabía reprender en casos necesarios. Frecuentemente se acercaba y les preguntaba: “¿Cómo están espiritualmente?” También se preocupaba por la vida personal y familiar de su equipo preguntándoles acerca de su salud y en casos necesarios, les exigía ir al médico o él mismo los llevaba. Había mucha confianza entre el pastor y sus compañeros y amigos de trabajo.

Además de exigir con firmeza para que la obra de Dios se hiciera con excelencia, el hermano Herrera apoyaba de diferentes maneras a sus líderes para que se prepararan. Los mandó a congresos, cursos y otras actividades a otras partes del país, invertía su tiempo y dinero para que fueran dignos siervos del Señor Jesucristo. Él mismo les llegó a dar clases de homilética, hermenéutica, liturgia, urbanidad, gramática española, sobre higiene y algunos cursos de superación personal y liderazgo. Les proporcionaba libros, según la necesidad, para que estudiaran y se superaran. Una de las frases que el hermano Nicolás más ha dicho sobre este tema es: “La educación es cara; pero es más cara la ignorancia.”


ALGUNAS ANÉCDOTAS

Como una anécdota se cuenta que los hermanos Alberto Pérez y Alfonso Villaseñor con mucha frecuencia olvidaban llenar el tanque de gasolina del vehículo que usaban, que en ocasiones era una “combi” (vagoneta VW) o una moto, cuando de pronto se daban cuenta que el combustible se había terminado. Ante esa situación lo que hacían era orar a Dios preguntándole: “¿Pues qué no somos tus siervos?” y enseguida recibían la respuesta a su necesidad, lo cual motivaba a muchos su fe. Lo mismo ocurría cuando el vehículo presentaba una falla mecánica, de nuevo se ponían en oración para que Dios interviniera sobrenaturalmente reparando la falla del vehículo, lo cual muchas veces ocurría. Ante esta manera de hacer las cosas de los hermanos ya mencionados, el hermano Herrera muchas veces les llegó a decir que ellos obligaban a Dios a hacer milagros debido a su falta de disciplina para revisar constantemente sus vehículos; pero ellos encontraban mucha alegría al ver cómo Dios les contestaba en su oración casi inocente.

El hermano Nicolás, en su tarea discipuladora desde entonces ha acostumbrado ver a los prospectos para discípulo tal como son, de carne y de hueso, con sus virtudes y con sus defectos, procurando siempre ayudarlos a que sus virtudes las desarrollen al máximo, como también que sus defectos los superen convirtiéndolos en otra especie de virtud. Como un ejemplo de ello, el hermano Alberto Pérez cuenta que él acostumbraba llegar tarde a las reuniones, algo que al hermano Herrera le molestaba mucho, porque lo consideraba una falta de respeto para los que llegaban temprano. El pastor Herrera en varias ocasiones le llamó la atención a Alberto Pérez, hasta que un día el hermano Nicolás perdió la paciencia y lo reprendió fuertemente por su indisciplina. Ante esta situación el hermano Alberto rompió en llanto pidiendo que lo renunciara en ese momento; pero el hermano Nicolás le replicó: “Pero Beto, ¿Cómo te voy a renunciar si tienes nueve virtudes y un defecto? ¿Por qué no mejor superas esa deficiencia para que en lugar de tener nueve virtudes tengas diez?” Gracias a eso el hermano Alberto ha hecho una carrera pastoral exitosa, misma que no habría logrado si hubiese sido renunciado en aquella ocasión.


VARIOS EVENTOS HACIA LA COMUNIDAD

Con el fin de que la iglesia cumpliera con la misión social de atender y bendecir a los niños de su comunidad, se decidió que la celebraciones del día del niño de cada año debían realizarse de manera que estuvieran presentes la mayor cantidad de los niños de las cuadras alrededor del templo. Para ello se preparaba un programa con mucha dedicación, se buscaba el apoyo de toda la congregación y de algunas otras instituciones, a fin de reunir los recursos necesarios para una gran fiesta. Y así se hizo por varios años: Se cerraba la avenida Hacienda la Calera a la altura del templo, y entre el templo y la casa pastoral se colocaban una tarima que servía de escenario y una importante cantidad de sillas y mesas donde se ponían diversos bocadillos, golosinas y aguas frescas que se repartían entre los niños y los papás de ellos. El resto del programa contenía alabanza escogida cuidadosamente para la ocasión, obras de teatro y pantomima, actividades lúdicas que realizaban los mismos niños de la iglesia, como también se contrataba un mariachi para la ocasión.

Esta actividad cumplió plenamente su objetivo de atender y bendecir a los niños de la comunidad, dándole a conocer a toda la gente un nuevo rostro de la iglesia. Ya no eran solamente los que lloran y gritan en el templo; sino también alguien que convive con los demás en expresiones de alegría y sano esparcimiento que disfrutaban grandes y pequeños. Este evento llegó el día que se decidió no realizarlo debido a que algunos vecinos de la calle Hacienda la Calera se tornaron muy intransigentes y hasta agresivos a causa de las pocas horas que se cerraba la calle; y como una medida para sobrellevar la situación este programa se ha pospuesto hasta hoy. No obstante, los niños de la comunidad siguen preguntando que cuándo se va a volver a hacer esa fiesta.

Además de esto, se llegaron a realizar marchas evangelísticas y de oración. Se preparaban algunos carros con equipo de sonido y salían a las calles a compartir un buen mensaje acompañados de payasos, globos y juguetes para llamar la atención de los niños. Así la gente recibía el evangelio de una manera diferente y más atractiva. En varias ocasiones los hermanos Adalberto Uzárraga y Alberto Pérez visitaron centros de rehabilitación y les compartían la Palabra restauradora. También la hermana Silvia Castañeda López, que en ese momento era la secretaria de la iglesia, realizó una labor muy importante, proporcionando ropa, alimentos y algunos juegos a los niños en situación de calle, actividades que concluían llevándolos al templo. Todo esto demuestra que había una fuerte conciencia social en esta Tercera Iglesia; la bendición no solamente se quedaba dentro de cuatro paredes, sino que se salía y se expandía a diferentes áreas sociales.


MINISTERIOS

Como se especificó en el capítulo anterior, cuando el hermano Nicolás tomó esta congregación, el grupo de alabanza no lo respaldó totalmente y llegó el momento en que estos músicos y cantantes abandonaron el ministerio, y algunos de ellos, hasta la iglesia. Fue entonces cuando los hijos del pastor, Eliab y Judith, tomaron la iniciativa para comenzar a formar un buen equipo en el área musical. Para estas fechas de la época de oro el grupo de alabanza ya estaba consolidado, Eliab lo dirigía y por muchos años más lo siguió haciendo, siendo éste el ambiente que propició el surgimiento de una Academia de Música Cristiana, en la que no sólo se impartía técnica musical y de canto, sino también de cómo llevar a cabo una liturgia y cursos relacionados con la sonorización. A esta academia asistían, además de hermanas y hermanos apostólicos, también gente de otras denominaciones evangélicas y hasta liturgistas católicos. Entre los músicos que sirvieron en aquellos años podemos mencionar a: Eliab Herrera, Hugo Martínez, Juan Luis Collaso, Adán Martín, William Mata y Benjamín Cervantes. Los cantantes fueron: Judith Herrera, Martha Sebastián, Rebeca Estrada, Silvia Castañeda, Chuyita Uribe, Gabriela Hernández, Irma Bonilla, Perla Cervantes, Vicky Pérez, Lolita Cruz, Angélica Hernández y Rubén Martín.

Otros ministerios que se activaron y funcionaron en este tiempo, fueron los siguientes: Evangelismo, dirigido por Noé Gómez; intercesión, encabezado por la hermana Elvia Mota; escuela dominical, que la dirigía el pastor Nicolás; a los ujieres los dirigía la hermana Enedina Moya; el ministerio infantil y de asistencia social los encabezaba la esposa del pastor, hermana Mercedes Saijas; el ministerio de payasos funcionó muy bien a cargo de las hermanas Ada y Mara Cruz; la joven Juanita Rivera dirigía el ministerio de teatro y pantomima; y el ministerio de cocina lo encabezó la hermana Silvia Castañeda. De esta manera la congregación se organizaba para que cada uno aportara sus ideas y capacidades para seguir avanzando. FRATERNIDADES.

Además de las áreas en que se dividía la iglesia, también se organizaban por fraternidad por cuestiones afines. Algunos de los hermanos que dirigieron la fraternidad de varones casados en aquellos años fueron Noé Gómez, Alberto Pérez, Federico Herrera y Adalberto Uzárraga. Debido a que se acostumbraba cambiar de líder cada año, muchos hermanos llegaban a ocupar tal cargo. A las “dorcas”, como se les llamaba tiempo atrás a las hermanas casadas, las llegaron a dirigir las hermanas María Moreno, Yolanda López, Mercedes Saijas, Silvia Castañeda, Silvia Ríos y Cecilia Cuéllar. A los jóvenes los dirigieron Eduardo Gómez, Judith Herrera, Eliab Herrera, Juan Peña, Ruth Gómez, Juanita Rivera y Paulino Navarro. Cada fraternidad organizaba sus propias actividades y convivían armoniosamente unos con otros.

Todas las iglesias, tanto locales como denominacionales son como las personas. Tienen tiempos buenos y malos. Tienen tiempos de aprender, de practicar y de rehacer las cosas. En estos procesos también es válido equivocarse y luego corregir la equivocación. Además, las iglesias, como las personas, tienen su propio ADN; y por lo tanto, sus propias enfermedades de acuerdo con sus genes. Es así como la Tercera Iglesia ha tenido sus tiempos buenos y sus tiempos malos, en los que ha aprendido, y en los que se ha equivocado; pero también de los que ha aprendido para seguir adelante con la misión que su Señor le asigno. Este periodo que hemos denominado la época de oro, en realidad es otro tiempo que podría considerarse “como tiempo bisagra” porque nos trajo de una crisis y nos lleva a otra, en la que también, de seguro contaremos con la ayuda de Dios


TIEMPO DE PROYECCIÓN Y DESIERTO

La iglesia había llegado a un nivel muy deslumbrante; por muchos semestres consecutivos se mantuvo en el primer lugar en bautismos en el Distrito y se logró ser de los primeros lugares a nivel nacional en crecimiento. La Tercera Iglesia fue el modelo para muchas otras en diferentes lugares.


DE MINISTROS A PASTORES

Para bendición de unos y tristeza de otros, algunos de los ministros que conformaban el equipo pastoral comenzaron a ser requeridos por parte del Obispo Distrital para que se fueran de pastores a otros lugares; otros comenzaron a fundar sus propias congregaciones. Ésta fue una de las razones por las que no se pudo lograr la meta de 1000 para el 2000 como se tenía pensada.

Al hermano Noé Gómez Cardona se le demandó salir de la Tercera para irse como pastor a la Primera Iglesia Apostólica en la ciudad de Mérida, Yuc., también se necesitaba un presbítero y un Coordinador de Educación Cristiana en aquel Distrito y él fue comisionado para ocupar tales cargos. El hermano Alberto Pérez Arvizu trabajaba fuertemente en una misión que era parte de la Tercera Iglesia en la colonia San José del Quince; con la proyección de la película Jesús se logró conquistar algunos hogares y en poco tiempo se multiplicaron y se constituyó iglesia, quedándose allí como unos ciento cincuenta hermanos y el hermano Alberto Pérez como pastor. En el municipio de Ameca, Jal., también se levantó una obra, un grupito de hermanos, a los cuales atendió el hermano Rubén Gamón y después los pastoreó oficialmente cuando ya podían ser constituidos como iglesia.

Al hermano Aurelio Luna lo mandaron como pastor a la Segunda Iglesia de Chapala y allá sirvió al Señor fuertemente. Después el hermano Federico Herrera comenzó a trabajar con un grupo de hermanos en la región de Izúcar de Matamoros, del Estado de Puebla y consolidó una congregación quedándose a pastorearla oficialmente. Otro de los elementos que dejó el equipo de trabajo fue el hermano Jorge Rosas, ya que lo mandaron como pastor a la iglesia de Santa Lucía, Zapopan, Jal. El hermano Adalberto Uzárraga fue enviado a pastorear la Octava Iglesia de Guadalajara. Por aquellos tiempos, el Señor decidió llamar a Su Presencia al hermano Alfonso Villaseñor González; murió por una grave enfermedad y su ausencia se sintió fuertemente, por su manera de ser y servir al Señor.

Así fue como la Tercera Iglesia siguió impulsando el Reino de Dios en otros lugares, tal y como lo marcaba la visión. Se puede decir con toda seguridad que esta congregación ha sido canal de bendición para la fundación de varias iglesias. Las congregaciones hijas son las siguientes: La Octava Iglesia de Guadalajara, la iglesia en San José del Quince, la Segunda Iglesia de Chapala, la iglesia de Ameca, Jal., y la de Izúcar de Matamoros de aquel Distrito. Además de las misiones que han comenzado: En la colonia Mesa de los Ocotes, en los Positos y en el pueblo del Sáuz.


A COMENZAR DE NUEVO

Este capítulo, con esas dos palabras, Proyección y Desierto, resume lo que sucedió los siguientes años en la vida de la congregación. Proyección, porque se envió a diferentes pastores a luchar desde otra trinchera y a extender a otros horizontes lo que se vivía en la Tercera; pero también desierto, debido a que el liderazgo se debilitó, de tal manera que se tuvo que comenzar desde abajo para poner cimientos fuertes y columnas firmes en el trabajo pastoral, es decir, un liderazgo sólido.

Aunque de momento fue muy gratificante enviar pastores a otros lugares, después de un tiempo la congregación entró en un periodo de estancamiento. Se carecía de líderes comprometidos, solamente quedaron algunos cargando con todo el peso de la congregación: El hermano Jesús Reyes, Manuel Díaz Álvarez, la hermana Enedina Moya y un joven que recientemente se había integrado, Omar García. Las reuniones se veían tristes, ya no estaban aquellos hermanos entusiastas y con dinamismo. El hermano Nicolás comenzó a echar de menos a su anterior equipo de trabajo y se dio a la tarea de pensar en nuevas estrategias, aunque sí influyó en su estado de ánimo aquel duelo por sus discípulos que se habían ido.

Entre las muchas estrategias que implementó para seguir adelante fue la de enviar a un grupo de jóvenes, algunos de ellos todavía adolescentes, al Instituto de Crecimiento y Ministerios (ICM), que él mismo había fundado siendo Obispo Presidente de la denominación; con esta acción se buscaba iniciar la formación de nuevos líderes que sirvieran en la congregación. Los jóvenes enviados fueron: Omar García, Ricardo Camarena, Oswaldo González, Miguel Pérez, Óscar Pérez, Alberto Pérez y Jonathan García. Otros jóvenes que fueron como servidores al ICM fueron: Christian Galván, Juan Carlos Martín, Mauricio Galindo y el encargado del instituto, Jonathan Rentería, que en ese tiempo era miembro de la Tercera Iglesia. Allá estuvieron internados, preparándose durante mes y medio para después salir y servir a la Tercera Iglesia. Y así fue, se formó el equipo pastoral con jóvenes entre los trece y los veinticinco años. Cabe señalar aquí, y debe quedar registrado en la historia, que el hermano Nicolás Herrera se arriesgó con los jóvenes creyendo en ellos y dándoles su confianza para desempeñar un trabajo tan serio como lo es la obra de Dios.

Se recibieron demasiadas críticas, comentarios contrarios respecto a que los colaboradores del pastor fueran “unos niños”. Sobre todo los hermanos mayores no estaban de acuerdo en que ellos predicaran, los visitaran y fueran los dirigentes de la congregación; pero aún así el hermano Nicolás se la jugó por ellos. Fue del año 2006 al 2009 aproximadamente, en que aquellos jóvenes trabajaron fuertemente por el avance de la congregación y aunque se lograron muchas cosas, siempre la falta de experiencia y la inmadurez propia de la adolescencia y de la juventud hicieron que la iglesia no lograra lo resultados que tanto se anhelaban.


LEVANTO MIS MANOS AUNQUE NO TENGA FUERZAS

Dios no ignoraba la situación de su iglesia, su Tercera Iglesia. Él sabía lo que pasaba en ese momento e intervino de una manera especial para levantar el ánimo del pastor y la congregación en general. El hermano Nicolás recibió una llamada en la que le decían que Samuel Hernández, un cantante y profeta portorriqueño internacionalmente conocido, quería venir a esta iglesia a darle una palabra de parte de Dios al pastor. Samuel Hernández no conocía la situación, no conocía al pastor. Fue un domingo en el culto de las cinco de la tarde cuando aquel profeta enviado por Dios desde Puerto Rico visitó esta congregación.

Después de cantar algunos de sus cantos y de alegrar a la congregación, sus primeras palabras fueron: “Dios me ha enviado a esta iglesia, y usted (apuntó al hermano Nicolás) es el culpable de que yo venga desde mi país y esté aquí esta tarde. Dios me ha enviado a levantarle las manos. Usted se ha sentido cansado y desanimado.” En ese momento, le pidió al hermano Nico que pasara al frente, levantó sus manos y comenzó a cantar el himno Levanto mis manos. Este canto dice así:

Levanto mis manos, aunque no tenga fuerzas Levanto mis manos aunque tenga mil problemas

Cuando levanto mis manos comienzo a sentir Una unción que me hace cantar Cuando levanto mis manos comienzo a sentir el fuego

Cuando levanto mis manos mis cargas se van Nuevas fuerzas tú me das Todo esto es posible Todo esto es posible Cuando levanto mis manos

El Espíritu Santo se comenzó a derramar en la congregación y el pastor recibió aliento a través de estas palabras y el canto. Además de esto, Samuel Hernández, sin saber nada de esta iglesia, les recordó la visión: Ser una iglesia de impacto en Guadalajara, Jalisco, México y el extranjero. Le dijo al pastor: “Esta tarde el Señor le entrega las llaves de Guadalajara con el poder para atar y desatar.” Así el Señor levantaba a su pueblo para que no perdiera de vista su propósito en este tiempo y en esta ciudad.


MOMENTOS DE DIFICULTAD PARA EL PASTOR.

Fue en el mes de noviembre de 2006 cuando en la Convención General celebrada en Monterrey, N. L., el hermano Nicolás Herrera terminó su periodo como Obispo Presidente de la Iglesia, y como miembro de la Mesa Directiva General. Aunque terminó esta etapa de su vida muy agradecido con Dios, sí representó un cambio muy significativo en su ritmo de trabajo, y por lo tanto, en su estado de ánimo. A los tres días después de entregar la estafeta de la Iglesia Apostólica le dieron la noticia del fallecimiento de su querida madre, y como es natural, la crisis que vivió fue muy complicada. Por si fuera poco, ya tiempo atrás lo aquejaba una enfermedad en la garganta que casi le imposibilitaba hablar e hizo que el pastor dejara de predicar con regularidad por algunos años.

Aunado a eso, el hecho de que durante toda esa administración por razones para él desconocidas, en ninguna manera y en ningún momento se le tomó en cuenta en los niveles general y distrital de la Iglesia; excepto que a causa de la insistencia del hermano Raúl Murillo fuera incluido para ocupar un lugar en las comisiones de investigación que para el segundo Instituto de Supervisores de esa administración se nombró. Cada una de estas dificultades hizo que el hermano Herrera cayera en un cierto estado de depresión que lo oprimía en su vida personal y en el avance de la Tercera Iglesia.

Por muchos meses la congregación estuvo unida en ayuno y oración pidiendo la sanidad de su pastor. A los hermanos los entristecía ver al hermano Nico en esas condiciones y deseaban volverlo a escuchar, con su voz fuerte, predicando la Palabra. Los médicos no podían dar un diagnóstico específico y por mucho tiempo el pastor estuvo yendo de un lugar a otro buscando las mejores tecnologías médicas que le pudieran dar su sanidad. Así estaban las condiciones en la Tercera Iglesia: Un pastor enfermo, un liderazgo recientemente formado carente de experiencia y una congregación, en cierta manera, indiferente al crecimiento. Fue un tiempo difícil el que se vivió en aquellos meses; pero fue un tiempo de preparación también para algo mejor.


NUEVOS IMPULSOS Y MEJORES MÉTODOS

El hermano Nicolás Herrera siempre ha buscado las mejores herramientas y los métodos adecuados para que el crecimiento de la iglesia sea con más eficiencia. Como Obispo Presidente de la Iglesia, mandó a algunos hermanos a la ciudad de Bogotá, Colombia, a vivir y aprender el modelo de la iglesia Misión Carismática Internacional (MCI), del pastor César Castellanos. De esta iniciativa surgió la bendición de los Encuentros a nivel general y para la Tercera Iglesia también. Fue en el año 2004 cuando se celebró el primer Encuentro conforme al modelo MCI Colombia, dirigiéndolo la hermana Silvia Ríos y con un equipo de puras damas. Este encuentro se llevó a cabo en las cabañas del IMSS, para el rumbo del municipio de Chapala.

En el año 2005 se estableció oficialmente la estrategia de los Encuentros como método de restauración y crecimiento, celebrando un encuentro con más de ciento veinte hermanos bautizados de la Tercera Iglesia. Éste fue un parte aguas para un nuevo mover del Espíritu Santo en esta congregación. Bautizados en el Espíritu Santo, embriagados del vino de Dios, llenos del manto de gozo, restaurados emocionalmente y sanos físicamente era como salían los hermanos que asistían a un encuentro.

El hermano Isidro Ponce fue quien brindó su apoyo para iniciar con este nuevo movimiento, después se le entregó la responsabilidad de los encuentros al hermano Jonathan Rentería por algún tiempo. El joven Christian Galván, después de aprender el modelo, tomó la encomienda para continuar con esta bendición. Luego le siguió Judith Herrera en este trabajo, para después entregarlo a Osvaldo Martínez. Ahora lo comienza a dirigir el joven Omar Ávila, quien con mucho entusiasmo empieza a trabajar en este privilegio.

Además de los encuentros, por aquel tiempo también se reorganizó todo el sistema de evangelización. El hermano Israel Sánchez, pastor de la Primera Iglesia de Villahermosa (una de las iglesias más grandes de la denominación), comenzó a compartir a la Tercera sus conocimientos y su experiencia en el crecimiento. Más adelante el hermano guatemalteco Rudy Miranda, pastor auxiliar de la iglesia Lluvias de Gracia, se dio el tiempo para venir a la Tercera Iglesia a enseñar sobre el modelo de crecimiento que a ellos les había dado resultados. Después de algunas capacitaciones, reflexiones y consideraciones, se decidió que la congregación adoptara un nuevo modelo para impulsar el crecimiento y la consolidación de la iglesia.

Finalmente, la grey quedó organizada en cinco sectores con la finalidad de que fuera mejor atendida y así el trabajo se dividiera equitativamente. El equipo de trabajo que supervisaba a cada sector fueron los siguientes: Paulino Navarro dirigía al sector uno, apoyado por la hermana Enedina Moya y Oswaldo González; Omar García supervisaba el sector dos y lo apoyaba el hermano Manuel Díaz, Martha Martínez y Osvaldo Martínez (quien recientemente se había integrado al trabajo); el sector tres lo dirigía Ricardo Camarena, apoyado por Miguel Pérez y Óscar Pérez; el sector cuatro lo encabezaba Jesús Pérez y lo respaldaba la hermana Rosaura Pérez; y el sector cinco, que después se convirtió en lo que hoy es la misión de Las Pintas, lo dirigía (y hasta hoy lo sigue haciendo) el hermano Jesús Reyes. El pastor, hermano Nicolás Herrera, supervisaba el trabajo que se hacía y pastoreaba a la congregación en general, siempre atendiendo los casos más sobresalientes y delicados.

En aquellos días se inició también, junto con todo el sistema adoptado, lo que se le conoce como el Día del Amigo. Se organizaba una fiesta especial para todos los oyentes y amigos que se tenían. Después de anotarlos, de orar por ellos, de contactarlos, de guerrear espiritualmente por sus vidas y de confirmar su asistencia al evento, se les llevaba a esta magna fiesta que se celebraba especialmente para ellos. De esta manera se les predicaba el evangelio de una manera diferente y se les invitaba a aceptar a Jesucristo como su Señor y Salvador. Se llegó a tener mucho éxito en estos eventos; en una ocasión se contrató el auditorio del Lienzo Charro que está ubicado en Huentitán el Alto, en el cual estuvieron reunidas más de mil personas, en su mayoría oyentes a los que se les predicaba la Palabra. En otro tiempo también se rentó el salón de eventos Premier, donde también se logró llevar a más de mil personas para que comenzaran a conocer del Señor. Fueron de mucha bendición aquellos cambios que al principio generaron mucha fricción, pero que después dieron los resultados esperados.


RENUNCIA TRAS RENUNCIA

Pasaron así algunos años en los que el trabajo permaneció, pero después los ánimos comenzaron a decaer y sucedieron una serie de circunstancias que paralizaron el avance de la iglesia. Probablemente, esto sucedió a causa de que el pastor empezó a enseñar con más precisión acerca de pasar de lo “bien hecho” a lo “hecho con excelencia” (Rainer, 2005, p. 15). El hermano Nicolás Herrera comenzó a exigir más de su equipo de trabajo porque el proyecto así lo requería, los jóvenes que lo apoyaban resintieron tal exigencia y fue cuando muchas cosas empezaron a cambiar en el equipo pastoral. Hubo varios desacuerdos, algunos muchachos decayeron emocional y espiritualmente. Algunos comenzaron a renunciar por cuenta propia y a otros se les suspendió directamente en los trabajos que realizaban, de tal manera que el equipo quedó muy debilitado. Los hermanos que dejaron de activar en el equipo pastoral fueron los siguientes: Paulino Navarro, Oswaldo González, Omar García, Christian Galván, Jesús Pérez, Miguel Pérez, Ricardo Camarena y Osvaldo Martínez. La hermana Enedina Moya tuvo que salir a los Estados Unidos, y por tanto también abandonó el trabajo. De todos aquellos jóvenes el único que permaneció fue Óscar Pérez a pesar de la turbulencia que sacudió al equipo pastoral.

Las reuniones ya no eran las mismas. Nuevamente había un sentimiento de duelo en el liderazgo y la tristeza se hacía sentir en las reuniones y en los cultos. Aquellos desacuerdos generaron cierta fricción aún entre los mismos hermanos de la congregación y familiares de los que habían dejado el trabajo pastoral. Hasta se llegó a rumorar una división, otra división en la Tercera Iglesia; pero gracias a Dios no pasó a mayores. El equipo pastoral se redujo a sólo unas cuantas personas: El hermano Nicolás Herrera, los hermanos Jesús Reyes, Manuel Díaz, Óscar Pérez, Rosaura Pérez, Judith Herrera, Chuyita Haro y su esposo Ramiro López.

Se podría decir que aquí se comenzó a vivir una nueva crisis en el trabajo del actual pastor en esta congregación. Fue a tal grado, que después de hacer muchos intentos de levantar el ánimo de la iglesia y el liderazgo, el pastor mismo pensó muy en serio la idea de renunciar al pastorado de la Tercera Iglesia e irse a otro lugar donde sí quisieran trabajar. Lo llegó a expresar en varias ocasiones y estuvo a punto de hacerlo; pero el Señor nuevamente estuvo allí para levantarlo.

Por esas fechas, cuando el hermano Herrera dio a conocer su intención de hablar con el Obispo del Distrito para que se le asignara otro pastorado, en un viaje que hizo a la ciudad de Mérida en el mes de septiembre del 2009, en esa ciudad visitó una librería evangélica y allí compró el libro Iglesias Exitosas del autor Thom S. Rainer (2005) en el que el hermano encontró una palabra de parte de Dios, ya que la situación que describe el libro, era precisamente, la que él estaba viviendo. Este libro lo llevó a orar y pensar profundamente acerca del cambio, hasta que cierta noche mientras oraba, de repente experimentó una especie de éxtasis en el que fue levantado en el espíritu para ver la ciudad de Guadalajara desde el espacio y por la noche, hasta llegar al mirador El Cerro de la Reina.

Mientras este recorrido se daba, a sus espaldas se oía una voz con la que se desarrolló un diálogo acerca de la misión de la Tercera Iglesia de Guadalajara, en donde el pastor mencionó la problemática del liderazgo y de la economía fundamentalmente. Como respuesta, al pastor se le habló de doce nombres de personas a quienes tenía que invitar como parte de su equipo pastoral. Con respecto a la economía, se le hizo ver por parte de esa voz que él sólo escuchaba, porque no veía a nadie, que lo del dinero, era algo que estaba presente en la mente de Dios, y que en su momento esto sería resuelto.

Finalmente esta misma voz le hizo saber que no era tiempo de abandonar la Tercera Iglesia porque no había concluido con toda la encomienda que se le había hecho desde el principio. Fue por esta causa que el pastor decidió seguir confrontando la situación, en la esperanza y con la convicción de que vienen tiempos mejores, mismo presagio que inició desde el 4 de febrero del 2010 cuando el hermano fue operado exitosamente de una de sus cuerdas bocales, y que, gracias a Dios, el tumor no fue maligno. Desde allí se inició todo un cambio en la vida y en el estado de ánimo del hermano Herrera.


PROYECTO DE REMODELACIÓN DEL TEMPLO

Mención especial nos merece que en este tiempo se comenzó un plan encaminado a servir a Dios con excelencia aún en nuestros espacios de reunión: Se inició el proyecto de remodelación del templo. Entre los hermanos de nuevo ingreso que han traído una nueva visión y una nueva propuesta sobre las cuestiones estéticas de nuestros espacios de reunión, están el hermano Luis Rivas Íñiguez y la hermana Celia Ríos Estrada, quienes con esas capacidades que Dios les ha dado y que ellos han desarrollado ampliamente, se han interesado en aportar lo necesario para ver por la belleza del templo y demás instalaciones de la Casa de Dios.

Se hicieron demasiados cambios, el templo fue transformado totalmente, con la finalidad de que la casa de Dios fuera digna y que los hermanos se sintieran mejor en ese lugar. Las bancas que había fueron cambiadas por sillas, el techo se cubrió con plafón y las paredes con tablaroca con una estética muy hermosa que le da un estilo más contemporáneo. Se cambió de piso, se colocó una iluminación más eficiente y unos spots alrededor para que lucieran las paredes. Las puertas y las ventanas se cambiaron por unas de vidrio casi en su totalidad. En las ventanas se colocaron unas persianas para oscurecer el templo cuando se necesitara. Además, fue colocado un sistema de aire acondicionado para regular los diferentes climas. Gracias a Dios por estas iniciativas que le han dado una imagen más moderna a nuestro templo; pero también que están influyendo en la transformación de la manera de pensar de nuestro pueblo, acerca de la belleza del Reino de Dios alrededor de nosotros; pero también respecto a la superación personal a la que todos debemos aspirar.

En estos últimos días se han hecho nuevas adecuaciones al templo y se seguirán haciendo hasta que quede completo como se tiene planeado. Se construyó una tarima al frente para mejorar la vista del público hacia con el que preside, se colocó detrás una cortina muy elegante, y para no descuadrar, se tuvieron que comprar nuevos instrumentos musicales y mejor equipo de sonido. En la parte de afuera, últimamente se hizo un mural en toda la pared lateral con el fin de protegerla del vandalismo de los grafiteros. Los baños adjuntos al templo, que han sido tan necesarios, al momento de este escrito ya están siendo construidos cuidadosamente planeados, para que no desentonen con la belleza del interior del templo; y para la casa pastoral también se tienen hermosos planes. Todo esto se ha realizado gracias a la cooperación de cada uno de los hermanos que con buena voluntad han contribuido para tener un mejor lugar de adoración.

Como bien se ha dicho a través de todo este libro, las crisis son algo inherente de la Iglesia. Algunos filósofos como Hegel las definen como una dinámica dialéctica que nos lleva siempre a una nueva tesis. Así las iglesias van de crisis en crisis; pero siempre avanzando en forma ascendente, ya que aún las crisis más severas reportan elementos para mejorar y avanzar. Se dice que las instituciones pasan por periodos de crisis y desiertos; pero en realidad, más que las instituciones, las crisis y los desiertos los viven las personas, y desde el punto de vista bíblico, podemos afirmar que la historia de la salvación que se encuentra llena de mujeres y hombres preclaros, cada quien tuvo su propia crisis y su propio desierto.

Así, de esa manera, no podríamos imaginarnos a un Abraham sin su periodo de desierto; a un Jacob como lo retrata la Biblia; a un Moisés sin ochenta años de estar en el campo; a un David sin pasar por cada una de las cuevas escondiéndose de Saúl; a un Juan el Bautista que vino del desierto para bautizar al Mesías prometido; a un Jesús de Nazaret que no acomete su obra sino hasta que pasó por el desierto; y aún San Pablo, que antes de ser misionero tuvo que pasarse varios años en el desierto de arabia replanteándose su nueva forma de fe. Así también, sin duda deberemos ver cada uno de estos momentos que hemos ido marcando en este libro respecto de la Tercera Iglesia de Guadalajara. Este periodo de proyección y crisis de nuevo nos está catapultando al periodo de las realizaciones.


EL AÑO DE LAS REALIZACIONES

Después de tantos vaivenes, con momentos gloriosos, sin duda, pero también con situaciones complicadas, la Tercera Iglesia ha sabido vivir cada una de las etapas de su existencia. No lamenta nostálgicamente cada uno de los momentos adversos, sino que aprende de sus errores y los ve como nuevas oportunidades de crecimiento. Han pasado tantas personas por esta iglesia, se han desarrollado tantos proyectos, se han derramado tantas lágrimas en busca de una mejor congregación, que al ver la situación actual se puede decir, como bien lo expresó el profeta Samuel: “Hasta aquí nos ayudó Jehová” (1 S. 7:12). El pasado se puede recordar con gran alegría y con profundo agradecimiento a Dios; pero no se debe vivir de glorias pasadas, ahora se aproxima un futuro muy ambicioso y con mejores oportunidades para hacer crecer el Reino de Dios.

Ahora, en las primicias del año 2012, estando a sólo unos días de celebrar el Cuarenta Aniversario de esta congregación, se puede ver que aunque pasan las generaciones, el proyecto de Dios para esta ciudad, en este tiempo, se sigue cumpliendo. Actualmente, la Tercera Iglesia sigue haciendo su parte para que en Guadalajara se establezca el Reino de Dios. En la colonia Oblatos no ha pasado desapercibida la labor de la iglesia, y sigue viendo los esfuerzos de cada hermano por tener una mejor comunidad.

Al escribir estas líneas, el Obispo Presidente de la Iglesia Apostólica es el Reverendo Eleazar Reyes Rodríguez (quién también nos ha honrado escribiendo la presentación de este libro), el Obispo del Distrito de Guadalajara es el Reverendo Fernando Peña Niz y nuestro Presbítero es el Reverendo Isidro Ponce. Gracias a Dios, el Reverendo Nicolás Herrera Ríos sigue en pie y en guardia para seguir peleando la buena batalla de la fe en la Tercera como su pastor principal.


ORGANIZACIÓN: SECTORES, SUPERVISORES Y LÍDERES

La iglesia ha crecido mucho, ya no puede seguir siendo pastoreada a la manera tradicional de hace muchos años. Ahora, además del pastor, se cuenta con un pequeño grupo de hermanos trabajando de tiempo completo para dar una mejor atención a la congregación. Actualmente, la secretaria de la iglesia es la hermana María de Jesús Haro Castellanos (mejor conocida como Chuyita); ha sabido sobrellevar el peso de la responsabilidad administrativa y económica de la iglesia; y con esa habilidad de mujer, le ha dado paz a esa oficina que tantas veces ha estado en problemas.

La Tercera Iglesia está tomando nuevos impulsos, se están viendo signos positivos de que está entrando en la etapa del despegue. Por mucho tiempo no había gente que quisiera hacer las cosas; después hubo gente que las quiso hacer, pero no tenía la capacidad suficiente; ahora existe gente que quiere, pero también que puede trabajar con excelencia para lograr que esta iglesia cumpla su visión: Ser una iglesia grande en número y madura en la fe para impulsar el Reino de Dios en Guadalajara, Jalisco, México y en el extranjero. Así se comienza este año 2012, con muchas expectativas y sueños por delante. El pastor le ha nombrado a este año el año de las realizaciones.

Se continúa en la transición para llegar a ser una Iglesia Celular. Para llevar un mejor control, existen tres tipos de células: La Célula de Alcance, aquí se reúnen todos los líderes de cada sector para orar, evaluar y planear el trabajo de la semana; la Célula de Mantenimiento, en ésta cada líder junta a un grupo de hermanos bautizados para nutrirlos de la Palabra de Dios; y la Célula de Evangelismo Personal, en ésta se busca compartir la Palabra a gente no convertida. De esta manera se atiende a la congregación cabalmente. En esta etapa de la historia, a nivel general, la Iglesia Apostólica deja de llamarle fraternidades al sistema de integración por edad y sexo, ahora se les llama redes infantiles, de jóvenes, señores y damas. Todo con el fin de darle más énfasis al sistema celular que dará el crecimiento.

Como lo es también a nivel nacional, se continúa trabajando en los ciclos de Evangelización, Consolidación y Discipulado. Para continuar creciendo se lleva a cabo lo que se le conoce como Día del Amigo, los Encuentros, los Bautismos, para después integrarlos a la Escuela de Liderazgo. La Tercera Iglesia, ahora cuenta con aproximadamente seiscientos hermanos bautizados en sus listas de membresía, esto es una bendición; pero también representa muchos desafíos. Uno de ellos es tener que realizar tres reuniones en domingo: A las ocho de la mañana, a las doce y media y a las cinco de la tarde; se puede ver la mano de Dios en cada culto; entre semana, como se ha hecho por muchos años, los jueves a las siete de la noche se lleva a cabo el servicio de adoración.


COMUNIDAD ID

Como ya se mencionó anteriormente, Comunidad ID (palabra derivada del inglés identity, que significa identidad) es el nombre que han llevado los jóvenes y adolescentes desde hace algunos años atrás. Ahora están al frente los jóvenes Miguel Pérez y Juan Carlos Díaz como líderes; los que asesoran como pastores de la comunidad son Óscar Pérez y el matrimonio de Osvaldo Martínez y Angélica Almaguer. Lo que ha sucedido en los últimos años ha marcado a muchos corazones y ha dejado una huella imborrable en la memoria de cada joven, por eso quisiéramos abrir un espacio para relatar lo acontecido.

Fue el 29 de noviembre del año 2009 cuando se inició formalmente con una nueva manera de trabajar con los chavos. Tiempo atrás, había una fuerte inquietud de algunos jóvenes por levantar un proyecto que alcanzara a los muchachos, a su manera y a su forma de ser. Para esto, Óscar pidió al pastor que le permitiera trabajar con los muchachos, pero de una manera diferente. Insistió para que les dieran un tiempo exclusivo para ellos, un culto de jóvenes; y se llegó al acuerdo de que el culto del mediodía del domingo estaría apartado para ellos. Después de hacer ciertas negociaciones Óscar y el pastor, finalmente llegaron a varios acuerdos. Aunque el hermano Nicolás no estaba totalmente convencido de lo que se comenzaría a hacer, accedió con la condición de que los muchachos oraran y buscaran a Dios. Y una vez más, el pastor se arriesgó por los jóvenes.

Tal y como estaba planeado, así comenzó Comunidad ID: Las reuniones eran totalmente diferentes, los cultos no se parecían en nada a lo que siempre se les llamó cultos; el púlpito fue sustituido por un tambo pintado de negro en el cual se colocaba una Biblia enorme; las luces tradicionales fueron cambiadas por luces de colores y en movimiento; como la reunión era en el mero apogeo del sol, se buscaron unas cortinas para tapar las ventanas y de esa manera oscurecer totalmente el templo. El acomodo de las sillas cambió un poco y tanto el liturgista como el predicador no debían presentarse con ropa de vestir ni de corbata ni zapatos, sino debían vestir de manera informal y con tenis. La música debía ser moderna, de tal manera que atrajera a la muchachada. Nunca se olvidará ese culto del 29 de noviembre donde todo fue diferente: Dirigió el culto Rubén Martínez y predicó Óscar Pérez; la frase con la que se cerró el sermón fue la dicha por el Teniente General de Estados Unidos Hal Moore en la guerra de Vietnam: “No puedo prometerles que los traeré con vida. Pero les doy mi palabra de honor que seré el primero en pisar el campo de batalla y el último en irme de allí. Y que no dejaré a nadie atrás; todos, vivos o muertos, regresarán a casa.” Con esta frase se desafió a los jóvenes a pelear por sus ideales en Dios.

El equipo de líderes que Óscar formó para trabajar en ID fueron: Rubén Martínez, Juan Carlos Díaz, Miguel Pérez, Vicky Pérez, Noemí Martínez, Ana Lidia Martínez, Julia Rosas, Adalberto Uzárraga, Miguel Ángel Hernández, Sinahí Pérez y Ricardo Robles. Más adelante se agregaron Eli Escareño, Priscila Contreras y Samuel Flores. Este equipo trabajó muy intensamente; sabía organizar eventos, pero también sabía levantarse a las tres de la madrugada para ponerse en oración a favor de los jóvenes. Acostumbraban a llegar media hora antes del culto para buscar a Dios en oración. En una ocasión, para demostrar que las innovaciones en la forma de hacer los cultos eran sólo un pretexto, a medio programa del culto se quitó todo lo que se había puesto para dejar el ornato a la manera tradicional. En ese preciso momento se les explicó a los chavos que la presencia del Espíritu Santo era lo indispensable para la Comunidad ID; entonces, la presencia de Dios inundó el lugar y todos comenzaban a hablar lenguas, a adorar a Dios y a ser bautizados con fuego. La música fue lo de menos, las luces no importaban, el tambo quedó por allá en un rincón: Lo único que valía realmente era la maravillosa presencia del Señor. En esa ocasión el culto duró más de cuatro horas ininterrumpidas.

Fueron poco más de dos años los que estuvo como líder el joven Óscar Pérez; ahora son Miguel y Juan Carlos quienes con nuevos bríos buscan llevar a mejores niveles en la presencia del Señor a la Comunidad ID. Ahora, los líderes que han permanecido y están en pie de guerra son: Julia Rosas, Priscila Contreras, Eli Escareño, Miguel Hernández, Rubén Martínez, Samuel Rincón y Adalberto Uzárraga, entre otros que recientemente se han agregado al trabajo. Se tienen muchas expectativas para la Comunidad y la iglesia en general, que con la ayuda de Dios, se van a lograr.


CIELOS ABIERTOS SOBRE OBLATOS

Al hermano Nicolás Herrera constantemente se le escucha hablar acerca de la oración. Anima a su equipo a perseverar en la búsqueda del Señor. Ha llegado a decir que a una persona que ora “se le nota hasta por encima de la ropa”. Con esta manera de concebir la vida de la iglesia basada en la oración, hemos visto grandes maravillas a lo largo de los años. Ahora, se organizan cadenas de ayuno y oración constantes. El pastor ha pasado días enteros, encerrado en el templo buscando al Espíritu Santo. En los sectores, los hermanos se organizan para tener veladas en las que se busca la dirección del Señor. Los jóvenes no dejan de tener sus eventos en los que el enfoque principal es la llenura del Espíritu. Los hermanos de la tercera edad siguen haciendo su labor en la oración en sus casas, pidiendo por su pastor, el liderazgo local y demás necesidades. Hasta a los niños se les comienza a inculcar esa vida de vigor espiritual; se les puede ver en los cultos adorando al Señor con tanta libertad y derramando lágrimas a su creador. ¡Es tan maravillosa la presencia de Dios en ese pequeño templo ubicado en Hacienda La Calera 2700!

Si las paredes de ese templo pudiesen hablar, contarían las maravillas que han sucedido en su interior. Milagros sorprendentes, tanta gente impresionada por la presencia del Señor, el cáncer saliendo de los cuerpos de la gente, los tumores deshaciéndose, los dolores huyendo, las adicciones desvaneciéndose, los demonios siendo expulsados por el poder de Dios, los diagnósticos totalmente transformados por el Médico de médicos: ¡Jesucristo de Nazaret!

Llegó hace algún tiempo una pareja que desde hacía diez años que no podían tener un hijo; le creyeron a Dios, confiaron en sus promesas y comenzaron a orar. Ahora ellos tienen un hijo que está a punto de cumplir sus dos años de edad. ¡La Gloria sea para Dios! Héber Josué Nieves Flores fue un niño que estuvo en las oraciones de toda la iglesia por mucho tiempo. Por su problema renal, los médicos le quitaban toda esperanza a su madre, diciéndole que su hijo no viviría por muchos años. Ahora Héber está totalmente sano y listo para servir al Señor. Ha llegado a decir que quiere ser un gran predicador. Y testimonios como estos se podrían escribir en grandes cantidades de páginas, porque la orden de Jesús es para nosotros también: “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.” (Mt. 10:8).

En las campañas evangelísticas el poder de Dios se ha hecho palpable también. Hermanos como Francisco Gaxiola (mejor conocido como Frank), Efraín Villa, Elí Gallegos, Samuel Ortiz, Andrés Hernández y el mismo pastor, Nicolás Herrera, han realizado estas campañas y han sido usados por Dios de una manera gloriosa en sanidades, milagros, palabra de revelación y profecía. Los cultos ordinarios de repente se han convertido en campañas evangelísticas. El pastor o sus colaboradores comienzan a orar por enfermos, el Señor los respalda y el Reino se sigue extendiendo en los corazones de la gente.

Con relación a este tema, el ministerio de Encuentros ha sido testigo fiel de ciertos destellos de avivamiento en la Tercera Iglesia. Los tres días que se viven en aquel lugar, han sido los tres días más determinantes en la vida de cientos de personas que han pasado por un Encuentro. Al tener ese encuentro con ellos mismos, con Dios y con sus familias, las personas son transformadas y su manera de vivir empieza a ser diferente. En el campamento Lamdin se han vivido innumerables experiencias pentecostales que han dado un vuelco también a la vida espiritual de la iglesia. Un joven con tendencias homosexuales e infectado por el SIDA fue sanado por el Señor en un Encuentro; ahora él sirve en una de las congregaciones apostólicas en este Distrito.


ASPECTO EDUCATIVO

Con respecto al tema de educación ya se escribió anteriormente sobre los ministerios de Escuela de Líderes, Educación y Cultura, Generación de riqueza y asesoría económica; sólo hace falta agregar algunas otras iniciativas que se han tenido últimamente para elevar el nivel intelectual de la congregación. Se han comenzado a hacer algunas gestiones para tener todo un sistema de desarrollo educativo. Se empiezan a hacer los trámites para iniciar con el programa del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) con el fin de que cada hermano que no haya terminado su secundaria, la pueda cursar con más facilidades.

Por otra parte, desde hace mucho tiempo el hermano Nicolás ha tenido el sueño de establecer una escuela que brinde a los jóvenes, hermanos y hermanas una mejor formación teológica. Gracias a Dios ese sueño comienza a tomar forma y a hacerse toda una realidad. El joven Óscar Pérez, movido por su propio deseo de estudiar teología, comenzó a buscar escuelas en la ciudad y no las encontró con la formalidad debida. El hermano Nicolás había recibido una llamada de parte de una Universidad establecida en la ciudad de Monterrey, N. L., con el nombre de Instituto de Estudios Superiores para el Desarrollo Integral (IESDI), así que Óscar comenzó a pedir informes y a establecer los contactos para estudiar; pero gracias sean dadas a Dios que la bendición llegó para toda la ciudad, ya que se abrió el nuevo Campus Guadalajara de IESDI, siendo la Tercera Iglesia la anfitriona y sede.

Esta carrera tiene el nombre de Licenciatura en Teología con Orientación en Consejería Familiar y está debidamente avalada por la Secretaría de Educación Pública. El pasado 25 de febrero comenzaron las clases, siendo el primer maestro el Dr. Héctor Salinas Ayala. Los otros maestros que estarán colaborando a lo largo de la carrera son los siguientes: El Reverendo Nicolás Herrera, el Licenciado y pastor Evelio Rodríguez, la Licenciada Silvia Ríos y Óscar Pérez (quien también es alumno), además de los que se irán agregando. La primera generación de alumnos y alumnas son: Martha Martínez, Francis Herrera, Samir Ávila, Leticia, Osvaldo Martínez, Rubén Martínez, Miguel Pérez, Óscar Pérez, Christian Galván, Jonathan García, Mario Castro, Guadalupe Ortega, Abraham Santana, Juan Carlos Sáenz y Édgar Hernández. Se tienen planes para que más adelante se pueda comenzar con un nuevo grupo para estudiar una Maestría; con la ayuda de Dios se lograrán todos estos deseos.


INFLUENCIA EN LAS DIFERENTES ESFERAS DE LA SOCIEDAD

El hermano Nicolás Herrera desde tiempo atrás ha estado impulsando la ideología de pasar de ser una iglesia con los ojos puestos en la escatología y el más allá, a pasar a ser una iglesia con visión para el tiempo presente y con las necesidades actuales; se busca dejar de predicar el evangelio de la salvación y comenzar a predicar el evangelio del Reino de Dios. Lo anterior lo expresó muy bien en el plan de trabajo para este año, donde se lee:

“No obstante, hoy les exhorto a levantarnos con un mayor optimismo, e iniciar este nuevo año con un ánimo renovado, sintiendo que hemos pasado del desierto a la tierra prometida; y que nuestra iglesia, en una clara expresión de madurez, está viviendo su traslación de una iglesia que se limita a llevar un evangelio de la salvación, para ir más allá, hacia el evangelio del Reino de Dios, que justamente, fue el tema de la predicación de Jesús; ya que no sólo queremos ganar almas, porque todas las almas tienen cuerpo, así que pretendemos ganar personas, y que nuestra proclamación no sólo presente una salvación escatológica, sino que sea de aquí y ahora, con una redención integral de los individuos, que realmente seamos la sal y la luz del mundo, impregnando con nuestro testimonio todos los ámbitos de la vida social de Guadalajara, Jalisco, México y el extranjero; porque Dios nos ha dado a nosotros el ministerio y la palabra de la reconciliación, constituyéndonos así, en sus embajadores (Mt. 4:23; 5:13,14; 2 Co. 5:18,19,20). Acometamos, pues, con alegría y entusiasmo este plan de trabajo para este año 2012.”

“El Reino de Dios abarca todo. Abarca toda la creación incluyendo a los seres humanos y todas las relaciones humanas. Algunos en la iglesia dirían: ‘Solamente necesitamos salvar a almas para el cielo’. Otros dirían: ‘No nos preocupemos en salvar a almas; más bien, deberíamos ocuparnos en la pobreza, el hambre y la injusticia’. ¿Qué dice la Biblia acerca del alcance del Reino de Dios? Dice que es completo, es global. Como tal, todo ha de ser redimido.

Porque a Dios le agradó habitar en él con toda su plenitud y, por medio de él, reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz.

Colosenses 1:19-20 NVI

No hay nada fuera del alcance del Reino de Dios. Representa una transformación total y global. Es una visión del cosmos entero, purificado de toda maldad y lleno de la gloria de Dios. Este es el fin hacia el cual El Reino avanza.”

Entendido lo anterior, ahora la Tercera Iglesia busca afectar positivamente todas las esferas de la sociedad: Las diferentes artes, la educación, la política, el deporte, los medios de comunicación, etcétera; todo con el fin de establecer el Reino de Dios en Guadalajara, Jalisco, México y el extranjero. Así no solamente oraremos pidiendo que “venga su Reino”, sino que también emprenderemos acciones concretas que hagan que su Reino se establezca en esta tierra. De cierta forma, se han comenzado a tomar algunas iniciativas para impulsar el cambio de mentalidad en la iglesia cristiana en Guadalajara.

Regresando un poco en el tiempo, se puede ver que la Tercera Iglesia ya ha sido de bendición en diferentes campos sociales y ha sabido alumbrar con la luz del evangelio en la oscuridad del mundo. En el ámbito religioso, la influencia de Nicolás Herrera ha estado en la Asociación de Pastores del Estado de Jalisco como Secretario General. También fue candidato a Tesorero General en la CONELA (Confraternidad Evangélica Latinoamericana), además de los cargos que ha tenido en la Mesa Directiva General de la Iglesia Apostólica. Óscar Pérez forma parte de un comité juvenil interdenominacional a nivel ciudad, llamado Jóvenes Cristianos GDL, en el cual participa, propone y trabaja por la unidad de la Iglesia y el evangelismo.

En diversas ocasiones el hermano Nicolás ha sido invitado para participar en reuniones importantes con políticos renombrados. En la toma de protesta del Presidente de la República, el Licenciado Felipe Calderón Hinojosa, el hermano Nico fue uno de los invitados especiales y le tocó compartir mesa con Emilio González Márquez, Gobernador actual del Estado de Jalisco, y con Enrique Krauze, quien es un connotado historiador, ensayista y editor mexicano. Además ha tenido entrevistas con la Licenciada Josefina Vázquez Mota, actual candidata a la Presidencia de la República por el Partido Acción Nacional. Cuando el señor George W. Bush era Presidente de los Estados Unidos, al hermano Nicolás Herrera también se le hizo una invitación especial para que estuviera en la Casa Blanca, junto con otro grupo de líderes evangélicos hispanos, invitación que no pudo atender debido a una complicación de salud que tuvo durante esos días.

Además, como miembro de la Mesa Directiva General de la Iglesia Apostólica, el hermano Herrera se tuvo que enfrentar a diferentes situaciones más allá de los límites de la Iglesia Apostólica, algunos de esos casos son: Durante el año de 1992, cuando los evangélicos de México tuvieron que organizarse para hacer propuestas de ley en vista del inminente reconocimiento de las iglesias por parte del gobierno; él fue uno de los principales promotores de los foros a nivel nacional. Otro caso en el que el hermano Herrera se vio enfrentado con las autoridades federales, fue cuando de manera sorpresiva el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) quiso multar a la Iglesia porque los pastores no estaban registrados en esa institución. A la par de otros valientes compañeros de él de la Mesa Directiva, lograron salvar la situación, ya que la razón les asistía; y así podría señalarse una larga lista de intervenciones de este hombre que en muchas formas y maneras, la sociedad mexicana y en particular la iglesia evangélica fue afectada positivamente.

Algunos candidatos de diversos partidos políticos han visto con buenos ojos la influencia que la Tercera Iglesia ha tenido en la vida social de la zona. Han llegado a venir a las instalaciones de la iglesia a pedirle apoyo al pastor como líder social. Uno de ellos fue el Licenciado Hernán Cortés Barumen, en ese tiempo era precandidato a la gubernatura del Estado de Jalisco. Una de las hermanas de la congregación forma parte de su equipo de trabajo, y desde esa trinchera ella le comparte el evangelio y lo influencia con los principios del Reino. Algunos candidatos a Diputados de este Distrito también han solicitado el apoyo de la congregación; por su parte, el Licenciado Hernán Cortés, cuando era Presidente Municipal de Tlaquepaque, Jal., le dio en comodato por treinta y tres años a esta iglesia un terreno, a fin de que la misión de Las Pintas construya su templo.

La Tercera Iglesia se enorgullece también de tener gente que actualmente trabaja para el Gobierno Federal en el programa de Estancias Infantiles para Apoyar a Madres Trabajadoras por parte de la Secretaría de Desarrollo Social. Berenice Herrera Saijas tiene el privilegio de dirigir el programa en todo el Estado de Jalisco y además un buen grupo de profesionistas, hombres y mujeres de la iglesia colaboran con ella en esta honorable tarea. Ellos son: Juanita Rivera, Isabel Sebastián, Gabriela Hernández, Ada Cruz, Esther Cibrián, Ricardo Camarena. Cabe mencionar que han recibido honores y felicitaciones por su trabajo realizado en el Estado; a tal grado, que el modelo de trabajo que este equipo apostólico ha implementado en Jalisco, ha sido tomado como modelo a nivel nacional, levantando así el nombre de Jesucristo con la excelencia de su trabajo.

En los hechos históricos también ha quedado registrada la participación del hermano Herrera en tiempos de catástrofe. En las famosas explosiones del 22 de abril de 1992 en esta ciudad de Guadalajara, Jal., el pastor, aprovechando que en ese momento era el Secretario de la Alianza de Pastores de la Ciudad, y que en el momento de las explosiones el Presidente de la misma estaba desaparecido, él tomó el liderazgo y encabezó todos los esfuerzos evangélicos para apoyar en la emergencia. Además de su participación como líder de los evangélicos, él realizó tareas de manera directa repartiendo comida, removiendo escombros y ayudando en muchas otras tareas.

Además, fue invitado a Radio Universidad, en donde se le entrevistó con micrófono abierto al público durante cuarenta y cinco minutos seguidos. El propósito del entrevistador, entre otras cosas, era el de confrontar los puntos de vista del Cardenal Católico Juan Jesús Posadas Ocampo, ya que éste había hecho una desafortunada declaración señalando que lo acontecido era un juicio de Dios por el pecado de la ciudad; misma declaración que produjo un efecto social muy negativo en todo el país. El periodista, deseaba entonces, escuchar al líder evangélico más popular en ese momento para saber si coincidía con el juicio que había externado el Cardenal. Ante esta situación, el pastor fue muy cuidadoso de poner muy en alto el mensaje central del evangelio, en el sentido de que Jesucristo quiere encontrarse con el pecador para perdonarlo y salvarlo y no para destruirlo; sin pasar por alto una declaración clara y concisa respecto a que esa desgracia seguramente tenía responsables, aunque en ese momento no se conocían; pero el pastor fue contundente pidiendo que una vez que esos culpables fueran identificados plenamente, fueran llevados ante las autoridades correspondientes.

Esto motivó una reacción muy favorable de toda la radio audiencia, felicitándolo públicamente y realzando tanto la declaración como los trabajos de auxilio que el pueblo evangélico estaba haciendo. Cabe señalar, que en un momento de la entrevista, uno de los periodistas que estaba en la cabina hizo un señalamiento muy fuerte en contra de la Iglesia Católica, afirmando que hasta ese momento a los únicos cristianos que se les miraba haciendo trabajo de auxilio y apoyo a los damnificados, eran los cristianos evangélicos, pastores y laicos; pero que por lo contrario, no se había visto hasta ese momento a ningún líder católico realizando alguna tarea semejante. En el libro, que sobre el particular publicó el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), intitulado QUIÉN NOS HUBIERA DICHO, Guadalajara, 22 de abril, (Padilla y Reguillo, 1993, pp. 339-354), el nombre del hermano Herrera aparece como líder de la iglesia evangélica en Guadalajara, y en donde se hace constar la importancia de su participación en ese triste momento de la ciudad. Un ejemplar de ese libro le fue obsequiado por dos de las autoras a nuestro hermano, y en la nota dedicatoria se lee lo siguiente:

Septiembre 6 de 1993

Nicolás:

Como una muestra de Agradecimiento por su generosa Y desinteresada ayuda; sin Su valiosa cooperación no Hubiéramos podido escribir El ensayo aquí presentado.

Con mucho afecto

Patricia y Mirna


En otro caso, cuando tomó fuerza una propuesta de ley para aprobar el aborto en el Estado de Jalisco, el hermano Nicolás se unió al movimiento llamado Mexicanos a favor de la Vida, el cuál luchó tenazmente porque se eliminara toda iniciativa a favor del aborto, haciendo algunas manifestaciones masivas por las calles y plazas, así como presencia activa dentro del recinto del Congreso del Estado. Este movimiento causó un impacto social muy significativo en la vida de los jaliscienses dando como consecuencia que los legisladores acordaran revocar dicha iniciativa.

En los medios de comunicación también se ha logrado transmitir el mensaje del evangelio de diferentes maneras. El pastor ha sido invitado a predicar a la televisora cristiana Enlace y también ha ministrado a todo el equipo de trabajo de dicha televisora aquí en Guadalajara, Jal. Los jóvenes Miguel Pérez, Vicky Pérez, Óscar Pérez, Francisco Morán, Perla Cervantes, Jonathan García y Sinahí Pérez también fueron invitados a esta televisora como parte del grupo musical que se tenía llamado Grey. Su música se transmitió en el programa juvenil llamado Retorno 360 que se transmite en diferentes países de Latinoamérica. También en la radio secular se llegó a transmitir esta música con algunas entrevistas en vivo hechas a los integrantes. Después participaron en este grupo también Gerardo García, Christian Galván y Víctor Ríos. Es una bendición poder influenciar los medios masivos de comunicación con un mensaje positivo. Pronto la Tercera Iglesia podrá tener su propio espacio virtual para comunicar al mundo las bendiciones recibidas.

Algunos músicos han destacado por tener participación en eventos conmemorativos en diferentes campos de la educación. Llegaron a tocar y cantar en la Escuela Normal Superior de Jalisco, donde la señorita Vicky Pérez también funge como maestra de canto. Miguel Pérez también llegó a participar con el coro monumental del Tecnológico de Monterrey en un evento social llevado a cabo en el nuevo estadio Omnilife. Otra esfera social que se busca alcanzar, y que ya se comienza a tomar poco a poco, es la de la educación en diferentes niveles. Se cuenta con personal capacitado que empieza a brillar en la docencia de la Universidad de Guadalajara, como lo es el caso de la hermana y maestra Rosaura Pérez Arvizu; en las secundarias están Esther Hernández y Perla Cervantes; y en las primarias comienza a trabajar Vicky Pérez.

También en el campo del teatro se ha logrado influenciar a la sociedad con un mensaje provechoso. El hermano e hijo del pastor, Eliab Herrera Saijas escribió y grabó una obra de teatro alusiva a la navidad llamada El niño de Belén. Ésta se llegó a presentar en diversos centros comerciales, en el Parque Planetario del Ayuntamiento de Guadalajara y albergues de niños. De esta manera, se dio testimonio del Señor en diferentes lugares, que de no ser a través de estas estrategias, no se habría podido lograr.


PROYECTOS MUSICALES

Desde sus inicios, uno de los ministerios en los que ha sobresalido la Tercera Iglesia, ha sido en el ministerio musical. Gracias a Dios esta iglesia ha sido dotada de personas con una gran capacidad y talento. Los hermanos Teresa y Rubén González, siguen ministrando con sus dones musicales, ahora en la misión de la iglesia que se encuentra en Las Pintas. Además de su servicio en la congregación, han grabado algunos cassettes y CDs que han sido de mucha bendición. Uno de ellos fue dedicado especialmente a las madres.

Eliab Herrera ha contribuido en la iglesia local, a nivel distrital y a nivel nacional, para que la Iglesia Apostólica mejore en los aspectos tanto musicales como en la calidad de equipos de audio y sonorización. Además de trabajar como líder de alabanza en la Tercera por algunos años, llegó a organizar eventos de músicos, campamentos y clínicas de música y audio en el Distrito de Guadalajara. Fue uno de los iniciadores de la Academia de Música Cristiana; una escuela que promueve la capacitación profesional de los músicos de las iglesias y que además ofrece los cursos para lograr la excelencia musical. Eliab ha contribuido en la sonorización de audio en las convenciones distritales y nacionales por mucho tiempo. También, por algunos años estuvo organizando el congreso nacional llamado Impacto Davídico (evento de músicos y cantantes de la Iglesia Apostólica).

Con el apoyo de algunos músicos de la Tercera y con otros músicos de otras iglesias del Distrito, Eliab formó un grupo llamado A3 y grabó un proyecto musical intitulado Con amor para ti, alusivo al compromiso del amor de pareja. La mayoría de los cantos fueron completamente inéditos y de buena calidad musical. Ahora, Eliab es maestro de música en una de las escuelas más renombradas en la ciudad y continúa sirviendo a Dios en su ministerio de audio y sonorización en los diferentes eventos cristianos a los que se le invita. La hermana Judith Herrera, además del gran ministerio que Dios le ha dado en diversos campos, grabó también un disco intitulado ¿Cómo será?, en el cual ella expresa la gran devoción que tiene por el Señor.

Aunque ya se escribió un poco sobre el grupo musical Grey, compuesto por algunos jóvenes de la iglesia, sólo queda decir que ellos grabaron dos proyectos: El primero se llamó Siguiendo tus pasos, y el segundo llevó el nombre de Mi necesidad. Su música se ha escuchado en diferentes iglesias, en la radio y en la televisora cristiana Enlace. Actualmente el líder del grupo, Miguel Pérez, comienza a grabar como solista una producción más profesional que se llamará Eres todo para mí. No está de más decir que algunos jóvenes músicos de esta iglesia han sido invitados a participar en diferentes eventos de la denominación. Tal fue el caso del primer congreso nacional de adolescentes llamado Generación Extrema, en el cual estuvieron ministrando como grupo base del evento. También han apoyado en Convenciones Distritales y en congresos del Ministerio RHEMA; y también participaron en el último congreso general de jóvenes llamado Arquitectos del Nuevo Edificio. Gracias sean dadas a Dios por cada uno de estos hermanos que han levantado el nombre de Jesús y el de la Tercera Iglesia con su talento.


INFLUENCIA EN LA DENOMINACIÓN

Como parte de la Mesa Directiva General, como ya se ha escrito un poco y como se verá más adelante, el hermano Nicolás Herrera Ríos ha sido de gran influencia para que la institución ahora sea una de las más relevantes en México. Muy poca gente sabe que a principios del año de 1995 el hermano Herrera estuvo organizando una serie de congresos que él llamó De renovación espiritual de la Iglesia; en estos se hablaba de la crisis que estaban viviendo las diversas denominaciones evangélicas más antiguas, y que la nuestra ya empezaba a contagiarse de eso, pues había perdido su dinámica pentecostal, y con eso había venido también un deterioro en el crecimiento numérico, en la santidad, en la ética de los pastores y en toda una gama de aspectos que daban como resultado una situación cada vez más difícil de nuestra Iglesia.

Muy pocos le hacían caso al pastor Herrera, siendo algo así “como la voz que clama en el desierto”; más bien la respuesta era de rebatirlo; pero el hermano Raúl Murillo Guerra, quien fue un amigo muy cercano del hermano Herrera se dio cuenta de la validez y de lo pertinente de la argumentación que el hermano Nicolás presentaba; fue así que cuando se llegó el momento el hermano Murillo habló con el hermano Herrera acerca de que iba a tomar todas esas ideas y las iba a presentar en un proyecto mejor elaborado, y que las iba a dar a conocer como una iniciativa de él para que no fueran rechazadas por el cuerpo episcopal. Así nació el Proyecto Excelencia.

Como Obispo Presidente fue el promotor directo para que iniciara un ministerio a nivel general con las mujeres de la iglesia apostólica: El ministerio RHEMA de la oración. Su hija Judith Herrera fue también de las fundadoras, y ahora forma parte de dicho ministerio; la vida de Judith, su mensaje y su pasión han sido de gran bendición en diferentes partes de la República Mexicana y en Estados Unidos de América. También el hermano Nicolás, a la par del Reverendo Isidro Pérez Ramírez, iniciaron lo que hoy se conoce como FREINTADO (Frente Internacional Apostólico de Oración); aunque se presentaron algunas dificultades para comenzar el ministerio, la convicción que se tenía fue más grande que cualquier otra cosa. Las instalaciones de la Tercera Iglesia de Guadalajara fueron testigos de este inicio glorioso, ya que allí se llevaron a cabo las primeras reuniones con diversos pastores del país que se identificaban con el movimiento. Ahora este ministerio sigue tomando nuevas fuerzas y sigue transformando la vida de la iglesia en las áreas de la oración, derramamiento del Espíritu Santo y las sanidades.

El joven Óscar Pérez ha sido invitado a ministrar en algunos eventos juveniles: En el primer congreso nacional de adolescentes Generación Extrema y en el congreso nacional de jóvenes Arquitectos del Nuevo Edificio. Ahora colabora en la coordinación juvenil a nivel Distrital que promueve las RCM (Red de Células de Multiplicación) y el liderazgo en los jóvenes. Miguel Pérez coordina también en el Distrito el ministerio de Artes, el cual impulsa la excelencia musical, teatral y coreográfica. Algunos jóvenes de la Tercera fueron invitados a participar con su grupo de teatro en el congreso juvenil nacional Radicales que se celebró en la ciudad de Monterrey, N. L. Por algún tiempo la hermana Judith Herrera fue invitada a tomar la dirección de los adolescentes en el Distrito de Guadalajara, aceptó el reto y apoyada por un equipo de la congregación, organizó algunas actividades que apuntaban a los objetivos; una de estas actividades fue un campamento Distrital que reunió a más de 200 muchachos.

La Tercera Iglesia ha aportado buenos elementos también en el área administrativa de la Iglesia a nivel general. Un buen número del personal que actualmente trabaja en las oficinas generales son miembros de esta iglesia. La joven Rosy Collaso trabaja como secretaria del Obispo Presidente de la Iglesia; Silvia Castañeda López, quien es la encargada del Departamento de Literatura; Rosy Alvarado, en las Secretarías de Educación Cristiana y Asistencia Social; Lupita Benavides, labora como Asistente de Tesorería; Abigail Favela como auxiliar del Secretario General; Miriam Ávila como secretaria del Tesorero General; y la hermana Ana Rosa Martínez como encargada de intendencia. También es bueno mencionar que en el Albergue Mi Hogar, proyecto que impulsa la Secretaría de Asistencia Social, han trabajado hermanos de esta congregación que muy abnegadamente se han entregado por esta noble causa. Mención especial merece la joven Marisol Pérez Ramos, que ha colaborado desde hace ya algunos años dejando de lado sus intereses personales. También estuvieron apoyando en esta noble causa Ricardo Robles, Teresa Zárate, Ana Rosa Martínez, Esteban Sánchez y Alejandro Grajeda.


HACIA UN HORIZONTE SEGURO

Teniendo presente que todos los inviernos que metafóricamente representan el fin de la vida y por lo tanto la época más dura y más difícil de todo ser viviente, uno a uno ha tenido en contraposición su respectiva primavera; que a su vez, representa también, metafóricamente, el inicio de una nueva vida, con sus flores y sus aromas y con el verde colorido de los nuevos retoños llenos de vitalidad, que presentan ante el feliz espectador un sinnúmero de nuevas ilusiones, metas, propósitos y anhelos. Es definitivo: Hay tiempo para morir; pero también hay tiempo para vivir. Ha habido tiempo para equivocarnos; pero también ha habido tiempo para sentarnos y reflexionar; y acto seguido levantarnos con la frente en alto con la firme decisión de continuar adelante creyendo sin titubear en que Dios, siendo fiel, nos acompañará por el resto del camino mientras estemos con vida; pero aún más allá, la Iglesia seguirá viviendo; y por lo tanto, el nombre del Señor seguirá siendo glorificado a pesar de las limitaciones que nuestros sucesores, seguramente habrán de tener como todos los humanos desde el tiempo de Adán. Cerramos este capítulo El Año de las Realizaciones viendo el futuro con optimismo; pues no tenemos ninguna razón ni ningún motivo para estar deprimidos o pesimistas: ¡Dios está con nosotros! ¡Nuestro refugio es el Dios de Jacob! La Iglesia está viva porque por sus venas corre la sangre de Cristo y el espíritu que le da vida es el mismo Espíritu Santo de Dios.