Distrito La Paz:Contexto histórico

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A mediados del año 1921, salió para el pueblo de Santa Rosalía, B. C. Sur, México el Ministro Ramón Díaz Ocampo y donde ayudo al hermano Gregorio Domínguez y allí permaneció hasta el mes de noviembre del año de 1922. Nació en Milpillas, Estado de Zacatecas, México., el 30 de Agosto de 1897.

La historia inicia en la Cd. De Tijuana en los años 50´s y parte de este relato histórico se lo debemos de propia mano de nuestro Hno. [[Rev. Marcelo Pacheco Álvarez.]] ‘‘‘Nuestros Inicios, el mover del Espíritu Santo: ‘‘‘

Nuestra historia nace en la 1ra. Iglesia en Tijuana, B.C. y acudo al texto que de puño y letra escribe nuestro hno. Marcelo Pacheco Álvarez, que realizo en el año 2002 al celebrarse los 50 años del Evangelio en B.C.S., y donde un servidor vivió esos momentos. Después de que se estableció la Iglesia en Tijuana, Tecate y Ensenada; se contaba ya con varios templos y un buen número de ministros. Entonces se pensó en extender el trabajo de evangelismo a la parte sur de la península. Los medios económicos para ello, eran muy escasos. Hubo algunos hermanos y ministros como el hno. José Esquer Barrera, el cual era originario de La Paz, B. C. S. Ellos realizaron algunas visitas en vía de exploración, estos hermanos informaron cuales eran los inconvenientes: Las carreteras eran solo veredas poco transitadas, la distancia entre Tijuana y la capital de La Paz es de unos 1,700 km aprox., el clima era inclemente, la falta de agua, de gasolina y alimento por mencionar algunos. Aunque la tarea no era sencilla se creyó que Dios daría lo necesario para llevar a cabo su bendita obra. ‘‘

PLAN DE TRABAJO

El Obispo del Distrito Hno. Telésforo Lozano Martínez y el Anciano del Sector Hno. Antonio Contreras Luna (ambos ya finados) en 1951, con el mover del Espíritu Santo y la anuencia de todos los ministros, formaron un comité de Evangelización con el propósito de reunir lo necesario para enviar y sostener a un ministro en la ciudad de La Paz para que iniciara y estableciera una Iglesia y para que dicho comité funcionara, se convino en que cada hermano diera una aportación de $50.00 Pesos Moneda Nacional anualmente en calidad de benefactor. El Obispo, los tres representantes de las Federaciones o quienes él Obispo designara, harían una gira por todas las iglesias para recoger las aportaciones, dejando esto resultados muy satisfactorios. Cuando todo esto estuvo preparado, se procedió a buscar con la dirección del Espíritu Santo, a la persona que aceptara tal responsabilidad.

LA ELECCION DEL MINISTRO Aprovechando que en el mes de Abril de 1952 se celebra la Convención Distrital en Mexicali, B.C., se llevó a cabo dicha elección en la noche del 19 de Abril, en la 1ra. Iglesia de Mexicali. Ya una vez en reunión ministerial, el Obispo presentó el proyecto, el cual fue aprobado por todos. Dijo el Obispo: "Necesitamos un Ministro que se vaya en calidad de Misionero a La Paz", reino un profundo silencio... ¡nadie respondió! ; hablo por segunda vez y tampoco hubo respuesta. Esto había tomado por sorpresa a todos, y en realidad no era fácil decir “Yo voy”. En virtud de que no hay ningún voluntario, dijo el Obispo, tendremos que hacer una designación. El ambiente en esta reunión se puso estresante y al decir esto, se sintió aún más grande la tensión. Enseguida se llamó a cuatro de los presentes a quienes se les pidió consentimiento para participar en un sorteo (como dato: antes de aceptar se debió tomar en cuenta la opinión de las esposas, lo cual se omitió), en el entendido de que, si el Espíritu Santo así lo indicaba a traves de la suerte, iría a ese lugar a trabajar. Los cuatro ministros estuvieron de acuerdo. Los ministros propuestos fueron los siguientes: Manuel Mora Gudiño, Fernando Cota, Francisco Meza Ramírez y Marcelo Pacheco Álvarez. Terminada la reunión se inició el culto pentecostal nocturno, para esa hora las esposas ya estaban enteradas y se oían los comentarios a favor donde unas aceptaban y donde otras en contra se inconformaban, pero la decisión ya estaba tomada. A su tiempo el hno. Felipe Rivas Hernández, entonces Obispo Presidente en México, tomó la palabra para explicar lo que el Espíritu Santo le indicaba la forma en que se haría el sorteo y antes de proceder dijo. “en lugar de enviar a un ministro, mejor eran dos que uno y así se haría”. Coloco en un vaso los cuatro nombres, los llamó al frente, se oró por ellos y poniendo en práctica el sistema Apostólico: Hechos 1:24 y orando dijeron: “Tu Señor que conoces los corazones de todos, muestra los dos que has escogido”. Después de la oración llamaron a una niña llamada Olga Uribe Rodríguez, para que sacara los papelitos que contenían los nombres de los dos ministros que se enviarían. La dinámica seria así; Dijo el hno. Rivas. “Los que contarán serán el primero y el tercero, y el primero fue el hno. Marcelo Pacheco Álvarez y el tercero el hno. Francisco Meza Ramírez”. De esa manera fue como entre risas, llantos y emociones fuimos designados por el Espíritu Santo, dice el hno. Marcelo Pacheco Álvarez para esa gran responsabilidad; salir al campo a trabajar por el Señor.

Relato. Nuestro Viaje por Marcelo Pacheco. ‘‘‘ Desde esa fecha empezamos a preparar nuestro viaje a la ciudad de La Paz. Sabíamos que el camino era penoso y difícil, y más que todo desconocido para los dos ministros, pero siempre creíamos que el Espíritu Santo el que nos enviaba a ese lugar, nos ayudaría y e iría con nosotros para suplir nuestras necesidades. Basados en esa fe y confianza nos apoyamos para desprendernos de las cosas que en Tijuana teníamos para empezar de nuevo en ese lugar desconocido. El día 1 de Julio de 1952, nos reunimos en la Primera Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús de Tijuana, con un regular número de hermanos, quienes con un breve culto pentecostés nos despidieron encomendándonos en las manos del Señor. Nuestras esposas no nos acompañarían en ese primer viaje, así se había acordado y después ellas lo harían por avión, pues era muy pesado hacer el viaje por tierra, cosa que nosotros agradecimos mucho. Una vez realizado el viaje nos encontramos con problemas y cuando nos pasaba algo grave en el camino el hno. Meza me decía: “si vinieran las hermanas con nosotros, ya hubiéramos celebrado un culto fúnebre con ellas”. Claro que esto lo decía en broma, esto caracterizaba al hno. Meza. Viajamos por tierra en un vehículo marca Plymouth 1938, iba equipado con sus cuatro llantas más tres que llevábamos de refacción, pero después de nueve días de camino cuatro llantas quedaron sin servir y ya no podíamos continuar. Ese día amanecimos sin saberlo cerca de una casita donde se veía poco movimiento, luego vimos a un señor que al parecer, andaba preparando algo para encender el fuego de la cocina; esto desde luego nos alentó ya que no habíamos cenado la noche anterior y teníamos hambre, al llegar a su casa le pedimos que nos vendiera algo para desayunar lo que hizo de muy buena manera. Una vez adentro oramos al tomar los alimentos y le hicimos saber al señor que nos atendió que, éramos ministros de la iglesia Apostólica y que íbamos para la ciudad de la Paz con la misión de trabajar en aquella ciudad. En la charla que mantuvimos con el señor, le comentamos que si él nos podía vender una llanta le podíamos incluso llevar a la ciudad si así lo deseaba. Nos mencionó que no podía venderla pero, que en cambio, nos la podría prestar con el fin de que lo lleváramos. Al salir de allí le preguntamos qué cuanto tiempo tardaríamos en llegar, eran como las siete de la mañana y nos dijo: “como faltan todavía 250 km, pienso que podrían llegar a la mitad del sol”. Salimos de allí y caminamos como tres horas y fue de batallar todo el camino, como ya andaban haciendo la carretera, teníamos que caminar por desviaciones muy arenosas y el carro no podía caminar sin hundirse en los médanos. Nuestro acompañante dijo: “señores, hasta aquí los acompaño, creo que ni para mañana llegamos a La Paz, ya saben que al llegar allá, me dejan la llanta en un Hotel que está en la calle Madero” y nos dio nombre y dirección del mismo; no supimos con quién o como se fue, pero él se fue. Para cuando el sol se puso solo habíamos caminado 150 kilómetros y ya solo nos faltaban 50 para llegar al camino pavimentado ya que venían trabajando de sur a norte la carretera. Esa noche ya tarde llegamos a un ranchito donde pedimos nos permitieran dormir en uno de los saloncitos de una escuela que estaba casi en ruinas; ya cansados buscamos donde cenar para luego descansar que buena falta nos hacía. A otro día por la mañana, nos encomendamos al Señor y emprendimos el camino, el problema siguió cuando menos lo esperábamos, nos hundimos en los médanos. Fue allí donde nos dimos cuenta que la batería del vehículo estaba muy débil por la falta de carga, el generador no estaba funcionando. En esa ocasión ya casi salíamos del médano cuando el vehículo se calentó demasiado y ya no pudo encender el motor; a distancia se veía que nos faltaban unos metros para alcanzar terreno firme donde podíamos empujar el vehículo para que encendiera; cuando no encontrábamos que hacer, orábamos al Señor Jesucristo y le dijimos: “Señor, envíanos a alguien para que nos ayude a salir de este lugar”, al terminar la oración, vimos a lo lejos un jinete que montaba una hermosa y fuerte mula y dijimos: “ ¡Gracias a Dios!”, luego lo llamamos y le ofrecimos darle lo que nos cobrara por sacar el vehículo donde estaba hundido. Cual sería nuestra decepción cuando nos dijo: “señores, siento mucho no poderles servir, es que esta bestia es nueva en el trabajo apenas la ando amansando, en eso que nos decía el señor y accionaba con sus manos la mula la cual se inquietaba y fue necesario retirarla del vehículo al que parecía tenerle miedo. El señor se retiró con su mula y nosotros nos quedamos con nuestro problema. Teníamos que retirar con una pequeña pala que llevábamos bastante arena hasta lograr empujar el vehículo y llegar a la parte firme. No era muy fácil mover con la pala tanta arena pues nos llevó poco más de dos horas, por fin terminamos bien agotados y con hambre. Ya era la última etapa del camino, salimos con felicidad y al poco andar encontramos ya la carretera pavimentada, casi no lo podíamos creer, lloramos de gozo ya nos sentíamos en la Ciudad de La Paz y así descansar de tan largo camino. Se nos presentó la última prueba, faltaban solo 28 kilómetros para llegar, cuando se nos acabó la gasolina. Eran las tres de la tarde, el sol se sentía aún bastante fuerte. En ese tiempo transitaban muy pocos vehículos por la carretera y no había esperanzas de que alguien nos prestara ayuda y solo perderíamos el tiempo esperando. El hno. Meza me dijo. “Hermano, déjeme descansar un rato, luego voy a buscar gasolina” y yo le conteste: “mientras usted descansa, yo me voy, ore por mí para que Dios me bendiga y pronto regrese”. Tome en mi mano una lata para la gasolina, recogí del camino dos piedritas, las limpie lo mejor que pude y me las lleve a la boca para calmar mi sed puesto que ya tampoco teníamos agua. Camine unos 5 kilómetros y en ese trayecto salió de mis labios esta alabanza:

Suprema alabanza (57) CONCEDEME LLEGAR. Nota Aclaratoria del autor: en esta alabanza no lleva coro, alguien le coloco después esto.

llegué a un campamento donde un señor salía para la ciudad en un camión; me llevo hasta allá y conseguí la gasolina que necesitaba, ahora el problema era regresar, pero Dios que es tan bueno, Me proporciono todo lo necesario y poco antes de las cinco de la tarde, ya estaba de regreso; el Hno. Meza se sorprendió al verme llegar, se le pasó rápido el tiempo.


Hoy cuenta con apenas 18 años y siendo uno de los Distritos más jóvenes en formación, actualmente hay 23 Congregaciones y 3 Misiones. Nuestro territorio de alcance misionológico comprende en todo el estado de Baja California Sur, desde la media península en Guerrero Negro hasta Los Cabos. Inicia en Abril de 1952 el Trabajo misionero en La Paz, B. C. Sur, con el Mover del Espíritu Santo en el Distrito de Tijuana, B. C. Continuamos así como parte del Distrito de Tijuana y formamos parte del Presbiterio Sur, hasta que en una convención en Tijuana, B. C. el 7 de Octubre de 1982, se toma la decisión de que para una mejor atención y supervisión de la obra en el Presbiterio Sur(La Paz, B. C. S), el Distrito del Pacifico en Sinaloa tomaría la responsabilidad y así fue. Del 7 de Octubre de 1982 se inicia como parte del Distrito del Pacifico y formamos el Presbiterio La Paz, quedando al frente como Presbítero el Hno. Catarino (Fidel) González Palacios el cual duro 14 años al frente y le suple el hno. Oseas Flores Sáenz en el 24 de Octubre de (1992). El hermano Oseas Flores Sáenz entrega en el mes Junio de 1993; Llegando el Hno. Cruz Medina Pedroza como nuevo Presbítero y con miras a dirigir un nuevo Distrito en B. C. S; en calidad de Obispo supervisor. Es en la Convención Ministerial de Febrero de 1994 en la ciudad de Culiacán, Sin. Nace el Distrito La Paz y se designa al Rev. Cruz Medina Pedroza, como el nuevo Obispo Supervisor del Distrito "La Paz".

Los Pastores Fundadores en este Distrito "La Paz" son:

  • 1ra. La Paz Rev. Cruz Medina Pedroza. Obispo Supervisor.
  • 2da. La Paz Rev. Sergio Carrillo Quiñones. Secretario- Tesorero
  • 3ra. La Paz en formación Rev. Isidro Salgado Ayala
  • 1ra. Cabo San Lucas Rev. Oseas Flores Sáenz
  • 1ra. San José del Cabo Rev. Eduardo Lozano Chávez
  • 1ra. Cd. Constitución Rev. Néstor López Cruz.
  • 1ra. Cd. Insurgentes Rev. Misael González Palacios.